Brasil: Organizarnos para enfrentar al fascismo

Pasadas las elecciones y con la victoria de Jair Bolsonaro, es necesario marcar las responsabilidades del proyecto político adoptado por el falso progresismo del PT y sus aliados, analizar el proyecto político reaccionario del presidente electo y la necesidad de fortalecer la movilización y la contracción de una verdadera alternativa política de izquierda para enfrentar al fascismo..

En el marco de un proceso electoral totalmente viciado, antidemocrático y rellenos de crímenes electorales, ignorados por el Tribunal Superior Electoral y otras instancias judiciales, la victoria de Bolsonaro pone en jaque derechos conquistados, con mucha sangre derramada, por las calles de nuestro país. Es una victoria que pone en riesgo la  existencia de los pueblos indígenas, quilombolas[1] y de todos los sectores oprimidos.

Estamos en vísperas de comenzar la transición entre el gobierno de Michel Temer, fruto de un golpe institucional, y el futuro gobierno democráticamente elegido y liderado por el protofascista Bolsonaro. El gobierno de Temer fue marcado por el golpe brutal a los derechos laborales, a través de la «reforma» laboral aprobada, que precarizó las condiciones de los trabajadores y las trabajadoras. El futuro gobierno de Bolsonaro coloca las riquezas nacionales en el mostrador del negocio internacional, como fue en Valle del río Doce, somos entregados al mercado extranjero al precio de una banana, hiriendo gravemente nuestra soberanía nacional.

Como lo planteamos durante toda la campaña, la responsabilidad del PT y sus sectores aliados para abrir la puerta a este escenario, es indiscutible. Su falso progresismo de izquierda, que se adaptó, ni bien llegó al gobierno a un proyecto neoliberal, es hoy la contra cara del rápido ascenso fascista al poder. Tenemos que reconocer que la población brasileña está frustrada, al cabo de 14 años de gobiernos petistas sumidos en la corrupción y que promovieron acciones que golpearon de frente con toda su historia de luchas sociales, como fue la reforma previsional de 2003 y la ley antiterrorista 2016. Las fallas al no saber escuchar y dialogar con las calles durante las Jornadas de Junio ​​en 2013, así como las represiones contra aquellos que estaban en las calles protestas, fueron claros signos de que el modo petista de gobernar estaba siendo cuestionado, y se corroboró con los ajustes promovidos por el segundo gobierno Dilma. Tenemos una población cansada de observar una casta política que lleva al país hacia un estancamiento y como se dijo anteriormente, nunca se apoyó en la movilización de las bases sociales.

Como ya citamos anteriormente, no podemos pasar estas elecciones sin dejar de marcar toda la parcialidad del Superior Tribunal Electoral ante graves violaciones de las leyes electorales por parte del candidato Jair Bolsonaro. Así como de la vista gorda, por parte de la justicia, a casos como los dichos del diputado Eduardo Bolsonaro donde afirmó que «para cerrar el Superior Tribunal Federal basta un soldado y un cabo». Así como dejar claro esta parcialidad, es nuestro deber divulgar todas las formas de utilización de las instituciones para la persecución de militantes contrarios al candidato elegido, como fueron los casos de búsquedas y aprehensiones de materiales a favor del candidato Fernando Haddad (PT) dentro de los espacios de formación, como Universidades públicas; la censura que sufrió la Facultad de Derecho de Río de Janeiro cuando su director se vio obligado a retirar la bandera «Derecho Antifascismo» que estaba colgada en la entrada de la Universidad, bajo pena de detención de 1 a 6 año. Estas claras violaciones de libertades de pensamiento, expresión y militancia política, apoyadas y promovidas por agentes de las instituciones judiciales brasileñas van en la línea y comunican el carácter autoritario de varias declaraciones de Bolsonaro. También no podemos dejar que se olviden las promesas de campaña hechas por el candidato electo Jair Bolsonaro, que en las últimas semanas prometió «barrer a los rojos del país», y que para opositores sólo existirán dos alternativas, salir del país o la cárcel. Es necesario recordar también las afirmaciones que realizó diciendo que su gobierno no tendrá ni un Real para invertir en Derechos Humanos, y levanta la liberad del porte de armas.

Es necesario decir que desde el regreso a la democracia en Brasil, esta fue la elección presidencial con mayor número de personas que no fueron a votar y de votos blancos y nulos, llegando al número de 30 millones. Reflejo de la polarización entre el extremismo y la incredulidad en la política y su sistema fallido y antidemocrático.

Ante el nuevo escenario, como militantes que construimos una alternativa política de izquierda tenemos un desafío muy grande, el primero es conseguir transmitir a las mayorías populares que se pusieron de pie contra el fascismo, que este es el momento de profundizar la movilización y fortalecer una organización, por fuera del PT, como una verdadera alternativa de izquierda, feminista, laica y socialista. Este es el camino que definimos asumir a partir de la Alternativa Socialista, y consideramos que debe ser el del PSOL para lograr convertirse en la opción para la mayoría de la población.

A partir de nuestro espacio, junto a los compañeros de distintos países, que construyen con nosotros la corriente internacional Anticapitalistas en Red, haremos todos los esfuerzos necesarios para enfrentar este avance fascista. Tenemos que salir a las calles con un solo puño para no permitir que los planes de este fascista se concreten. No es hora de escepticismo y quedarnos en nuestras casas, es el momento de organizarnos, porque organizadxs somos más fuertes y podremos enfrentar y barrer este proyecto reaccionario.

En las calles, por todo Brasil y por el mundo, RESISTIREMOS!

Alternativa Socialista, Anticapitalistas en Red

[1] Aldeas de pueblos negros, formada por los esclavos que huían en la época de la esclavitud.