Egipto: “A partir de la revolución, hemos aprendido a estar unidos”. Entrevista

Mahienour El-Massry es una abogada egipcia y militante de los Socialistas Revolucionarios. Fue puesta en libertad recientemente tras su último período en la cárcel, después de haber sido detenida en varias ocasiones por su participación en la resistencia contra el régimen militar encabezado por el presidente Abdel-Fattah el-Sisi y su defensa de los derechos laborales y civiles. El-Masry ha continuado apoyando y asistiendo a los presos políticos, ya fuese dentro o fuera de la prisión.
En el séptimo aniversario de la caída del régimen de Hosni Mubarak, El-Masry fue entrevistada por el periodista e investigador Giuseppe Acconcia sobre la experiencia de la Revolución del 25 de enero de 2011 y el período posterior al golpe militar de julio de 2013, que derrocó al presidente Mohamed Morsi, de los Hermanos musulmanes, y que llevó al poder a el-Sisi.

El fiscal general de Egipto, Nabil Sadek ha iniciado una investigación contra 13 opositores, alegando que su llamamiento a boicotear las elecciones presidenciales de finales del próximo mes de marzo es un intento de «derrocar al régimen». ¿Qué opinas de estas elecciones?

No se pueden llamar «elecciones», son más bien un referéndum. Por lo tanto, vamos a boicotearlas. El único candidato es el-Sisi. Ya sabes lo que le pasó a todos los que querían presentarse contra el-Sisi: se dieron por vencidos.

Dos tenían formación militar: Ahmed Shafik, el primer ministro en el momento de la revolución; y el segundo fue Sami Hafez Anan, el ex jefe de estado mayor de las fuerzas armadas, en 2012.
La mayor parte del ejército apoya a el-Sisi, pero un pequeño grupo mantiene un conflicto interno dentro del ejército. Además, ha habido miles de personas que han sido pagadas para apoyar a el-Sisi. Y las elecciones se llevarán a cabo bajo el estado de excepción.

¿Habrá un candidato de la oposición o el-Sisi será el único candidato presidencial?

A el-Sisi, el dictador, le gustaría ser el único candidato en estas elecciones. Su idea de unas «elecciones democráticas» es tener un segundo candidato que no suponga ningún peligro. Por ejemplo, hace unos días, el partido liberal pro-Estado Wafd animó a presentarse a El-Sayyid el-Badawi, pero luego se retiró, porque Wafd está apoyando a el-Sisi.

Mientras tanto, Hesham Geneina, el auditor jefe de cuentas, ha sido detenido. Ha denunciado todo el dinero despilfarrado por la corrupción en Egipto. Como partidario de la campaña de Anan, fue golpeado y está en el hospital en situación muy grave.

El-Sisi no tiene ningún tipo de oposición, ni de los revolucionarios, ni de los que forman parte del propio Estado. He trabajado para la campaña Khaled Ali un tiempo, antes de que retirase su candidatura también.

He descubierto que las personas que reunieron los apoyos para el registro electoral de El-Sisi son generalmente muy pobres. Lo hicieron por 50 libras egipcias. Sin embargo, durante el proceso de registro, nos dijeron que el-Sisi es un ladrón y un dictador.

La popularidad de El-Sisi ha bajado y ahora está en un punto bajo. La situación es una de las más débiles del estado egipcio desde el 30 de junio de 2013. Es una oportunidad para el cambio.

Este es el séptimo aniversario de la Revolución del 25 de enero en Egipto que acabó con el régimen de Mubarak el 11 de febrero de 2011. ¿Puedes explicarnos el significado de aquellos días?

Fue uno de los mejores momentos que ha tenido el pueblo egipcio.

La falta de espacio político formal y la represión de las protestas en las calles desde 1952 dejaron un entorno apolítico en la sociedad egipcia. Por lo tanto, en 2011, la gente estaba harta del régimen de Mubarak, pero no tenía una alternativa política.

Por esta razón, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) estuvo en el poder más de un año después de la caída de Mubarak, y la mayoría de las iniciativas presentadas por los revolucionarios no se adoptaron. El primer presidente electo, Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, el único grupo político organizado importante en ese momento, no ganó por una gran mayoría.

Cuando analizamos la Revolución de 2011, el pueblo egipcio hizo grandes movilizaciones, pero cuando tenemos en cuenta lo que se debería haber hecho después, la gente estaba perdida. No teníamos una visión clara – estábamos divididos. La gente defendía la idea de la revolución, pero nadie pensaba que realmente sucedería durante su vida.

¿Facilitó ello que el ejército recuperase el poder con el golpe militar de 2013 contra Morsi?

En realidad, la Hermandad Musulmana dividió a los revolucionarios. En realidad, no creen en la idea de la democracia. Esto allanó el camino para el golpe del 3 de julio, organizado por el ejército y los remanentes del régimen de Mubarak.

Lo que ocurrió después del 3 de julio de 2013, ha sido la peor época que ha conocido Egipto, incluso en comparación con antes de la revolución.

Sin embargo, el golpe se inició con la idea de dividir a la gente. Por ejemplo, entre los que se llamaban a sí mismos izquierdistas, había quienes apoyaron al ejército – eran islamófobos y tenían mucho miedo a los Hermanos Musulmanes – y quienes estaban totalmente en contra de lo que sucedió después del 3 de julio y lo consideraban un golpe contra la voluntad del pueblo.

El momento más horrible fue la matanza de Rabaa. Desde entonces, todos los espacios públicos han sido cerradas, y el ejército ha demostrado que el-Sisi no permitirá ningún otro poder que no sea el del propio ejército. Después de la matanza de Rabaa, se produjo una enorme represión de los movimientos políticos y civiles. Después de acabar con la Hermandad Musulmana, fueron reprimiendo grupo tras grupo.

¿Qué opinas del comentario de El-Sisi de que los «derechos humanos occidentales» no son aplicables a Egipto?

No cree en los derechos humanos. Dijo que deberíamos hablar de educación o de sanidad, porque somos pobres, pero no de derechos humanos – como si la educación no fuera parte de los derechos humanos también. Así es como funciona el ejército.

El-Sisi dice que está luchando contra el terrorismo, por lo que no debe haber nadie que exija democracia, la apertura de espacios públicos o derechos humanos. Esta es la forma en que trata a Egipto – como si los principales enemigos fuesen los derechos humanos y los egipcios que piden sus derechos.

Has quedado en libertad hace unas semanas. Cuéntanos tu última experiencia en la cárcel.

Me encarcelaron sólo dos meses esta vez. Estuve en las prisiones de Al Qanater y Damanhour.

Ha sido la primera vez en la cárcel de Damanhour, donde las condiciones son cada vez más degradantes. Habían sido malas cuando mi primera detención, pero ahora son mucho peores. El número de mujeres en cada celda es de media 32, en una celda de 6 por 4 metros. Cada persona dispone de alrededor de 30 centímetros, un espacio muy pequeño para sentarse y dormir. Las condiciones en la prisión son muy malas.

El número de personas detenidas en Egipto ha aumentado en los últimos años. Desde los últimos años de Mubarak, no había habido ejecuciones, a pesar de haber condenados a muerte. Pero después del golpe de estado de 3 de julio de 2013, el número de ejecuciones y personas condenadas a muerte han aumentado sustancialmente. No sólo estamos hablando de presos políticos, sino también de presos comunes que han sido ejecutados.

Por supuesto, la atención médica en prisión es horrible. Una mujer murió porque no le permitieron ir al hospital. Se desmayó por la noche después de que las puertas de la prisión se cerrasen.

Además, existe esta terrible idea de la incomunicación de los presos políticos. Esto le ocurrió a Sarah Hegazy, una chica detenida por izar la bandera arco iris durante un concierto en otoño de 2017, y ha estado aislada durante todo este tiempo.

El número de mujeres prisioneras políticas está aumentando. Tememos incluso por aquellas que han sido absueltos – al igual que por cuatro hombres en El Cairo que hace aproximadamente un mes quedaron en libertad bajo fianza – pero todavía están en la cárcel.

Esto demuestra cómo van las cosas en Egipto.

Ha habido huelgas de trabajadores en El Mahalla el Kubra y Alejandría. Están activos los movimientos de trabajadores en este contexto de represión?

El régimen está cerrando los espacios públicos, pero los movimientos de los trabajadores no han desaparecido. En Mahalla El Kubra y Alejandría, los trabajadores están tratando de conquistar sus derechos.

Pero el régimen es muy brutal. Se introdujeron modificaciones en la ley sobre los sindicatos, que prohibió los sindicatos independientes desde diciembre pasado. Algunos trabajadores se enfrentan a juicios. En Alejandría, tenemos 21 trabajadores que están imputados ante los tribunales militares por su participación en huelgas en los astilleros de Alejandría.

La policía actúa muy duramente contra los movimientos de trabajadores. Intentan detener a los dirigentes obreros y acabar con los sindicatos independientes, que son la mejor arma de los trabajadores  para exigir sus derechos laborales.

Has sido detenida por participar en el movimiento en defensa de Tirán y Sanafir, dos islas en el Mar Rojo que el régimen de El-Sisi ha entregado a Arabia Saudí. ¿Las protestas contra la decisión de el-Sisi han acabado?
El movimiento en defensa de Tiran y Sanafir han sido muy importantes. Fue una oportunidad excepcional para la oposición para demostrar que el-Sisi es un traidor. El ejército y el-Sisi argumentaron que los Hermanos Musulmanes habían sido apoyados por Qatar – pero este asunto demostró que el verdadero traidor es el-Sisi.

Por primera vez después de la Revolución del 25 de enero, la gente salió a las calles de nuevo. Pero se ha mantenido como un caso judicial. No lo aprovechamos para hablar con la gente acerca de las políticas del Estado y la agenda neoliberal que el-Sisi está implementando.

Pero creo que ha generado una pequeña grieta en el régimen egipcio. Si la gente pensaba que el ejército egipcio, al menos, protegía la unidad nacional, tendrán que cambiar de opinión después de Tiran y Sanafir.

Tenemos que empezar a pensar que Tirán y Sanafir era parte de un gran plan para normalizar las relaciones con Israel. Deberíamos haber construido más sobre este movimiento. La decisión de Khaled Ali de presentarse como candidato presidencial estaba relacionada con esto. Como abogado, ha defendido la idea de la unidad de las tierras de Egipto.

¿Qué opina de los recortes en los subsidios del gobierno por las exigencias del préstamo del FMI a Egipto, y qué significa esto en términos de movilización?

Debido a los préstamos del FMI, ha habido medidas de austeridad. La idea de recortar cualquier tipo de subsidios, mientras que los precios del petróleo y el gas aumentan, lo que está causando una gran agitación en Egipto. La gente está sufriendo mucho.

Esto erosiona la popularidad de el-Sisi. Muchas personas consideran que han sido traicionadas por el régimen. El-Sisi está perdiendo a sus aliados, como muchos empresarios que estaban en contra de la revolución. Ahora están sufriendo los altos precios.

La popularidad de el-Sisi ha ido disminuyendo en todos los sectores en Egipto, incluso en los sectores considerados pro-estado. Sin embargo, cuando estábamos conmemorando la revolución el año pasado, la gente no tenía los mismos sentimientos que este año. Había melancolía. Este año el pueblo egipcio están pensando en cómo organizarse de nuevo, para enfrentarse al régimen de al-Sisi.

Ha habido nuevas protestas en Túnez y otros países del norte de África. ¿Cree que ello puede desencadenar nuevos movimientos sociales en Egipto?

Cuando estallaron las protestas en Túnez, los egipcios pensaban: «esto afectará a Egipto”. No estoy de acuerdo, pero creo que el pueblo egipcio comenzará a moverse pronto.

El estado tiene un firme control sobre la sociedad y la gente tiene miedo de la reacción del ejército frente a cualquier tipo de oposición. Por otro lado, la gente está harta del régimen. Quieren cambiar y tener una alternativa clara.

Lo intentaron con la Revolución de 2011. Nuestro deber ahora es organizar un frente unido. La gente se movilizará y la reacción del estado será violenta y brutal. Vamos a pagar con nuestras vidas la defensa de las cosas en las que creemos. Pero ya se anuncia una nueva sociedad con una nueva estructura social.

Fuente: https://socialistworker.org/2018/02/16/from-the-revolution-we-learned-to-be-united