La rivalidad EEUU-Irán envenena la rebelión iraquí

Por Emre Güntekin

La rebelión que comenzó en octubre pasado, contra los problemas que crearon las políticas neoliberales, las ruinas de la guerra y el incesante adversario imperialista contra los trabajadores iraquíes, dejó más de 450 muertos y miles de heridos. Desde el día en que esto comenzó, las protestas fueron envenenadas por la rivalidad imperialista entre EEUU e Irán.

El régimen del Mulá[1] en Irán ha usado hasta ahora tácticas sucias contra los activistas iraníes en la represión de las protestas, alegando que éstas son provocadas y respaldadas por fuerzas extranjeras como EEUU, Israel y Arabia Saudita. Por otro lado, EEUU y sus aliados intentan manipular estas enormes protestas de la juventud y los trabajadores contra Irán.

En los últimos meses, mientras las masas atacaban los consulados iraníes y los centros de las fuerzas armadas en Irán, en ciudades de importancia religiosas como Najaf[2] y Karbala[3], las cosas iban bien para los EEUU. Pero Iraq, en su estado actual, está lleno de incertidumbre y nadie puede decir “hemos ganado” especialmente cuando te enfrentas con una figura que tiene considerable poder social, político y militar en Iraq como lo es Irán.

De hecho, casi todos los pasos dados por EEUU desde la invasión del 2003 han funcionado para el régimen de Mulá y ha fortalecido su influencia en el país. El hecho más simple en estos 17 años es que los invasores imperialistas no pueden hallar una base social y política para alcanzar sus objetivos después de la ocupación y no pueden disciplinar a Irak a los palos en este momento. Los enfrentamientos en los últimos días de 2019 son la síntesis de esta realidad.

El viernes pasado un contratista civil estadounidense fue asesinado con un mísil en una base militar cerca de Kirkuk en el noreste de Iraq. Mientras EEUU hace responsable del ataque a Kata’ib Hezbollah (Brigadas del Hezbollah), dos de Keta’ib Hezbollah dan un golpe en el centro de Siria y otro en Iraq el 29 de diciembre.

En el ataque aéreo por parte de los EEUU mueren 25 personas, incluyendo al comandante local de Keta’ib Hizbullah y 55 heridos. El 31 de diciembre, miles de personas atacaron la embajada de EEUU en Baghdad para protestar por el ataque de EEUU, bajo el llamado de Hashdi Shabi, la organización marco de las fuerzas de la milicia chiíta, incluyendo Keta’ib Hizbullah. Mientras que la pared exterior de la embajada fue destrozada por los manifestantes, las masas lograron llegar al hall.

Las fuerzas de seguridad de Iraq atacaron a los manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma. El ataque también fue una prueba de la habilidad de la milicia chiíta para movilizar a las masas y organizar un ataque de esa envergadura. Hadi al-Amiri, el jefe de las Brigadas Badr de Hashdi Shabi, y Kays al-Hazali, el líder de la organización Asayib Ehlilhak, participaron en las protestas en frente de la embajada. Esto puede interpretarse de dos formas: o como una advertencia o como una demostración de fuerza de las milicias relacionadas a Irán contra EEUU.

Al mismo tiempo, aunque Irán ha rechazado el rol de Kuta’ib Hezbollah en los ataques del sur del país de en los últimos meses, que ha estado bien protegido en el centro de Baghdad desde los años de guerra, Irán demostró su capacidad. Este ataque nos recuerda a la redada de la embajada de EEUU y a la toma de rehenes en Teherán tras la Revolución Iraní y el bombardeo de Benghazi, donde murieron 4 incluyendo el embajador de EEUU en Libia en 2012.

El primer día del Año Nuevo, en la tarde mientras continuaba el asedio, Hashdi Shabi llamó a sus seguidores a abandonar la embajada. Detrás de esta decisión está la garantía del Primer Ministro Abdulmehdi de sacar las tropas estadounidenses del país. Sin embargo, no es posible para Abdulmehdi resolver este asunto tan complejo, lo que ha mostrado debilidad en el proceso de rebelión política desde octubre.

Tanto para EEUU como para Irán no hay límite para la expansión de sus fuerzas en el Medio Oriente. EEUU ha estado hablando de retirar sus tropas en Iraq y Siria desde la era Obama, pero hacer esto en el contexto actual significaría dejar la región en manos de sus enemigos. Siguiendo los hechos en Baghdad, está planeado un refuerzo militar de 750 tropas bajo el nombre de protección de la misión diplomática en el país. El rol de Irán que es el entrenador y financista de las fuerzas anti-EEUU en el país, en reprimir a los manifestantes violentamente en Iraq, muestra que no dejarán fácilmente la región que conquistaron durante años.

Mientras que se profundice el quiebre de los mecanismos políticos de la burguesía y el movimiento de masas de los trabajadores no pueda encontrar su propio camino independiente, Iraq inevitablemente seguirá sumiéndose en el conflicto EEUU-Irán.

Luego del ataque, Trump mostró el hacha de guerra y dijo “Me gusta la paz. Irán debería querer la paz más que nadie. Y no veo que esto suceda”. Las palabras de Trump están mostrando que EEUU mantendrá la tensión hasta un cierto límite por ahora. Sin embargo, el panorama que emergerá luego de las próximas elecciones presidenciales en EEUU va a ser decisivo en la guerra contra Irán. Parece que Trump está feliz ya que no ha perdido la embajada y no está experimentando el fiasco que Obama y Clinton tuvieron en Benghazi[4].

El frente Iraní también denunció la responsabilidad por lo que pasó en Irak y culpó a EEUU. “La audacia sorprendente de los oficiales estadounidenses es tanta que, después de matar al menos 25… y violar la soberanía del país y la integridad territorial, que ahora… atribuyen la protesta de los iraquíes contra sus actos crueles a la República Islámica de Irán”, dijo el vocero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Abbas Mousavi. “Mousavi negó los cargos de los funcionarios estadounidenses contra nuestro país, advirtió contra cualquier reacción poco feliz por parte de los oficiales estadounidenses, y llamó a la Casa Blanca a reconsiderar sus políticas destructivas en la región”, decía la declaración.

Del mismo modo, qué ocurra en Iraq se vuelve una fuente de legitimación para Irán y su régimen de Mulá, que se enfrenta con una gran ira social y reprime todas las protestas con violencia en Irán. Las tensiones entre los imperialistas de Occidente e Irán y zonas como Siria e Iraq les da a los Mulá la oportunidad de denunciar a los manifestantes de traidores y criminalizar la protesta social de los opositores.

Este hecho es también crucial en términos del movimiento popular que comenzó en el país en octubre. Porque como hemos mencionado antes, en los países como Iraq y Líbano, que están bajo la rivalidad imperialista y hay tensiones entre las identidades, estas protestas populares pueden ser fácilmente manipuladas.

Por supuesto, los trabajadores iraquíes están también enojados con EEUU, ya que han transformado a Iraq en un baño de sangre desde el 2003; y con el régimen podrido del Mulá que jugó un papel importante en la creación de este infierno a través de su intervención política y militar.

Sin embargo, cuando la radicalización y la popularidad del movimiento de masas retrocedan, los poderes organizados que son las fuerzas imperialistas y sus caballos de Troya, vuelven a dominar el terreno nuevamente.


[1] Mulá, mullah o mollah (del persa, mollā y este del árabe mawlà, “señor”), denominación que en algunas comunidades musulmanas recibe la persona versada en el Corán, los hadices y la jurisprudencia islámica o fiqh

[2] Ciudad de Irak, ubicada a 160 km al sur de Bagdad. De las ciudades sagradas de los chiíes y centro del poder político chií en Irak

[3] Ciudad ubicada a 100 km al suroeste de Bagdad. Los chiíes la consideran uno de los lugares sagrados del mundo, en importancia después de La Meca, Medina y Náyaf. Esto por estar en el lugar de la Mezquita Imam Husayn, la tumba de Husayn ibn Ali, el segundo nieto de Mahoma

[4] Benghazi, ciudad en Libia, ubicada en el Golfo de Sidra en el Mediterráneo. Es un importante puerto marítimo y la segunda ciudad más poblada del país