Paquistán: ¿Por qué marchamos?

Por Zahid Ali

El 2 y 3 de noviembre de 2019, en una reunión organizada por el Colectivo de Estudiantes Progresistas, más de veinte organizaciones de estudiantes de todo el país, incluyendo Gilgit-Baltistan y Jammu Kashmir, formaron el «Comité de Acción Estudiantil» para exigir la reactivación de centros de estudiantes y otros temas sobre la educación superior.

El comité prometió lanzar una lucha a nivel nacional por la reactivación de los centros de estudiantes, contra el recorte en el presupuesto educativo, el aumento de los casos de acoso en las universidades, las interferencias de las fuerzas de seguridad en las instituciones educativas, los casos de tortura estudiantil, la falta de infraestructura educativa y la prohibición de la libertad de expresión. También decidió que la primera actividad pública bajo la bandera del Comité de Acción Estudiantil sería la «Marcha Solidaria de Estudiantes» el 29 de noviembre de 2019.

La crisis actual de la educación superior en Pakistán golpea a los estudiantes con un aumento en el costo de la educación y una disminución drástica en los beneficios inmediatos de un título universitario. No solo es más difícil pagar la educación universitaria, sino que los gastos de la educación también dejan a los estudiantes y a sus familias más endeudadas y con oportunidades de trabajo limitadas. Un mercado laboral en disminución con oportunidades de empleo manejado por el capital social en forma de «contactos» no tiene espacio para la mayoría de los graduados.

Parece que un título de cuatro años solo califica a uno para convertirse en un trabajador de salario diario. Dada esta crisis continua, los estudiantes se están organizando en los campus de todo el país para la próxima Marcha Solidaria de Estudiantes. Después de tantas décadas, sus luchas por la restauración de los centros de estudiantes no están fragmentadas sino coordinadas.

Desde el colapso del movimiento estudiantil de los años 70 y la posterior prohibición de los centros de estudiantes en 1984 bajo la dictadura del general Zia ul Haq, la mayoría del activismo universitario ha tomado la forma de grupos organizados en torno a temas particulares. Los estudiantes tienen prohibida cualquier tipo de actividad política en los campus y aquellos que han tratado de levantar la voz por sus derechos, han sido atacados, secuestrados y, a veces, asesinados por grupos fascistas. Mediante el uso de leyes antiterroristas, sus voces han sido suprimidas.

Debido a los diferentes tipos de represión en las universidades, los estudiantes no han podido formar una alianza que pudiera darle voz a todos aquellos que ven sus derechos arrebatados y enfrentan una severa represión.

Desde el año pasado, los estudiantes han estado agitando en diferentes universidades sobre diversos temas, con protestas y sentadas contra aumentos de tarifas, acoso sexual, contra el secuestro de varios estudiantes y por mejores instalaciones de residencia, internet y transporte en los campus.

Si bien la resistencia que surgió en la Universidad Quaid-e-Azam (QAU) contra los recortes presupuestarios y aumentos de las tasas de la matrícula siguió siendo parcialmente exitosa en presionar a la administración para que sucumbiera a algunas de sus demandas, la situación fiscal y los recortes presupuestarios en QAU no son únicos.

Los gobiernos provinciales de todo el país están recortando fondos para escuelas y universidades; los funcionarios universitarios están utilizando recortes presupuestarios para aumentar las tasas de la matrícula (aumentos que continuarán durante mucho tiempo) y para recortar los servicios y programas esenciales. Mientras que los estudiantes de QAU, la Universidad de Punjab (PU), la Universidad de Sindh (SU), la Universidad de Peshawar y la Universidad de Baluchistán (UoB) están dando una respuesta sorprendente a los aumentos de tarifas, el acoso sexual y la militarización de los campus, un esfuerzo coordinado bajo la bandera del Comité de Acción Estudiantil para revivir los centros de estudiantes sería más beneficioso para el estudiantado, para afirmar su poder como una clase que representa a los jóvenes de este país.

Por lo tanto, marcharemos el 29 de noviembre para organizarnos, conquistar poder institucional en las universidades y crear una forma de mantener ese poder.

Lograr cambios progresivos en las políticas de nuestras universidades sería una gran cosa y debemos luchar por ellos, pero se deben luchar en el contexto de la construcción del poder de los estudiantes a nivel de campus y a nivel nacional. Desarrollar el poder de los estudiantes significa ganar más y más control sobre nuestras universidades y las decisiones que nos afectan como estudiantes. Al final, el poder de los estudiantes significa un sistema de educación superior dirigido por los estudiantes.

Es nuestra educación, debemos controlarla.

Estamos marchando juntos para garantizar que las victorias locales no se conviertan en focos de progreso y resistencia aislados. Estamos marchando para asegurarnos que este trabajo se extienda y los estudiantes encuentren formas para coordinar esfuerzos con los que están en marcha en otros campus en sus áreas.

Los movimientos crecen no solo dando el ejemplo, sino también involucrando activamente a la gente y compartiendo recursos y lecciones duramente ganadas. Debido a que el gobierno federal aún toma la mayoría de las decisiones sobre la política de educación superior, los estudiantes también debemos coordinar a nivel nacional de manera que fomentemos la solidaridad entre universidades y alientemos las iniciativas locales.

También somos conscientes del hecho de que los esfuerzos de coordinación no deberían significar que la organización universitaria local se convierta simplemente en una extensión de una campaña más grande, porque este tipo de estrategia no puede sostener la organización a largo plazo. Necesitamos una coordinación que sea mutuamente beneficiosa para todos los involucrados.

Marchamos el 29 de noviembre porque si queremos crear un cambio radical en nuestras universidades, un cambio que aborde los aspectos económicos y culturales de nuestra vida, debemos avanzar hacia el sindicalismo estudiantil. Cetros dirigidos por los estudiantes de base; que luchen junto a profesores y trabajadores; que busquen empoderar a los históricamente oprimidos y revolucionar nuestro sistema educativo.

Marchamos el 29 de noviembre para organizar y conquistar el poder institucional en las universidades y crear una forma de mantener ese poder. Es nuestra educación, debemos controlarla.

* Cortesía de The Current