La historia plagada de conflictos de Nagorno-Karabaj

Por Denizhan Eren

Los conflictos entre Azerbaiyán y Armenia, que tienen un trasfondo histórico de más de un siglo, resurgieron recientemente. Ambas partes afirman que la otra fue la que inició el ataque. Sin embargo, si se tienen en cuenta las actitudes violentas que ambos países han tenido entre sí, el debate de quien empezó la guerra primero parece trivial. Ambos parecen estar complacidos con el estallido de la guerra.

Los titulares sensacionalistas como “El legado sangriento de Stalin” de la prensa burguesa sobre el conflicto entre los dos países hacen necesario que narremos el contexto histórico.

El Tratado de Turkmenchay

El estallido de tensiones entre Armenia y Azerbaiyán comienza con el Tratado de Turkmenchay firmado por Rusia e Irán en 1828. Uno de los problemas que surgió a partir de este tratado fue la división geográfica del pueblo azerbaiyano en dos. Otro problema importante surgió cuando Rusia forzó a los armenios que vivían en Irán, el Imperio Otomano y Rusia a migrar debido al decimoquinto artículo del tratado.

Para ilustrarles, los armenios de Irán, el Imperio Otomano y Azerbaiyán del Sur migraron a Azerbaiyán, especialmente a la región de Karabaj, como resultado las guerras ruso-iraníes de 1804-1813 y 1826-1828.  Solo durante la guerra ruso-iraní de 1826-1828, 18.000 familias armenias migraron a Azerbaiyán desde Irán. Con el Tratado de Turkmenchay firmado luego de la guerra, las migraciones armenias aumentaron aún más.

Rusia apuntó a generar polarización entre las naciones y fortalecer su soberanía en el Cáucaso. Griboyedo, quien era el embajador ruso en Irán y desempeñó un papel importante en la firma del Tratado de Turkmenchay, comentó sobre las migraciones: “Los musulmanes temían que los armenios que se habían asentado temporalmente allí después reclamaran esas tierras. Por lo tanto, Rusia otorgó grandes derechos y ventajas a los armenios en el Cáucaso”. [1]

Las tensiones creadas por esta política demográfica artificial sembraron las semillas de los conflictos que han durado tantos años. Por ejemplo, en las guerras armenias-tártaras entre 1905 y 1907, 128 villas armenias y 158 villas tártaras fueron destruidas o saqueadas según fuentes armenias. Se estima que el número de víctimas en esta guerra varió entre los 3.000 y los 10.000. Los autores de las masacres durante la guerra fueron militantes nacionalistas civiles de Azerbaiyán y Armenia. [2] Hasta que se rebelaron los trabajadores y campesinos y establecieron su podere en la Revolución de Octubre, la Rusia zarista siguió enfrentando a los azerbaiyanos y armenios para mantener su soberanía sobre el Cáucaso por un largo tiempo.

La Revolución de Octubre abre una nueva página

Luego de que las naciones oprimidas obtuvieran el derecho a la autodeterminación con la Revolución de Octubre, Armenia y Azerbaiyán junto con Georgia ganaron la independencia y juntos establecieron la República de Transcaucasia. Sin embargo, esta unión no duró mucho y terminó de hecho en un mes. Los trabajadores y campesinos en Bakú se rebelaron y constituyeron un gobierno de trabajadores y campesinos. Armenia, por otro lado, tuvo que pedir ayuda a los bolcheviques contra la presión del Comité de Unión y Progreso del Imperio Otomano. De esta forma, ambos países se unieron a la Rusia soviética. En el primero Congreso Soviético Transcaucásico celebrado en Bakú el 13 de diciembre de 1922, se unieron las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán y se declaró la República Federal Socialista Soviética de Transcaucasia con Tiflis como su capital. Los bolcheviques querían que se resolvieran las disputas entre Azerbaiyán, Armenia y Georgia. El problema para ellos no eran solo las diferencias étnicas y culturales entre los países, sino también las diferencias económicas y de clase. Marx y Engels declararon lo siguiente en el Manifiesto Comunista: “En la medida y a la par que vaya desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá también la explotación de unas naciones por otras. Con el antagonismo de las clases en el seno de cada nación, se borrará la hostilidad de las naciones entre sí”. [3] Sin embargo, en Rusia, que era un país atrasado, no era posible establecer una sociedad socialista dentro de un solo país. Para vencer esto y eliminar las clases, se debía expandir la revolución a todo el mundo. Para Lenin y Trotsky, quienes estaban muy al tanto de este hecho, la fraternidad de los pueblos solo era posible con la revolución mundial.

De todas formas, una nueva burocracia estaba surgiendo dentro de la Rusia soviética. Antes de su muerte, Lenin intentó luchar contra el “Gran Chauvinismo Ruso” desatado con el surgimiento de la nueva burocracia. Esta lucha sería un signo del choque de dos posturas políticas distintas que pronto alcanzaría su punto máximo en la Unión Soviética. Stalin, quien sería el líder de la nueva burocracia emergente y el chauvinismo ruso contra Lenin, desempeñaría un gran papel en el afloramiento del problema de Karabaj. El 1 de diciembre de 1920, se celebró una reunión con la participación de los representantes de Azerbaiyán, Armenia y el Partido Comunista Ruso bajo la presidencia de  Grigori Orjonikidze, líder del Partido Comunista Ruso para el Cáucaso. Narimanov, el líder de la Azerbaiyán Soviética bajo el control de Orjonikidze, declaró que le habían dejado Zangezur, Nakhichevan y Nagorno-Karabaj a Armenia y puesto un fin a la lucha histórica entre musulmanes y armenios. En Pravda el 4 de diciembre de 1920, Stalin consideró que la decisión era “un hecho sin precedente en la historia”. La base de esta declaración, de la cual Lenin también estaba al tanto, era que una mayoría de armenios estaba viviendo en Krabaj en ese entonces, pero también se tomó en cuenta la posición de los azeríes. De hecho, el 21 de junio de 1921, Orjonikidze le advirtió a Nerimanov en su carta que “ni una sola villa armenia debe ser adherida a Azerbaiyán, ni una sola villa musulmana debe ser adherida a Armenia”. [4]

Sin embargo, en la reunión del 5 de julio de 1921, Kirov, Orjonikidze y Narimanov cambiaron de parecer en un solo día con la intervención de Stalin. Esta vez se definió a Nagorno-Karabaj como una región autónoma dependiente de Azerbaiyán. Además, cuando se delimitó la frontera de la región, también se dejó Lachin a Azerbaiyán para interrumpir las relaciones geográficas de Nagorno-Karabaj con Armenia. Luego de este cambio de política, no hubo explicación política para este repentino cambio de opinión.

¿Por qué esta actitud del comité del Cáucaso cambió de repente con la intervención de Stalin? Porque, para Stalin, el gobierno de la región estaba primero, en lugar de la libertad y la paz entre sus pueblos. La razón principal de esto era apoyar la revolución menchevique de Armenia en la montaña Zangezur. Cuando se suprimió la rebelión, Stalin no tuvo razón para darles Karabaj a los armenios. Además de esto, cuando Stalin llegó al poder y se abandonó el sueño de la paz internacional con el objetivo de la revolución socialista, prefirió que Armenia y Azerbaiyán se pudieran mantener bajo control mediante un conflicto y mantener el statu quo.

Hubo actitudes similares que no se limitaban al conflicto de Karabaj en ese entonces.

Durante el proceso de establecimiento de la República Federal Socialista Soviética de Transcaucasia, Orjonikidze, nombrado por Stalin, forzó a los gobernantes de Georgia, quienes no apoyaban la inclusión de Georgia en la Federación de Transcaucasia. Incluso hizo esto mediante la intimidación, con el respaldo de Stalin.  

En su libro, “Notas críticas sobre la cuestión nacional”, Lenin criticó a Feliks, Dzerjinski, Orjonikidze y Stalin por esta cuestión y acusó a Stalin con gran nacionalismo ruso: “Se cometió un error fatal en esta cuestión debido a la gestión apresurada de Stalin y a su famosa pasión por el nacionalismo social. Este tipo de compromiso a la política con frecuencia lleva a las peores consecuencias”. Además Lenin recomendó en su testamento que se removiera a Stalin de su cargo de secretario general porque pensaba que el poder que Stalin tendría podría ser peligroso.

Sin embargo, el testamento de Lenin no pudo ser puesto en práctica. Stalin, quien había ganado fuerza en la burocracia, tomó el poder luego de la muerte de Lenin. Se abandonaron los objetivos de la sociedad sin clases y la revolución mundial bajo el nombre del socialismo en un solo país. Armenia y Azerbaiyán fueron colonizadas durante el capitalismo de Estado establecido en Rusia. Al mismo tiempo, se alabó la era de la Rusia zarista y el nacionalismo ruso. Por ejemplo, una revista rusa publicada en 1950 interpretó el control de la Rusia zarista sobre el Cáucaso de la siguiente forma: “La anexión por parte de Rusia era el único medio de desarrollo social, económico y cultural, y al mismo tiempo, significó la salvación de la existencia nacional del Cáucaso y Transcaucasia…La anexión por parte de Rusia era la única forma de salvarse, preservar su cultura antigua y desarrollarse económica y culturalmente” [5].

Luego de que Stalin tomara el poder, el gobierno opresivo y el ascenso del nacionalismo ruso continuaron bajo el mandato de Kruschev y Gorbachov. La Rusia soviética se había establecido en las mentes de las naciones oprimidas como un sistema imponente, antidemocrático y tiránico dominado por la nación chauvinista y opresora. Es por eso que muchas naciones como Armenia y Azerbaiyán vieron el colapso de la URSS como una oportunidad para la liberación. Sin embargo y contrario a las expectativas, muchos Estados establecidos con la promesa de la democracia se convirtieron en países en los cuales gobiernan dictaduras burguesas bajo la tutela de los burócratas de la antigua maquinaria soviética. La familia Ayilev en Azerbaiyán es un buen ejemplo.

El problema de Nagorno-Karabaj   

Las tensiones étnicas acumuladas durante más de cien años han sido alimentadas por los actores nacionalistas que llegaron al poder en ambos países con la disolución de la URSS. En febrero de 1988, los armenios de Stepanakert, la capital de la Provincia Autónoma de Nagorno-Karabaj (NKAO 1926-1989) dentro de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, se manifestaron exigiendo la unión de la provincia con la República Soviética de Armenia. La aceptación de la transición de la región a la República de Armenia por parte de los diputados de la NKAO por el voto mayoritario encontró las objeciones de Moscú y Bakú. Como contraataque, el 26 de noviembre de 1989, la administración de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán decidió abolir el estatuto de autonomía de Nagorno-Karabaj y lo anexó por completo a Bakú. En respuesta, el Soviet Supremo de Armenia y el Consejo Nacional, que es el órgano legislativo de Karabaj, declararon que la región se unía con Armenia tres días después. Como resultado del referéndum boicoteado por la minoría azerí en Nagorno-Karabaj en diciembre de 1991, cuando se disolvió oficialmente la URSS, los armenios decidieron establecer un Estado independiente. (Los armenios conformaban el 77 por ciento de la población de Nagorno-Karabaj, mientras que los azerbaiyanos conformaban el 23 por ciento de la misma).

Cuando la propuesta del gobierno soviético de aumentar la autonomía de Nagorno-Karabaj dentro de las fronteras de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán no fue aceptada por las partes, se encendieron los ya tensos conflictos entre Armenia y Azerbaiyán, convirtiéndose en guerras y masacres. Para ejemplificar:

El 27 de febrero de 1988, un grupo de azerbaiyanos atacó a los armenios en la ciudad de Sumgait, donde vivían 19.000 personas y, según las fuentes oficiales, murieron 26 armenios y 6 azerbaiyanos (según las fuentes no oficiales, el número de muertos fue superior a 200). Las casas de los armenios fueron saqueadas. Una vez que se calmaron los acontecimientos, 300.000 armenios que vivían en Azerbaiyán emigraron a la Federación de Rusia y a Armenia, mientras que 250.000 azeríes que vivían en Armenia se dirigieron a Azerbaiyán. Eso pasó a la historia con el nombre de Pogromo de Sugmait.

El 26 de febrero de 1992, 613 azeríes, entre ellos 106 mujeres y 83 niños, fueron masacrados por el ejército armenio en la ciudad de Khojaly de Nagorno-Karabaj. El ex Presidente de Armenia, Serzh Sargsyan, que era el comandante en Karabaj en ese momento de la matanza, lo describió de la siguiente manera: «Los azerbaiyanos pensaban que estaban jugando con nosotros, pensaban que los armenios eran personas que no podían levantar la mano contra la población civil. Fuimos capaces de romper ese [estereotipo]. Y eso fue lo que ocurrió. También debemos tener en cuenta que entre esos chicos había gente que había huido de Bakú y Sumgayit”. [6] Como se desprende de las palabras de Sargasyan, a ambos Estados les pareció razonable derramar sangre y vieron en ello la única salida para su soberanía.

Los roles de los países en la intervención internacional

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) se reunió en Helsinki el 24 de marzo de 1992 y el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores celebró una conferencia en Minsk, la capital de Bielorrusia, para resolver el conflicto de Nagorno-Karabaj. Los participantes del Grupo de Minsk fueron Alemania, Armenia, Azerbaiyán, los Estados Unidos, Rusia, Suecia, Italia, Francia, Rusia, Turquía y Checoslovaquia. Sin embargo, ahora que consideramos la situación actual, podemos ver que el Grupo de Minsk no iba a ninguna parte porque permaneció como el pilar diplomático de la guerra de división de los países imperialistas en lugar de establecer la paz.

Para ilustrar la actitud de Rusia y Turquía:

Rusia es uno de los países que más ha contribuido a la continuación de los conflictos hoy en día. La inestabilidad causada por el problema no resuelto de Nagorno-Karabaj favorece a Rusia para mantener una presencia militar en la región con el pretexto de prevenir una posible guerra. Por esta razón, Rusia refuerza un estado de conflicto constante en lugar de desarrollar una paz o relaciones sostenibles. Uno de los indicadores de esto es que Rusia vende armas a ambos países.

Estados Unidos, al igual que Rusia, tiene interés en este conflicto, especialmente si consideramos que la guerra en curso favorece Azerbaiyán por el momento. En el campo económico, Azerbaiyán coopera principalmente con los EE.UU. mientras exporta sus recursos energéticos a los mercados mundiales, especialmente a Europa Occidental.

Además, los Estados Unidos obtienen beneficios económicos gracias a la ubicación geográfica de Azerbaiyán y su acceso al Mar Caspio, así como a los recursos naturales como el petróleo y el gas que se encuentran en Azerbaiyán. Al mismo tiempo, la reducción de la superficie de Rusia en el Cáucaso beneficia a los Estados Unidos como rival de Rusia. Incluso si ambas partes piden la paz, se convierten en una interferencia indirecta en la región a través de Turquía. Esperan el momento adecuado para intervenir y no perderán la oportunidad de hacerlo si se dan las condiciones adecuadas.

Por otra parte, Turquía, al tiempo que se convierte en un importante centro de transición hacia el mercado europeo de gas natural, planea construir gasoductos azeríes y rusos a través de su territorio. Y, con el descubrimiento de los campos de gas en el Mar Negro, Turquía quiere asumir el papel de exportar gas a Europa. Por lo tanto, Turquía quiere fortalecer su alianza con Azerbaiyán con declaraciones de ser una nación amigable.

Turquía también pretende aumentar su influencia en la política del Cáucaso promoviendo el nacionalismo en la política interna. Por eso la actitud actual de Turquía no es establecer la paz, sino apoyar las políticas chauvinistas de la administración de Aliyev.

Conclusión

No es posible obtener una solución concreta de los gobiernos burgueses en el poder de Azerbaiyán y Armenia; porque sus intereses están a favor del conflicto, no de la resolución. Siempre que los regímenes azerbaiyanos y armenios temen una reacción pública por sus problemas internos, impulsan una política exterior violenta y bélica para alimentar los sentimientos nacionalistas, política que ambos países seguirán haciendo.

La situación es la misma en lo que respecta al apoyo internacional. El grupo de Minsk no ha logrado nada y ha empeorado aún más la situación. Cuando consideramos la actitud de Rusia y Turquía y los intereses de estos países en el Cáucaso, no tiene sentido pensar que el futuro será muy diferente.

Sólo el socialismo puede traer la paz a los pueblos. Por lo tanto, sólo puede ser posible para los trabajadores armenios y azerbaiyanos deshacerse de la influencia del chauvinismo y luchar contra el dominio de los dos países juntos a través de una nueva revolución socialista.