8M, el tsunami lila sacudió el Estado español

La huelga feminista sacudió al Estado español, antes y después de su realización. En Cataluña hicimos grandes acciones. Con alcances que superaron las expectativas, analizaremos los desafíos que el movimiento de mujeres tiene por delante.
Afiches en los muros, notas en los diarios, editoriales en los programas políticos de televisión, las horas previas al 8M indicaban que algo sería diferente. La organización por abajo en asambleas, el manifiesto consensuado en Zaragoza, los piquetes informativos y las jornadas en cada rincón del Estado español prepararon el terreno para una acción histórica.
Según datos de CC.OO. y UGT, la huelga convocó a más de 6 millones de personas. Con más de 7.000 periodistas que firmaron el manifiesto “Las periodistas paramos”. Con miles de mujeres que en todo el país colgaron su delantal del balcón. Con facultades sin clases y tiendas vacías, la jornada del 8M dejó un mensaje muy fuerte en España: la marea feminista llegó para quedarse y avanzar.

De país en país

El movimiento feminista en el Estado español se asentó en el impulso de acciones como #Metoo en Estados Unidos, #NiUnaMenos en Argentina, #VivasNosQueremos de México, entre otros. El objetivo fue claro, demostrar que sin las mujeres el mundo no produce. Relacionando de esta manera los dos factores de desigualdad imperantes en la sociedad actual, el patriarcado y el capitalismo.
Con acciones y huelgas que se replicaron en más de 60 países, este Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue histórico a nivel mundial.
Con movilizaciones masivas en Argentina, Corea del Sur, China y Turquía, entre otros países donde miles y miles de mujeres salimos a las calles, hay un antes y un después del 8M. Pensar la situación de la mujer en el mercado laboral actual, es la forma más sencilla de comprender la desigualdad. Por hacer la misma tarea que un hombre las mujeres percibimos un salario menor. En España la brecha salarial es de un 18,8%. Por eso la huelga laboral exigió la igualdad salarial. Al correr el velo mediante el cual el patriarcado mira a las mujeres, encontramos muchas otras desigualdades.
Cuando la huelga se convocó también teníamos claro que queríamos mostrar todo ese trabajo invisible que hacemos las mujeres y que por mandato histórico parece que estuviéramos destinadas a hacer eternamente, sin reconocimiento alguno.
Por eso la huelga también fue de cuidados. El capitalismo es el sistema económico que se lleva grandes réditos económicos al ahorrarse las tareas de cuidado. Encargarse de los niños, lavar la ropa, hacer las compras, planchar la ropa, hacer la comida, son tareas que parecen comenzar con M de mujer. Por realizarlas no cobramos un céntimo, sin embargo, sí las dejáramos de hacer, se paralizaría el mundo.
A la huelga laboral, de cuidados y de consumo, la fortalecimos entre todas, con acciones desde primera hora en cada punto del país, usando los métodos de la clase obrera. Desde la 5 de la mañana realizamos piquetes y cortes en los principales puntos del Estado, para demostrar que acá estamos y que vamos a seguir con fuerza reclamando la igualdad en todos los terrenos.
Desde Juntas y a la Izquierda repartimos miles de volantes los días previos en facultades, fábricas, escuelas, hospitales y paradas de metro, como un aporte para sumar a más mujeres a la huelga. También como una forma de sumar al debate nuestros puntos de vista.
Con fuerza acumulada, con gritos de bronca, con alegría también, las mujeres nos fuimos encontrando movilizadas, como una marea humana de la cual muchos hombres fueron parte. Madrid, Sevilla, Bilbao, Andalucía, Santiago, Barcelona, fueron viendo el ocaso del día con un nuevo renacer de los tonos violetas.

Todas las voces, todas las manos

“¡Somos parias, somos gitanas, somos mujeres con diversidad funcional! ¡Nos sabemos trans, bi, queer, hetero! ¡Somos las asesinadas, somos las presas, somos las que nos quedamos en el mar!”
Así comenzaba el manifiesto que al comenzar la noche se leía y se replicaba en cada manifestación. Masivas, desbordadas, intergerneracionales, transversales, así fueron las movilizaciones en el Estado español. Algunos de los reclamos que retumbaron en las calles fueron: “queremos las pensiones que nos hemos ganado”, “la defensa de la vida se sitúa en el centro de la economía y de la política”, “no es no, lo demás es violación”, “estamos hasta el culo de tanto machirulo”, “queremos empleo, el trabajo nos sobra”, “de camino a casa quiero ser libre, no valiente”.
El trabajo doméstico no remunerado ni reconocido, la desigualdad salarial, la violencia machista, la injerencia de la Iglesia sobre las decisiones políticas, fueron los reclamos que se multiplicaron de a miles y se hicieron sentir.
El incumplido e insuficiente pacto de Estado contra la violencia machista también fue criticado en el manifiesto y en las calles. Aprobado hace casi 5 meses, el Gobierno aún no ha librado los € 200 millones prometidos para este año argumentando que no tiene aprobados los Presupuestos Generales de 2018.
Mientras tanto seguimos siendo víctimas de femicidios, la educación sigue siendo heteronormativa y la feminización de la pobreza se agudiza.
Y nuestros reclamos fueron aún más allá. Denunciamos los presupuestos que se destinan a las escuelas gestionadas por el Opus Dei, quitándole dinero a las escuelas laicas y públicas. No se puede seguir subsidiando a la Iglesia Católica, una institución que tiene entre sus representantes a gente como el obispo Munilla que dice abiertamente que las feministas tenemos el diablo adentro. Si tener el diablo es sinónimo de exigir el respeto por nuestros cuerpos, por nuestras identidades sexuales, por el derecho a decidir, pues iremos con mucho gusto al infierno señor Munilla. Y en su cara le seguiremos diciendo: “el que quiera un cura que se lo pague”. Estamos en contra de que se le destinen millones a su institución, mientras nosotras seguimos muriendo por falta de dinero para políticas públicas contra la violencia de género.

Lo personal es político

A fines de la década del ’60 Carol Hanisch, publicaba su ensayo “The Personal is Political”, una afirmación que hoy nos sirve para comprender el fenómeno actual.
Decir que lo personal es político, es tomar la lucha por revertir la opresión que sufrimos las mujeres en nuestras manos. Es comprender que estamos condicionadas por la desigualdad de poder existente en la sociedad respecto de los varones. Que la opresión patriarcal es parte constitutiva del sistema económico-social imperante: el capitalismo, que se basa en la explotación de la clase trabajadora por la burguesía y es por sobre todas las cosas entender que para enfrentar al patriarcado es necesario atacar al capitalismo, para hacer realidad eso que tantas veces gritamos que “capitalismo y patriarcado caigan juntos”.
Es por ello que, haber denunciado en el manifiesto leído en Catalunya la aplicación del artículo 155 y habernos expresado por la defensa de la democracia y las libertades de nuestro país, era una declaración totalmente necesaria. Porque los derechos que las mujeres debemos aun conquistar vendrán unidos a la más amplia libertad, el respeto de la democracia y la autodeterminación de los pueblos.
Expresarnos contra las políticas racistas también es comprender que lo personal es político. La persecución a las inmigrantes, la Ley de Extranjería y los CIEs son políticas que lleva adelante el gobierno de M. Rajoy con el objetivo de perseguir a quienes llegan al Estado español en busca de una posibilidad de sobrevivir.
Y si de medidas políticas que las mujeres tomamos en nuestras manos se trata, el reclamo por las pensiones que nuestras abuelas se han ganado es un reclamo más que justo que ganó las calles con gran potencia. Con pensiones de miseria, que desconocen el tiempo dedicado a las tareas de cuidado, no hay ningún tipo de igualdad posible. Por eso, exigimos la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico.
Somos las mujeres y lxs pensionistxs lxs que en las últimas semanas expresamos una parte del descontento social con el gobierno del PP y Ciudadanos. Porque, por más que en sus discursos hablen de superación de la crisis de 2008, la crisis económica, social y política no fue superada y acumula más tensiones.
Terminar con el sistema capitalista es la tarea que todas nosotras debemos tomar en nuestras manos, junto a la clase obrera y como parte de ella. El capitalismo explotador y opresor es el padre de las violencias que sufrimos a diario, ya sea en casa, en la calle, en el trabajo, en los medios de comunicación o a través de quienes nos gobiernan. Que el capitalismo y el patriarcado caigan juntos.

Cuando una mujer avanza…

Los días previos a la huelga el presidente del Estado, Mariano Rajoy dijo que la brecha salarial no era un tema sobre el cual el gobierno tuviera que opinar. Sus portavoces del PP, calificaron a la huelga de “frívola”, “insolidaria” y “elitista”. En la misma línea los dirigentes de Ciudadanos, con Inés Arrimadas a la cabeza, expresaron que estaban en contra por considerarla anticapitalista.
Pero el 8M la marea feminista fue tan potente que tanto Rajoy como Rivera intentaron reubicarse apareciendo en público con el lazo lila en las solapas de sus sacos. Sin embargo, nada debemos esperar de los representantes de la burguesía más rancia y conservadora de España. Son ellos quienes legislando no destinan presupuesto al pacto de Estado, ni cumplen con la Ley de Igualdad.
Mostrarse con el lazo por la igualdad, es demostrar que la marea feminista tiene un peso y un alcance, que ni ellos pueden ignorar. Pero sabemos que no van a llegar mucho más lejos que eso, ya que están allí para garantizar que el orden capitalista no se modifique. Mientras que nosotras estamos aquí para hacer temblar el orden reinante. Porque mientras el capitalismo siga siendo el modelo dominante, el patriarcado seguirá siéndole funcional.
Las declaraciones de Rivera donde sostiene que está “encantado de liderar el debate transversal feminista”, fueron cínicas y repudiables. Al mismo tiempo, que el representante de uno de los partidos de la derecha más conservadora deba hablar de feminismo quiere decir que la marea se hace sentir. Igual le aclaramos tanto a Rivera como a Rajoy que nosotras no nos confundimos. Sabemos que ningún partido burgués jamás será feminista, porque nuestro feminismo es anticapitalista. Vamos contra el orden establecido, vamos contra aquellos que les garantizan las ganancias a los patrones mundiales. Vamos contra partidos como los suyos que legislan contra nosotras. Lo personal es político, sabemos que para lograr los cambios que necesitamos debemos tomar la lucha en nuestras y seguir movilizadas y organizadas. Nada podemos esperar de partidos machistas y conservadores, que, aunque cuenten con líderes mujeres como Inés Arrimadas, perpetúan la opresión global hacia las mujeres.

Tsunami lila

Desde Juntas y a la Izquierda, sostenemos que el movimiento de mujeres esta atravesando el nacimiento de una cuarta ola feminista. Así lo expresamos en nuestro último libro editado “Mujeres en Revolución”.
Asentada en las anteriores y con la experiencia acumulada, las mujeres nos plantamos ahora de cara contra el sistema para lograr la igualdad social.
En ese camino nos vamos construyendo y encontrando con otros movimientos que a nivel internacional sostienen nuestros mismos reclamos. Es por ello por lo que esta huelga internacional marcará un antes y un después en la lucha por nuestros derechos. Porque hemos dicho y demostrado que aquí estamos y no vamos a dejar de pelear por nuestros derechos. Porque por más que ahora intenten canalizar nuestra pelea por la vía de leyes, sabemos que nada son sin la presión popular que los obligue a cumplirlas.
Mostrarse con el lazo lila y no aplicar el pacto de Estado es una muestra del doble discurso de quienes nos gobiernan. Estar dentro del Parlamento y haber aceptado una ley con un presupuesto insuficiente es también un acto de demagogia.
Lo que el movimiento de mujeres necesita es que cada vez estemos más organizadas por debajo, para poder tomar la lucha política en nuestras manos ya no sólo para demostrar que, si nosotras paramos, se para el mundo. Sino para hacerles saber que sí nos organizamos, podemos revertir el orden actual.
Para dar esta pelea te invitamos a que nos leas, a que nos sigas, a que te organices con nosotras en Juntas y a la Izquierda. Para que cada vez seamos más las que nos organizamos contra este sistema machista y patriarcal.
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Florencia Salgueiro Carral