Brasil: Bolsonaro, Lula y los debates en la izquierda. El anticapitalismo como única alternativa

Por Vernica O´Kelly Alternativa Socialista

Como en otros países, aquí también se presenta el debate del “mal menor”, el posibilismo como expresión actual de la receta campista que nos invita a conformar alianzas políticas para enfrentar a un “mal mayor”.

El problema es que esta receta no ofrece nada nuevo (ni bueno) en el horizonte, por ejemplo, la existencia de Bolsonaro en el poder se explica por la gran decepción de las masas con el PT. El otrora Partido de los Trabajadores asumió traicionando su programa histórico y fue garante de los negocios capitalistas de corporaciones del campo y la ciudad. Esa traición generó una inmensa ruptura con su base social que enfrentó las medidas de ajuste contra el pueblo, siendo la juventud protagonista de estos procesos de lucha. Así, la derecha aprovechó la oportunidad y disputó el poder con uno de los elementos más nefastos que había: Jair Bolsonaro.

Los ejemplos de las experiencias de gobiernos seudo progresistas, como el del PT de Lula y Dilma, han demostrado no sólo su limitación para dar respuesta a las necesidades de nuestra clase, a la juventud y al pueblo, sino también el compromiso que tuvieron y siguen teniendo con los planes del imperialismo en cada país.

El PSOL no es ajeno a estos debates y de cara a las próximas elecciones algunes compañeres plantean alianzas con el PT, PCdoB o el PDT para enfrentar el avance conservador. Nuestra posición es opuesta: ratificamos la necesidad de construir una alternativa política con independencia de clase para enfrentar a Bolsonaro y su plan contra el pueblo. En las luchas y en las calles, la más amplia unidad de acción; pero un frente político con quienes gestionan el capitalismo es inviable si pretendemos gobernar con un programa feminista, ecosocialista, anticapitalista y socialista y no traicionarlo en el camino.

Perfil fascista que no convence

Otro eje de debate es la fortaleza o no del gobierno de Bolsonaro. En un mundo marcado por el ascenso en la movilización y una polarización cada vez más profunda, éste intenta revivir y actualizar un perfil fascista que no logra superar las barreras de sus propias intenciones. Hace días Bivar[1], líder del partido del presidente, el PSL (Partido Social Liberal), aclaró que hay dos sectores internos: uno liberal puro y otro conservador radical, representado por Bolsonaro y su “clan”.

La dinámica del gobierno, a menos de un año de haber asumido, es de crisis. Las necesidades actuales de los sectores burgueses que navegan en las aguas agitadas del sistema capitalista en crisis, precisan de políticas de ajuste más radicales y presionan al gobierno para que las aplique. Si bien el Brasil de hoy muestra un escenario de desigualdad social, precarización laboral, desempleo en ascenso, aumento del costo de la vida e índices de pobreza que avanzan, está lejos de ser el país que necesitan las corporaciones para asegurar sus ganancias: necesitan más ajuste y esto es lo que Bolsonaro no les garantiza.

Su modelo no alcanza para disciplinar a nuestra clase. Es por esto que todos los días surgen nuevos conflictos, luchas o huelgas protagonizadas por trabajadores y trabajadoras, mujeres, estudiantes, pueblos originarios o ambientalistas. Y en todos estos procesos comienza a plantearse, cada vez con más fuerza, la consigna “¡Fora Bolsonaro!”

Anticapitalistas independientes y socialistas

En este escenario de ascenso en la movilización, las derechas no se quedan de brazos cruzados e intentan recuperar terreno. La liberación de Lula se da en un momento de retroceso del gobierno derechista de Bolsonaro, la derrota electoral de Macri y las rebeliones en Chile, Ecuador y Haití. Lamentablemente, por los errores de Evo y el MAS, la derecha boliviana -fogoneada por la OEA- da un golpe e intenta retomar la iniciativa y desde allí atacar las rebeliones latinoamericanas. Es por esto que afirmamos que los partidos que conformaron gobiernos seudo progresistas y las alternativas políticas de conciliación de clases no sirven y nos llevan a nuevos fracasos que la derecha siempre está dispuesta a aprovechar.

Con Lula en libertad se plantea con más fuerza el debate sobre la unidad en un frente político común para ganarle a Bolsonaro. Pero como dijimos antes, intentar enfrentar a la derecha con gerentes del capitalismo no es alternativa. Frente a una derecha radical, hace falta más izquierda anticapitalista, radical, independiente y socialista.

Éste es el camino que empezamos como PSOL cuando salimos del PT debido a su traición. Éste es el camino que la realidad de los cada vez más masivos procesos de movilizaciones que recorren el mundo nos muestra como acertado. La lucha de las mujeres y las juventudes como vanguardia, radicalizando su programa y sus métodos, que abren rebeliones imparables como las de Hong Kong o Chile, marcan el camino. La victoria o no será definida en el terreno de la lucha contra el capital y no tejiendo alianzas con él.


[1] Entrevista al programa Em Foco, de Globo News, 31/10/19.