Venezuela: la coyuntura nacional y nuestra política, luchar junto a los trabajadores y al pueblo que se levanta

El pueblo en las calles

La población ha salido a las calles a protestar en varias localidades de provincia. La gente reclama por la falta de combustible, electricidad, gas doméstico, agua, conexión telefónica y otros servicios, así como por la falta de dinero en efectivo y por la destrucción del salario, que ya se ubica por debajo de un dólar. Al momento de este comunicado había pobladas en sitios de Yaracuy, en Zaraza, en Barinitas y en ciertos lugares de Carabobo. También comenzaron a presentarse protestas masivas en poblaciones del estado Sucre, como Carúpano; en San Mateo del estado Aragua, en Por La Mar, Nueva Esparta y la tendencia parece ser a agregarse movilizaciones de calle en otras partes del país.

El gobierno sólo sabe reprimir

La policía y la Guardia Nacional están reprimiendo, pero en algunos casos se vieron desbordadas por el pueblo enardecido, que incluso ha arremetido contra instalaciones municipales. El gobierno ya no tiene otra respuesta que la represión, al haber agotado su capacidad de ofrecer hasta los más pequeños paliativos, ante la magnitud y cronicidad de la crisis, tras el hundimiento de la economía por la conjugación del desfalco, la corrupción y las sanciones externas. El fantasma del 27 F 89 sigue rondando, después de tantos años, y el comportamiento de la clase dirigente actual tiende a repetir respuestas similares a las que tuvo la IV República.

Como parte de esa respuesta represiva de la burocracia, los dirigentes del PSUV y los militares, recurren a la criminalización de las luchas (también como en la Cuarta), atribuyéndolas, en este caso, a los partidos de la derecha clásica que, según ellos, supuestamente «las aupan».

La derecha opositora trata de cabalgar las luchas del pueblo de manera oportunista

El cabalgamiento oportunista de ciertas protestas o el propio llamado de los partidos de la derecha tradicional que siguen a Guaidó, de ninguna manera descalifica ni quita autenticidad a las luchas, cuyos motivos son compartidos por las amplias mayorías de la clase trabajadora y del pueblo venezolano, aunque el gobierno lo utilice de excusa para tratar de disolver las acciones de calle, perseguir y restarle legitimidad a los reclamos de la gente. Los partidos patronales buscan desviar los reclamos populares relacionados con sus condiciones de vida hacia escenarios como la abstención electoral y la creación de condiciones favorables para la presión intervencionista de los gobiernos de Estados Unidos, Colombia, Brasil y Guyana, así como de la Unión Europea; mientras en acuerdo con Trump promueven un bloqueo criminal que tiene como clara consecuencia el empeoramiento de la situación que vive el pueblo venezolano, en cuanto a la disponibilidad de combustible o la posibilidad de efectuar ciertas importaciones esenciales. En busca de la caída y reemplazo del gobierno, para someternos a penurias similares, pero con el control de los negocios y del Estado por los sectores burgueses que están en la oposición, no les importa estrangular al pueblo y someterlo a mayores privaciones.

La «izquierda» chavista colgada del gobierno burocrático hambreador y represor

Como la izquierda chavista se quedó colgada del gobierno burocrático y actúa como justificador, olvidándose de la defensa de los trabajadores y el pueblo, la derecha patronal trata de sacarle provecho a las luchas, buscando inocular consignas y promover acciones que le sirvan a los planes de Guaidó, mientras el gobierno e incluso sectores que se hacen llamar del movimiento «popular» chavista, cada vez más cooptados por el aparato del Estado y clientelizados, se distancian más y más del pueblo, dejando un gran flanco al descubierto.

Esa llamada «izquierda» que llega al colmo de justificar la represión, olvidó que la verdadera esencia de la izquierda es estar con las luchas del pueblo trabajador y de los pobres, en vez de dedicarse a defender al peor gobierno que hemos conocido en mucho tiempo y que actúa en función de los intereses de una burocracia autoritaria, de una lumpen-burguesía alimentada con la corrupción. Es a esa neo-burguesía a quien hoy representa el gobierno, aunque todavía necesite del viejo discurso de «izquierda» y «chavista» para manipular y para sostenerse en el poder, cuando en realidad se trata de una nueva derecha.

Para nosotros es indudable que las comunidades se movilizan por sus necesidades e intereses y que los factores políticos luego caen por su cuenta para «pescar en río revuelto»; pero eso de ninguna manera es argumento válido para la represión. Por el contrario; sólo acompañando al pueblo será posible contribuir a encontrar las posibles salidas a la actual situación.

Ser anti imperialistas es muy distinto a apoyar al gobierno

El otro recurso que utiliza el gobierno y la desdibujada «izquierda» que se le acopla, es el del «anti-imperialismo», cuando resulta que su propia acción depredadora sobre la nación y su maltrato al pueblo han sido la fuente de la gran vulnerabilidad que hoy en día tenemos frente al imperialismo, en su versión hegemonizada por los «gringos», mientras que se empeña la soberanía a los imperialismos emergentes que se disputan las riquezas y el control geopolítico (chinos y rusos).

Por tanto, debemos tener muy claro que, defender a Venezuela frente al imperialismo, no puede ser equivalente a defender al gobierno que oprime al pueblo tras la traición a su revolución. Es una posición que debemos mantener firmemente, al mismo tiempo que rechazamos a los factores pro-intervencionistas de la derecha tradicional (Guaidó, María Corina, etc.) alineados con Trump, que llaman a una intervención militar extranjera sobre el país y que son cómplices o responsables de los ataques económicos que vienen empeorando las condiciones de vida del pueblo, más allá de lo que el propio gobierno anti obrero provoca.

En esto también patina ese malentendido «chavismo» o esa malentendida «izquierda» que no consigue diferenciar el anti imperialismo del apoyo a un gobierno que tiene contradicciones con él. Una cosa es estar contra el bloqueo y las sanciones aplicadas por Trump y otra tener que calarse lo que el gobierno hace con la clase trabajadora y con nuestro pueblo, que de paso le abre posibilidades de penetración y manipulación a los factores intervencionistas.

Esta manera de abordar el asunto hace que, por ejemplo, cierren filas con Maduro frente al Informe de DDHH de la ONU y apoyen el llamado Informe de la Verdad del Gobierno burocrático. No porque lo diga la ONU, con fines anti nacionales o pro imperialistas, vamos a negar que en Venezuela sí se violan, y bastante, los Derechos Humanos. De lo que se trata es de denunciar los propósitos que la ONU persigue y que mientras denuncian a Venezuela se hacen la vista gorda con gobiernos como el de los Estado Unidos (ante la bárbara represión y ola racista que hay en la actualidad), gobiernos como el de Piñera, que enfrenta su pueblo todos los días en las calles con saldo de muertos, heridos y detenidos; o el gobierno de Duque que es continuador de las atrocidades de Uribe y está siendo protestado con intensas movilizaciones de calle por la reiterativa ejecución de masacres y asesinatos de dirigentes sociales; o el gobierno de Bolívia que viene de imponer una dictadura con una dura represión a los bolivanos.

Es un contrasentido, porque sectores del propio chavismo se vienen movilizando en estos días contra la represión a los partidos de la APR, al PCV y a la corriente de Uzcátegui-PPT, así como vienen protestando contra la extraña desaparición de Carlos Lanz, contra la privación de libertad a dos trabajadores de PDVSA que denunciaron corrupción y contra la detención de activistas obreros por reclamar y luchar. Nadie puede negar las acciones violadoras de derechos humanos que han venido ejecutando las FAES contra los sectores barriales, con ejecuciones extrajudiciales, como la de los comunicadores populares asesinados recientemente en el Zulia…

Esta «doble actitud» de sectores de izquierda que pretenden deslindarse electoralmente del gobierno, revela que necesitan terminar de cortar el cordón umbilical que aún les une, en insostenible alianza con la burocracia. Por ello les llamamos a revisar esta situación y a colocarse resueltamente del lado del pueblo y de sus luchas, a que hagamos un gran frente de apoyo que asuma su acompañamiento y defensa, así como el rechazo frontal de la represión.

Entre la represión, las luchas, las amenazas intervencionistas y el escenario electoral

Estamos en una coyuntura que ha venido pasando de una acentuación de los rasgos represivos del gobierno a un controvertido escenario pre-electoral, con miras a las parlamentarias fijadas para el 6 D, cuyo camino está plagado de trampas y arreglos de trastienda, con presión permanente de las amenazas imperialistas, y ahora con sectores de la población levantándose en distintos lugares, hartos de sufrir las duras calamidades a las que nos somete el gobierno. Ya antes de estas protestas populares, se venían produciendo de manera sostenida, aunque todavía débil y dispersa, numerosas y constantes protestas de trabajadores petroleros y de los jubilados, de los trabajadores de las empresas básicas de Guayana y también de los docentes.

Nuestra postura y propuestas frente a los elementos de la coyuntura política nacional

De manera que estamos, entonces, en una coyuntura política en la que se destacan un conjunto de elementos, ante los cuales hacemos algunas propuestas de lucha, pero no nos vamos a referir a nuestra posición electoral en esta oportunidad:

1) Agudización explosiva de la crisis económica-social con incremento exponencial de las penurias para el pueblo, frente a lo que se requiere una salida anticapitalista y antiburocrática, que pasa por la discusión de un Programa Económico y Social en Función de los intereses de los trabajadores y el pueblo y no los de la burocracia, el capital y el imperialismo.

2) Estallidos sociales localizados en poblaciones del interior por las gravísimas fallas en el suministro de combustible y servicios públicos, frente a los que se precisa toda la solidaridad y compañamiento, con denuncia contundente de la represión, para exigir regularización de todos los servicios.

3) Luchas obreras sostenidas en defensa de los derechos arrebatados a la clase trabajadora y, centralmente, por el salario (frente a la política de Salario Cero y por la aplicación del Art 91 para que el Salario Mínimo se equipare al costo de la Canasta Básica); luchas que deben articularse, unificarse y cualificarse con un sentido clasista y con independencia de clase frente a las manipulaciones de la burocracia y de los partidos de la burguesía.

4) Respuesta predominantemente represiva del gobierno pero con mayor dificultad para aplicarla en el marco de las crecientes protestas populares y contradicciones en el seno del propio chavismo; lo que exige la rotunda condena de la represión y campañas solidarias con los sectores del pueblo que luchan.

5) Sanciones y bloqueo imperialista, como parte de las políticas intervencionistas que promueve la oposición patronal, y de la vulnerabilidad generada por las nefastas políticas gubernamentales que lesionan la soberanía y maltratan al pueblo. Estas amenazas que se dan en el marco del juego de presiones «garrote-zanahoria» que utiliza el imperialismo, sin descartar en ningún momento la posibilidad de una agresión directa; las estamos afrontando como parte de las campañas internacionales anti imperialistas que impulsamos junto con los partidos de la Liga Internacional Socialista a escala global. Denunciamos las amenazas imperialistas y actuaremos frente a ellas con el conjunto de la nación venezolana, rechazando la actuación pro-intervencionista de la derecha opositora, sin por ello otorgarle el más mínimo apoyo o confianza al gobierno reaccionario de Nicolás Maduro, al cual debemos seguir confrontando junto a los trabajadores y sectores populares.