Francia: ¡Estamos en guerra… contra Macron!

Por La Commune

¡Sus elecciones valen más que nuestras vidas!

En el nivel más alto del Estado, ¡todos lo sabían y nadie hizo nada!Esta es la confesión de la ex ministra de Salud, Agnès Buzyn, hecha el 16 de marzo en el periódico Le Monde el día después de la primera vuelta de las elecciones municipales. ¿Necesitaba ella aliviar su conciencia? Por supuesto! Véase si no: «Cuando dejé el ministerio, estaba llorando porque sabía que la ola de tsunami estaba ante nosotros«. Y Buzyn especifica: “Creo que vi por primera vez lo que estaba sucediendo en China: el 20 de diciembre, un blog de habla inglesa detalló neumonías extrañas. Alerté al director general de salud. El 11 de enero, envié un mensaje al presidente sobre la situación. El 30 de enero, advertí a Edouard Philippe que las elecciones probablemente no podrían celebrarse. Estaba mordiendo mi freno”.

Sin embargo, estas elecciones se hicieron, con la aprobación de todos los partidos políticos que presentaron candidatxs. De LaREM a UDI y MoDEM, de LR a FN (derecha) de PS a EELV, de PCF a LFI (centroizquierda) a POI, POID, LO y NPA (izquierda), todos, sin excepción, pidieron mantener el comicio y llamaron a lxs votantes a ir a las urnas. Todos siguieron los pasos de Emmanuel Macron, quien declaró: «Continuaremos yendo de compras y, por lo tanto, es legítimo. Además, nuestro comité científico nos dijo ayer que podemos salir y votar tomando las precauciones habituales. Soy el garante de la seguridad, de la salud de nuestros ciudadanos y también de la vida democrática de nuestro país”.

Para toda esta camarilla, y en nombre de la defensa de la democracia, la salud de la población viene después del rescate de un régimen en descomposición, como los partidos que lo hacen funcionar. El resultado, una abstención histórica del 56%, y varios millones de personas que se cruzaron, se saludaron e hicieron circular el virus, aumentando inexorablemente el número de contaminaciones.

¿»Estamos en guerra?

Tras haber instado a la población a ir a votar, Macron ahora juzga al «pueblo francés indisciplinado”. «Estamos en guerra«, dice, una «guerra» donde «no hay frente, no hay ejército«, en donde «el enemigo es invisible«. ¿En serio? Por nuestra parte, el enemigo es visible, conocido: ¡es el capitalismo! El enemigo son todos aquellos que durante décadas han estado recortando servicios públicos, reduciendo presupuestos y gastos públicos, atacando hospitales, cerrando servicios, recortando decenas de miles de empleos y de camas, y ajustando la investigación pública. La «guerra» Macron la aplica contra su pueblo, como antes que él Hollande, Sarkozy, Chirac y Mitterrand. «Guerra” son todos los ataques que se han lanzado contra la clase trabajadora, contra la Seguridad Social y la legislación laboral. La «guerra” son los bajos salarios y la precarización de todxs en nombre de defender las tasas de ganancia de los capitalistas. Entonces sí que es guerra, ¡pero una guerra de clases y nada más! El personal de los hospitales es enviado al frente sin armas ni municiones. De carne de patrón, lxs trabajadorxs son convertidxs en carne de cañón.

Todo para los patrones, nada para lxs trabajadorxs

Para el ministro de Economía, Bruno Lemaire, la crisis sanitaria provocará una caída del PIB del 1% en 2020, «ampliando el déficit» al 3,9% del PIB (108.500 millones de euros) frente al 2,2% (93.1 billones de euros) antes previsto. Plata mágica hay, como lo demuestra Macron.

Ante la crisis económica y bursátil, se presentó a la Asamblea Nacional (Diputados) una ley de reforma financiera. Establece la apertura de 6.300 millones de euros en nuevos créditos y confirma dos promesas presidenciales: la garantía estatal de los préstamos a las empresas otorgados por los bancos por 300.000 millones de euros, así como el plan de apoyo por 45 mil millones de euros. En detalle, este plan está compuesto por cancelaciones y moratorias de impuestos y aportes a la seguridad social, un dispositivo excepcional de 5.500 millones de euros de desempleo parcial (todo respaldado por el Estado hasta 4.5 salarios mínimos, o sea un 95% de los salarios) y la creación de un fondo solidario para artesanos, comerciantes y pequeñas empresas.

¡Esto significa 43 mil millones de euros para apoyar a las patronales y apenas 2 mil millones para «acompañar al personal de los hospitales«, «proveer insumos como barbijos » y «financiar el mayor uso de asignaciones diarias para los empleados”!

La ley de reforma financiera se aprobó el jueves 19 de marzo por unanimidad de los 572 diputados y 327 senadores.

¡Increíble unidad nacional que, después de haber enviado a los votantes a votar y contaminarse, aprueba los créditos a los patrones y ni siquiera otorga el 5% de los créditos para la salud pública!

Hacen todo lo posible para salvar a las empresas: así es como se prevén nacionalizaciones «temporales» de las empresas, mientras todos pagamos las pérdidas para que luego los capitalistas puedan recuperar sus ganancias.

Una emergencia sanitaria contra lxs trabajadorxs y sus familias

Por otro lado, para lxs trabajadorxs, la regla es el cuestionamiento de los derechos y permitir condiciones laborales peligrosas. A diferencia de los empresarios, no están protegidxs: salvo extender las vacaciones de invierno, no se plantea ninguna medida para lxs trabajadorxs que serían despedidxs, no podrían pagar su alquiler, sus facturas de agua y electricidad, a diferencia de lo que se hace con las empresas.

Lejos de prohibir los despidos, la ley de emergencia puede tomar cualquier medida para «limitar el incumplimiento de los contratos de trabajo«. Es decir, promueve el desempleo parcial pagado por el Estado. Gracias a los acuerdos por rama o empresa, el empleador puede imponer la toma de 6 días de vacaciones pagas durante el período de cuarentena y todos los días de jornada laboral reducida. Esta ley permite a los empleadores derogar todas las normas de protección para lxs trabajadorxs, sobre todo en cuanto a horas de trabajo, descanso dominical, licencia médica y consulta de los organismos representativos del personal durante la emergencia sanitaria: tiempo de trabajo de hasta 60 horas por semana en los llamados sectores esenciales (logística, transporte, agroalimentación, etc.) o de 48 horas durante 12 semanas; aumento en la cantidad de horas extras del personal de salud para llevarlas a 20 por mes; cuestionamiento del descanso dominical; obligación de trabajar para muchxs trabajadorxs en sectores no esenciales, expuestos a la contaminación sin ninguna protección y a quienes el gobierno les promete, a voluntad de las empresas, un bono libre de impuestos de 1.000 euros, el precio de la vida un empleado!

Los mismos que votaron la reforma financiera de 43 mil millones de euros para las empresas y sólo 2 mil millones para reforzar la salud, simularon desaprobar estas medidas antiobreras el 21 y 22 de marzo: abstención de 27 diputados del PS y voto en contra de 17 diputados de Francia Insumisa y 16 diputados del PC. ¿Qué podría sorprender si no fueran las mismas personas las que lideraron la política de ajuste y austeridad contra el hospital público?

Medios para enfrentar el coronavirus dignos de un Estado del tercer mundo

Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, potencia nuclear y sexta potencia económica del mundo, ni siquiera tiene equipo básicos. Como denunció Jean-Paul Hamon, presidente de la Federación de Médicos de Francia, ¡el sistema actual es digno de un país del tercer mundo!

En el hospital, en la ciudad, para profesionales de la salud, para todxs lxs trabajadorxs que tienen que satisfacer las necesidades básicas: escasez de barbijos, alcohol en gel, sin tests ni exámenes suficientes.

Si la crisis revela la escasez aguda, no viene de ayer: están en juego décadas de inactividad del servicio de salud pública. Con una responsabilidad especial de los años de gobierno “socialista” con la ministra de Salud, Marisol Touraine. ¡Entre 2013 y 2016, se cerraron 64.000 camas! En 2013, el Estado decidió dejar de proporcionar a la población barbijos de FFP2 y abandonar su suministro y gestión a empleadores, privados o públicos, empresas u hospitales.

Es, por lo tanto, una política antisocial y antiobrera decidida al más alto nivel del Estado, combinada con el ajuste presupuestario a los hospitales lo que provoca la situación actual: «durante 10 años es la misma irresponsabilidad de los gobernantes, que razonaron solo en términos presupuestarios y no de seguridad sanitaria de la población«, como sintetizó el portavoz de la Unión Nacional de Profesionales de Enfermería, Thierry Amouroux.

No a la unión sagrada, no a la asociación capital-trabajo y burocracias sindicales codo a codo con Macron

Lejos de defender y proteger a lxs trabajadorxs, las confederaciones sindicales CGT, FO, CFDT, CGC y CFTC firmaron una declaración conjunta el 19 de marzo: «en el contexto de la crisis de salud, vinculada a la epidemia de coronavirus (COVID-19), que exige tomar las medidas necesarias para contenerla, tienen la intención de afirmar el rol esencial del diálogo social y la negociación colectiva”.

Las burocracias sindicales son, una vez más, los laderos de los capitalistas, agentes de la burguesía dentro de la clase trabajadora y parecen ser lo que son: ¡los mejores aliados de Macron! Después de negarse a convocar una huelga general contra la «reforma» jubilatoria de Macron, su silencio ensordecedor es admitir la colaboración de clase… de la que son los campeones.

Rumbo a la dictadura

Con el pretexto de proteger a la población y luchar contra el Coronavirus, el gobierno de Philippe alinea las medidas liberticidas una tras otra: restricción de los derechos y libertades democráticas; restricción de la libertad de circular; restricción del derecho de reunión; medidas reforzadas de represión policial y judicial; restricción de los derechos sindicales y laborales…

No nos dejemos engañar: ¡lo que se anuncia como un medio para combatir la pandemia se convertirá en la norma, después de los atentados de 2015! El salvataje del fracasado régimen de la Quinta República y de la tasa de ganancia de los capitalistas tiene este precio. Macron está tratando de convertir todas estas medidas extraordinarias en la ley ordinaria. Justificará estas leyes excepcionales mediante la necesaria «recuperación nacional» y la crisis económica que dice querer frenar. Los perros de presa están montados sobre la mesa.

Más que nunca, proteger a la población y a la clase trabajadora requiere levantar la bandera del socialismo. Es un plan de emergencia lo que la gente de este país necesita. En particular, implica las siguientes medidas:

  • ¡Lanzamiento de una campaña masiva de detección!
  • ¡Protección de la población y lxs trabajadorxs al detener toda actividad no esencial!
  • ¡Suministro a todxs, con prioridad al personal de salud y a todxs lxs trabajadorxs que soliciten, guantes, barbijos, gel hidroalcohólico, batas y protecciones contra el virus!
  • ¡Defensa de la salud pública mediante la reapertura inmediata de todos los servicios, las camas y los puestos suprimidos en el hospital público!
  • Prohibición de los despidos directos o encubiertos! ¡Contrataciones masivas en el sector público y privado! ¡Alto a la precariedad, contratos permanentes para todxs!
  • ¡Pago completo y aumento general de salarios y subsidios sociales!
  • ¡Defensa de la Seguridad Social y el modelo 45, anulando y reembolsando las exenciones de las contribuciones sociales patronales!
  • Suspensión de pago de alquileres y servicios! ¡Requisa de vivienda para toda persona en déficit habitacional!
  • Controles de precios de alimentos! ¡Alto a la especulación!
  • ¡Regularización de todxs lxs inmigrantes indocumentadxs y sus familias!
  • ¡Abajo la Quinta República y sus instituciones! ¡Abajo la Unión Europea, sus tratados y disposiciones!



26 de marzo de 2020