Rusia: horror en las redes. Una nueva expresión de violencia machista.

Por Candela Ramírez

Stas Reshétnikov, un reconocido youtuber ruso que en las redes se hace llamar “Reeflay Panini” durante una transmisión en vivo en YouTube y con dos mil espectadores al momento del hecho, decidió someter a su novia a una seguidilla de situaciones de violencia hasta causarle la muerte.  La violencia machista una vez más recurre a renovar sus prácticas, una nueva y escalofriante historia nos deja perplejas.

El bloguero de 30 años de edad vivía en la ciudad de Moscú, con su joven novia Valentina Grigórieva de 27 años, quien presuntamente se encontraba embarazada. La relación llevaba más de un año y no era la primera vez que ambos transmitían en vivo. Grigórieva a menudo salía en los vídeos del bloguero, quien la humillaba durante los directos cumpliendo las solicitudes de sus seguidores. Cuenta un medio digital ruso que en uno de los vídeos el hombre roció la cara de la mujer con gas pimienta y que en otros le pegó y la humilló verbalmente.

Los primeros días de diciembre Reshétnikov  grabó en directo la muerte de su pareja y luego de una gran consternación de la sociedad rusa, un tribunal moscovita dictaminó el viernes 4 de diciembre la prisión preventiva para el youtuber, acusado de causar graves daños a la salud de su pareja con resultado de muerte, a la que había echado previamente semidesnuda al balcón y dejado durante horas en el frío. El bloguero llamó a la ambulancia y a la policía, pero seguía grabando todo, incluso cuando habían llegado los médicos que constataron la muerte de la joven.

En las imágenes que circulan en internet se puede ver cómo el youtuber arrastra del brazo al interior de su apartamento a Grigórieva, vestida solo con ropa interior y en estado inconsciente. El hombre continuó transmitiendo todo y durante un tiempo los espectadores pudieron observar el cadáver de la joven en el sofá detrás del bloguero. El ‘stream’ fue interrumpido solo después de que presuntamente un policía lo solicitara. La grabación en cuestión no está disponible en YouTube, pero varios canales de Telegram difundieron fragmentos. Más tarde, el bloguero comentó al canal de televisión Ren TV el trágico incidente sin arrepentirse de lo ocurrido: «Es muy raro. ¿De qué voy a arrepentirme? En realidad no hice nada. Llamé a la ambulancia», dijo Reshétnikov.

Nuevo método de violencia a erradicar: el uso de las redes sociales

La velocidad y masividad de la comunicación que permiten internet y las redes sociales genera nuevos escenarios de disputa en la sociedad. Las plataformas digitales no paran de crecer y así también el hambre de sus usuarios por llegar a crear contenido innovador y transgresor para las miles de personas que están del otro lado, deseosos por ver cada vez más. Sin importar las consecuencias ocasionadas por estos contenidos, los cuerpos feminizados y disidentes sigue siendo un objeto de la sociedad patriarcal, ultrajados con la sola intención  de “entretener”.

De este modo, sumado a los que ya conocíamos, el mundo de internet se vuelve cada vez más hostil para nosotres, naturalizando la violencia en todas sus formas, haciéndose parte de la misma y ahora… transmitiendo un femicidio en vivo.  

La violencia de este tipo, se ha expandido y materializado de diversas formas: amenazas directas o indirectas de violencia física o sexual; insultos dirigidos a uno o varios aspectos de la identidad, como los de carácter racista o transfóbico; acoso selectivo; atentados contra la intimidad como el doxeo (divulgación en Internet de datos privados que revelan la identidad de una persona con el fin de causar alarma o malestar); y la divulgación de imágenes sexuales o íntimas de una mujer sin su consentimiento. El objetivo de esta violencia es crear un entorno hostil en Internet para las mujeres y disidencias con el fin de avergonzarlas, intimidarlas, y en última instancia, silenciarlas. (1)

En el año 2018 Amnistía Internacional abordó el tema sobre la violencia hacia las mujeres y disidencias en el ámbito de internet, especialmente en la red social Twitter. El informe de nombre “#ToxicTwitter: Violence and Abuse against Women Online(2) concluía que las mujeres son víctimas de violencia y comportamientos abusivos en Twitter por diversas razones. Unas veces por alzar la voz sobre ciertas cuestiones a menudo feministas. Otras, porque son figuras públicas. Aunque personas de todos los géneros pueden experimentar violencia y comportamientos abusivos en Internet, los que sufren las mujeres y cuerpos disidentes suelen ser de naturaleza sexista o misógina, y las amenazas en internet de violencia contra las mujeres están a menudo sexualizadas e incluyen referencias explícitas a su cuerpo.

A pesar de que las políticas de las empresas dueñas de estas plataformas recitan que “no se tolera conductas que acosen, intimiden o usen el miedo para silenciar la voz de otra persona”, las medidas que se han adoptado son insuficientes. Las plataformas no asumen adecuadamente su responsabilidad de respetar los derechos humanos en el contexto de la violencia y los comportamientos abusivos contra mujeres y disidencias.

Violencia de género “on-line”

A pesar de los grandes esfuerzos que hacemos para visualizar y erradicar estas conductas, el patriarcado sigue fuertemente anclado en nuestras estructuras, reproduciéndose y adaptándose a nuevos ámbitos y nuevas formas de relacionarse afectivamente. Aunque hace más de una década que las redes sociales se implantaron en el mundo, resulta sorprendente los escasos datos que tenemos para analizar y diagnosticar con exactitud la prevalencia de las violencias de género a nivel internacional, facilitando la impunidad ante las agresiones. Por falta de datos públicos, oficiales y disponibles las violencias de género ejercidas on-line se pueden ver como puntuales, accidentales, casos aislados de depravados, o incluso, fácilmente negables.

A la par de estas situaciones se suman los medios de comunicación burgueses que difunden estos hechos, utilizando también plataformas digitales con el fin de llegar a más personas en un lapso menor de tiempo, mostrando imágenes en las que se ve el cuerpo sin vida de la mujer normalizando una escena cruel, espectacularizando la violencia. ¿Es necesario? Se dan detalles del paso a paso que llevó a la mujer a la muerte, utilizando el morbo como entretenimiento. Lo más perturbador es un relato aséptico, no hay crítica ni problematización. Esto no es informar, es una forma de pedagogía de la crueldad ¿No conocen las consecuencias de estas coberturas? ¿O simplemente juegan su rol en la sociedad del entretenimiento?

Al patriarcado lo tiraremos junto con el capital

Es imposible pensar en el capitalismo y patriarcado por separado, porque uno y otro se retroalimentan, son indivisibles. Y por eso todas las instituciones del Estado burgués de una u otra manera sostienen el modelo patriarcal.

 El proceso de concentración y monopolio de la red en unas pocas megacorporaciones se produjo a un ritmo acelerado. En la actualidad, el negocio de la tecnología digital encuentra al llamado “club de los cinco”, con el dominio casi absoluto del mercado. Y a este club lo componen Google, Microsoft, Facebook, Apple y Amazon. Sus principales accionistas encabezan los rankings de los hombres más ricos del mundo. Y son casi el único sector que siguió creciendo durante la pandemia. También en este último período irrumpió con fuerza red social China Tik-Tok de millones de usuarios en el mundo. (3)

El presente caso nos obliga a repensar sobre cómo los nuevos formatos, responden a los viejos mandatos del capitalismo en crisis, y por ende, el patriarcado. La posibilidad de utilizar la tecnología para beneficios de todos, pensar que las redes sociales y el mundo digital estén controlados democráticamente por las mayorías no solo es necesario, sino posible. La izquierda tiene un rol fundamental en esta pelea y en poner en debate estos temas. Solo en una sociedad de nuevo tipo, sin explotación ni opresión, será posible construir relaciones sociales más justas e igualitarias entre hombres, mujeres y demás géneros. Por eso esta lucha tenemos que encararla juntas, juntos y sin falsos antagonismos.