Barbarie en la frontera entre Turquía y Grecia

Por Ruben Tzanoff

Los derechos humanos y la vida de refugiados e inmigrantes valen muy poco para el bloque imperialista de la UE.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, abrió la frontera con Grecia para permitir el paso de miles de refugiados y dijo ”A partir de ahora, ya no cerraremos la frontera. Esto continuará pasando. ¿Por qué? Porque Europa debe cumplir su palabra. No estamos en condiciones de atender y alimentar a tantos refugiados”. Así, le dio fin al pacto con la UE mediante el cual recibía 6.000 millones de euros para actuar como muro del flujo migratorio. Erdogan relacionó el cambio de política con el apoyo que, a su juicio, muchos países han prestado a las milicias kurdas en Siria.

La respuesta del gobierno heleno para “salvaguardar las fronteras” no se hizo esperar. La Guardia Costera efectuó disparos y la policía reprimió en Evros y Lesbos. Las mujeres y los niños, que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, han sufrido agresiones racistas y xenófobas. Hasta hoy, han muerto un hombre y un niño. Las agresiones, a las que en algunos casos se suman grupos de fascistas, también se dirigen a periodistas y ONGs solidarias. Ni al gobierno turco ni al griego le importan las vidas de los refugiados sirios, afganos, libios, somalíes o de cualquier otra nacionalidad. Ambos utilizan a las personas desesperadas para favorecer sus intereses económicos y geopolíticos. Los toman como rehenes de sus decisiones en los frentes de guerra y para posicionarse ante las potencias mundiales.


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Otro actor fundamental es la Unión Europea. Con el beneplácito de Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrel; volaron sobre el terreno y visitaron puestos de control los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel; de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen y del Parlamento Europeo, David Sassoli. No lo hicieron por razones humanitarias sino para apoyar política y logísticamente la “mano dura” del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. Por eso, Von del Leyen expresó “Agradezco a Grecia que sea el escudo de Europa” y la comitiva se comprometió a colaborar con 100 guardias de frontera, 7 barcos, un helicóptero, un avión y varios vehículos de patrullaje y 700 millones de euros. Lo hacen con la excusa de seguir protegiendo un supuesto estado de bienestar de Europa a costa de la vida de personas vulnerables.

La política antiinmigrante de la UE se viene expresando en el castigo a las ONGs que salvan vidas en el Mar Mediterráneo y en el abandono de las personas que huyen del horror en pateras improvisadas. La postura griega de suspender el derecho de asilo tiene asidero en la reciente decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo que avaló de la devolución en caliente realizada por España en 2014, de dos hombres que saltaron la valla de Melilla. El organismo europeo que se presenta como garantía de respeto a los derechos humanos es el primero es dejarlos de lado. Semejante despropósito fue recibido con agrado por el ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska del “gobierno de coalición progresista” PSOE-Podemos, quien ha acelerado las deportaciones y trabaja en una nueva ley de asilo, más restrictiva todavía. El Estado español ha reactivado un acuerdo de readmisión con Mauritania desde hace 17 años, donde ha enviado a inmigrantes de Somalía y Malí, algo que también había hecho en el pasado enviando inmigrantes a Senegal.

Los gobiernos burgueses y sus cómplices presentan a la Unión Europea como el paradigma de las “democracias avanzadas”. Es una gran mentira: el bloque imperialista tiene instituciones cada vez más reaccionarias, que recortan o eliminan derechos sociales y humanos elementales. En esto no hay una gran distancia entre  “euroescépticos” y “europeístas” con quienes no compartimos nada.  Nosotros exigimos: inmediato cese de la represión en la frontera turco-griega; repudiamos la brutalidad policial y el abuso de poder estatal mediante el cual dicen defender los derechos humanos, pero sólo defienden los privilegios europeos. Rechazamos los ataques xenófobos, racistas y machistas y las devoluciones en caliente. Exigimos la inmediata provisión de ayuda humanitaria por parte de los estados directamente involucrados y la UE, el respeto al derecho de asilo y la entrada a Europa con plenos derechos para refugiados e inmigrantes. Por este motivo, el martes 3 participamos en la manifestación de repudio frente a la Comisión Europea en Barcelona y el corte de Passeig de Gràcia. Lo que está sucediendo es una muestra más de la barbarie a la que conduce el sistema capitalista-imperialista, con sus guerras, con explotación, opresión y fronteras nacionales. Son ellos o nosotros. Por eso nos tenemos que organizar para derrotarlos, romper con la UE y construir socialismo que impulsamos desde la Liga Internacional Socialista.  

Concentración frente a la Comisión Europea en Barcelona.