Turquía: no es culpa de las mujeres. Es el sistema capitalista

La rebelión de Chile contra el neoliberalismo y Piñera conmovieron al mundo y el movimiento de mujeres se inspiró en la performance de Las Tesis que se extendió por el mundo. Fue realizado en diferentes países, incluida Turquía. Surge una nueva ola de movimiento de mujeres que lucha contra las desigualdades, los feminicidios, la violencia, la prohibición del aborto, las violaciones, el sexismo, el desempleo femenino y la pobreza. Esta nueva ola de tiene la posibilidad de avanzar con las rebeliones contra el neoliberalismo y los dictadores de todo el mundo. Un nuevo ascenso de lucha de clases hace que el movimiento de mujeres sea más fuerte que nunca y las mujeres que están a la vanguardia de estas luchas dan coraje a las demás.

Después de la crisis de 2008, políticos de extrema derecha llegaron al poder con agresivos programas de austeridad contra los trabajadores y estos políticos machistas y homofóbicos pudieron imponer su política sexista gracias a la agenda neoliberal, que es el motor que provoca esta nueva ola. Millones de mujeres buscan una vida libre, independiente e igualitaria, ya que participan más en la vida social y laboral, lo que causa enormes contradicciones con el sistema capitalista. Este es también el caso de Turquía.

Bajo el régimen de Erdogan, la tasa de feminicidios es trágica. ¡Los asesinatos de mujeres registrados en lo que va del año son 430! Algunas de ellas fueron asesinadas después de solicitar protección o a pesar de mediar una orden de protección. Hay dos ejemplos simbólicos: Clos casos de Ayşe Tuğba Aslan y Şule Çet. Ayşe Tuba Arslan, quien murió como acuchillada por su ex esposo, después de haber presentado quejas penales 23 veces y haber escribió en su última petición: “¿Me ayudarán cuando muera?” Şule Çet era una estudiante universitaria de 23 años que cayó a su muerte desde el piso 20 de su jefe. ¡Con sobornos e informes falsos, el jefe asesino fue liberado dos veces! El juez cuestionó la virginidad y estilo de vida de Çet. Después de numerosas protestas en las calles, cientos de activistas asistiendo a los juicios, y una campaña nacional, el asesino fue condenado a cadena perpetua. Y podríamos dar innumerables ejemplos terribles.

En Turquía, el régimen conservador de Erdogan odia la idea de que las mujeres tengan derecho al divorcio y a tener una vida independiente. Quieren mantener a la familia y que las mujeres “toleren” la violencia doméstica y se mantengan en silencio para construir el país conservador con el que Erdogan sueña. La política sexista, el sistema judicial fallido y el discurso islamista hicieron que la violación, la violencia y el feminicidio sean problemas cada vez mayores en dieciséis años de gobierno de Erdogan. Si no se publica un caso de violación o feminicidio, el poder judicial barre el caso debajo de la alfombra. Esto hizo que la bronca social aumentara y surgiera un movimiento de mujeres en los últimos años. A pesar de la brutalidad policial, las mujeres continúan tomando las calles y más mujeres participan en el movimiento.

Cuando las protestas de Las Tesis se realizaron en Estambul e Izmir, 32 mujeres fueron detenidas. No es sorprendente que Turquía sea el único país donde las mujeres fueron atacadas después de realizar una actuación de baile contra la violación. El Ministro del Interior declaró que fueron atacadas porque llamaron al Estado y la policía “violadores”. La motivación principal detrás de este ataque va más de su misógina.

Las condiciones objetivas de explosión social en Turquía están madurando. En Irán, el Líbano e Irak, millones de personas están en las calles y luchan heroicamente. La clase dominante de Turquía teme un evento disparador que pueda causar que esta ola se extienda a Turquía. La crisis económica golpeó tanto al país que Turquía tiene un nivel récord de desempleo, 13 por ciento, y un salario mínimo por debajo de la línea del hambre. Tres familias se suicidaron con cianuro y todos los días vemos una o dos noticias sobre suicidios de personas pobres o desempleadas. Un renovado movimiento de la clase trabajadora en los lugares de trabajo también demuestra una tendencia en alza. El movimiento de mujeres en Turquía, que ha estado en ascenso el último par de años, se debe entender en el marco de este trasfondo social y como una reacción contra el régimen islamista-moderado de Erdogan.

El movimiento de mujeres en Turquía se centra en la violencia, con una tendencia feminista liberal y radical, y excluye las demandas y discursos de las mujeres de la clase trabajadora. Esto no es suficiente para que las mujeres ganen. Sin una alternativa socialista a esos problemas sociales en un país bajo un dictador y en medio de una crisis económica, el movimiento de mujeres no logrará triunfar. La agenda de mujeres basada en un discurso “anti-masculino” no atraerá a las mujeres de la clase trabajadora que sufren de pobreza extrema, desempleo y violencia. Con solo las mujeres de clase media y jóvenes en la calle, no podremos superar nuestras limitaciones actuales. Tenemos que extender la lucha a las demandas de las mujeres de la clase trabajadora, como la igualdad salarial, el empleo femenino, etc. Si queremos superar estas debilidades y hacer retroceder al régimen, tenemos que construir nuestro movimiento con campañas sociales que puedan atraer a millones. El desempeño de Las Tesis y la ira después de la detención de las mujeres mostraron que la oposición social y el movimiento de mujeres tienen un gran potencial. Los socialistas debemos intervenir con un programa socialista.

El gobierno de Erdogan, que culpa a las mujeres todo el tiempo, las odia en las calles cantando “la culpa no es mía, es la policía, los jueces y el presidente”. Este valiente movimiento de mujeres debe armarse con los métodos de la lucha de clases para derrocar a la dictadura de Erdogan, detener los feminicidios, detener la violencia y poner fin a la pobreza. No dejaremos que le den valor a los asesinos y violadores con sus políticas. Y haremos más: organizaremos un movimiento revolucionario de mujeres y nos enfrentaremos a todos los capitalistas y reaccionarios. Porque “no es nuestra culpa”. Es su sistema.

Derya Koca