Reproducimos a continuación un artículo que nos han enviado compañeros del Partido Socialista irlandés, sección del Comité por una Internacional de los Trabajadores (CWI/CIT), sobre el triunfo del referéndum que levantó la prohibición constitucional del derecho al aborto en Irlanda. Originalmente fue publicado en SocialistParty.ie y SocialistWorld.net
El referéndum para deshacerse de la prohibición del aborto fue aprobado con facilidad con un resultado de 66.4% contra 33.6% con una participación de más del 64%, la más alta en la historia en un referéndum irlandés. Éste resultado fue casi una inversión exacta del voto de 1983 que impuso la prohibición, la única diferencia es que, esta vez, hubo casi un millón de votos más. El gobierno, junto con las propuestas de la Asamblea Ciudadana, había anunciado que, en caso de que ganara el voto positivo, pretendía legislar la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas de gestación. El triunfo del “Sí”, entonces, sólo puede interpretarse como un firme voto a favor del derecho a decidir.
Los políticos y los medios están tratando desesperadamente de reescribir la historia real de la lucha radical que generó el surgimiento de este cambio, ya que temen que las masas tomen confianza a raíz de ella y comprendan que pueden organizar grandes luchas de masas sobre las problemáticas centrales y contra el sistema capitalista en sí mismo, que se basa en el principio de la desigualdad. Ruth Coppinger, miembro del Partido Socialista y Solidarity (frente electoral encabezado por el PS), una de las más importantes figuras que lideran esta lucha, también fue conscientemente excluida de los medios nacionales durante la campaña. Por lo tanto, en este artículo, escrito por miembros del Partido Socialista, intentamos hacer constar la realidad. El Partido Socialista, junto a otros activistas, tuvo un papel crucial en la campaña nacional de ROSA (agrupación feminista del PS). Y también fuimos parte del grupo Together4Yes (Juntos por el “Sí”).
Después de 35 años, la convicción de la necesidad de deshacerse de la Octava Enmienda de la Constitución era universal. No hubo un contraste sustancial entre las ciudades y el campo, ya que también habían cambiado las posturas en las pequeñas ciudades y áreas rurales. Sólo un distrito votó por el “No” mientras que en 1983 todos habían votado a favor de la prohibición menos uno. Incluso Connaught/Ulster, una provincia tradicionalmente conservadora, se decidió limpia y claramente con un 59% contra el 41%.
El voto positivo fue sólido en las áreas urbanas. La mayoría de las ciudades votó de manera positiva apenas por debajo o superando el 70%. Dublín tuvo 9 de los 10 distritos con mayor cantidad de votos a favor y Wicklow, con el 74.26% fue el restante. El porcentaje positivo general en Dublín fue del 75.5%. En Stoneybatter, conformada por comunidades de clase trabajadora y una nueva población de jóvenes, el voto positivo alcanzó un 92%.
El voto fue muy alto entre la clase media y la clase trabajadora. Los números sugieren que fue mayor la participación de la clase media, aunque, en cuanto a la campaña, fue claro que quien sintió la problemática de manera más profunda fue la clase trabajadora, con las mujeres trabajadoras siendo un corazón latente de la revuelta.
Las mujeres jóvenes, el corazón latente
El 65% de los hombres y el 70% de las mujeres votaron a favor. Íntegramente, 87% de las personas de edad menor a 25 años y el 90% de las mujeres jóvenes votaron positivamente. Las mujeres jóvenes han sido el motor detrás de este movimiento en los últimos años y particularmente en la culminación de la campaña del referéndum.
La cantidad de mujeres jóvenes que votaron en el último referéndum aumentó en un masivo 94% en comparación con las elecciones generales del 2016. Les jóvenes trans y los estudiantes también estuvieron al frente y, según estimaciones de la revista GCN, 91% de los votantes que pertenecen a la comunidad LGTBQ votaron a favor.
Este cambio se viene construyendo hace años y la campaña en sí fue larga, duró dos meses, comenzando a fines de marzo cuando el gobierno finalmente firmó la orden de establecer los detalles del referéndum.
El comienzo de este proceso fue marcado por los desagradables y misóginos afiches de la campaña por el “No” que incluían fotos y títulos como “¿Licencia para matar? Vote No”, “No elija la muerte, vote No”, “En Inglaterra 1 de cada 5 bebés son abortados, vote No”, “Si matar a un bebé no nacido a 6 meses de gestación lo inquieta, entonces vote No”.
Sin embargo, para el 25 de mayo la gente había rechazado la sólidamente financiada campaña del No (que incluye recursos y publicidad estrechamente relacionada con la derecha religiosa de los Estados Unidos) a partir de un voto que ha logrado un impacto alrededor del mundo.
Vox, el sitio estadounidense de noticias y opiniones anunció: “El sentimiento a favor del aborto fue especialmente fuerte entre los votantes jóvenes y los citadinos, esto sugiere que una mayoría secular y de izquierda ha reemplazado a las generaciones católicas y conservadoras anteriores”.
Un movimiento laico con inclinaciones a la izquierda
Este resultado refleja los cambios que han estado sucediendo en Irlanda en las últimas décadas. De hecho, la enmienda original de 1983 era, en un sentido, un golpe político de la derecha clerical y los políticos conservadores con el apoyo de la Iglesia, a causa de su temor a que Irlanda estuviera cambiando en cuanto a su postura social. Por lo tanto, tomaron acción rápidamente para efectuar la prohibición antes de que sea demasiado tarde.
En sintonía con el resto del mundo, la sociedad irlandesa ha cambiado drásticamente desde entonces, pero el establishment político irlandés se negaba a reflejar este cambio en modificaciones sustanciales de la Constitución y la legislación. El alcance del cambio que se le ha impuesto al orden político es demostrado por el hecho de que hace sólo cinco años, se aprobó la Ley de Protección Durante el Embarazo, que incluía una disposición de que todas las personas que procuraran realizar un aborto podrían ser penadas con hasta 14 años de cárcel.
En los años desde 1983, la existencia de la Octava Enmienda y la dominación de la política por los partidos conservadores (incluso cuando el laborismo formó parte del orden político en la década de los 90) significó que muchos, a su pesar, sintieran que debían aceptar esta última hipocresía como una “solución irlandesa a un problema irlandés”. Es decir, que hasta algún futuro incierto, el aborto no sería permitido en Irlanda y las personas tendrían que viajar a Gran Bretaña para hacerse abortos allí.
Sin embargo, en 1992 se presentó el Caso X, en el que a una menor que había sido violada se le había negado, inicialmente, viajar a Gran Bretaña para interrumpir su embarazo. Luego de que la Corte Suprema decidiera que la Octava Enmienda permitía abortos en los casos en los que proseguir con el embarazo pusiera en riesgo la vida de la madre, se le permitió ir a Gran Bretaña. Sin embargo, la prohibición se mantuvo intacta.
Esa no fue la actitud ni la tendencia de las mujeres jóvenes de la década del 2000, en el marco del “Tigre Celta”. Hubo una creciente demanda por los derechos de la mujer, la igualdad y por un Estado Laico, esto significaba la autonomía de cuerpo y el derecho al aborto. Desde entonces, las mujeres jóvenes han sido un motor crucial que ha empujado a la sociedad irlandesa hacia adelante.
Savita, el primer punto de inflexión
La muerte de Savita Halappanavar en octubre del 2012 en el Hospital de la Universidad de Galway fue un punto crítico extremadamente importante. Con un tremendo dolor, Savita sufrió un aborto espontáneo y solicitó que le realizaran un aborto, pero se le negó. El fallo del Caso X indicó específicamente que sólo se podía permitir un aborto si existía “un riesgo real y sustancial” para la vida de la mujer.
Además de básicamente decir que la salud de una mujer no tiene importancia, esa postura legal también significó que en el tiempo que se tomó el juez para determinar si existía o no un riesgo sustancial a la vida, una condición podría volverse terminal e irreversible. Como cuestión principal, el fallo del caso X no ofrecía ninguna garantía a las mujeres, y Savita sólo podría haber sido salvada si se le hubiera permitido abortar cuando ella lo había solicitado.
La muerte de Savita causó un gran enojo y la movilización de decenas de miles de jóvenes, particularmente mujeres, que pedían un cambio. La posición general de los activistas establecidos y prominentes del movimiento por el derecho al aborto, era la de exigir que el fallo del caso X fuera legislado para ayudar a formalizar y aclarar qué estaba permitido bajo la Octava Enmienda.
El Partido Socialista, particularmente a través de Ruth Coppinger, por entonces concejal, tomó otra posición al anunciar que la anulación inmediata de la Octava Enmienda era necesaria para luego implementar legislación que garantice el derecho al aborto. Estas ideas recibieron una fuerte respuesta de las jóvenes movilizadas por la muerte de Savita.
Como respuesta a la muerte de Savita y a la crisis política que había creado, el gobierno de Fine Gael y el Partido Labortista introdujo la Ley de Protección de la Vida Durante el Embarazo mencionada anteriormente, que sólo daba un respaldo legislativo al limitado fallo del Caso X. Esta acción fue completamente insuficiente. Sin embargo, la movilización de los jóvenes, en particular de las mujeres, contra el atroz maltrato e injusticia que sufrió Savita cambió la dinámica. Ese fue el comienzo del movimiento por la derogación de la Octava Enmienda que logró el voto positivo el 25 de mayo.
Maximizando la presión política
Para el 2014, se comenzaba a aceptar en el gran movimiento que era necesario derogar inmediatamente la Octava Enmienda. El entusiasmo aumentó drásticamente cuando Ruth Coppinger ganó la elección legislativa parcial en el Oeste de Dublín en mayo, siendo electa como TD (diputada nacional) del Partido Socialista y entró al Dáil (Congreso unicamerál de la Repúbica de Irlanda), sumándose al TD Joe Higgins, luego con el TD Paul Murphy -que logró un triunfo histórico en las elecciones parciales de octubre del 2014- y al TD Mick Barry, electo en el 2015. Ruth Coppinger, en nombre de la Alianza Anti Austeridad (precursora de Solidarity) y el Partido Socialista, impulsó proyectos de ley sobre el derecho al aborto, sobre la derogación de la Octava Enmienda, y sobre los casos de anormalidades fetales mortales. Esto creó una nueva presión sobre el gobierno, cuya respuesta fue la propuesta gubernamental de establecer una Asamblea Ciudadana a la cual se derivarían las futuras propuestas en cuanto al aborto.
El gobierno esperaba que esa Asamblea Ciudadana creara propuestas sobre el aborto sólo en circunstancias limitadas, y que luego, hicieran énfasis en el hecho de que habían surgido de cientos de personas comunes y corrientes y que, por lo tanto, representan la extensión del cambio que podría ser más aceptado en la sociedad.
De manera drástica, y demostrando que el cambio ya había sucedido en la sociedad irlandesa, la Asamblea Ciudadana elaboró una serie de recomendaciones a favor del derecho a decidir, incluyendo la de la solicitud de la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas de gestación, y hasta las 22 semanas en casos de razones socioeconómicas. Esas recomendaciones se enviaron al comité parlamentario, encargado de enviar el informe al gobierno.
La no claudicación de la Asamblea Ciudadana
Sabiendo que iba a ser un campo de batalla en donde -en las palabras de un periodista- la tarea del comité “es, esencialmente, diluir las propuestas hasta que no sean políticamente tóxicas.”, Ruth Coppinger, como miembro del comité en representación de Solidarity y el Partido Socialista, se concentró en incrementar la presión para que se acepte la propuesta sobre solicitar la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas. Si al comité se lo veía suficientemente presionado para aceptarlo, se podrían atender el 92% de los embarazos no deseados que afectan a las personas en el sur.
El Comité Parlamentario se reunió el otoño pasado y emitió su informe final antes de Navidad. El comité apoyó la propuesta de la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 12 semanas de la Asamblea Ciudadana, lo que significó una victoria de la incansable presión que ejercía el movimiento de mujeres, al cual Ruth Coppinger le había dado particular énfasis.
A su vez, el Gobierno anunció que publicaría el esbozo de la ley para las 12 semanas antes del referéndum para derogar la prohibición, para evitar cualquier tipo de confusiones sobre lo que se implementaría en caso de anular la prohibición.
Pastillas abortivas, segundo punto de inflexión
El orden político se encontró en un dilema. Ya era claro que el status quo debía cambiar, pero vacilaban. La Octava Enmienda seguía generando flagrantes injusticias e incluso crisis políticas que amenazaban a los gobiernos y a las bases de los partidos. Debían liberarse de esa inestabilidad.
Al mismo tiempo, no querían hacerse responsables de introducir el derecho al aborto ya que temían que se redujeran sus bases de apoyo. Sin embargo, las limitaciones al aborto en un contexto en el que las ideas estaban cambiando, crearían aún más situaciones inaceptables y crisis. Al final, las pastillas abortivas definieron por el Comité Parlamentario.
Desde el 2014, ROSA, el movimiento feminista socialista que fue iniciado por el Partido Socialista, ha sido parte de una serie de acciones de gran repercusión para crear consciencia sobre las pastillas abortivas, las cuales son ilegales en Irlanda pero son completamente seguras y pueden autoadministrarse. Entre esas acciones se pueden destacar los trenes y autobuses de pastillas abortivas que viajaban a lo largo del país. Para el momento en el que el Comité Parlamentario estaba deliberando, los números demostraron que, cada día, diez personas de Irlanda viajaban al exterior para interrumpir embarazos y cinco tomaban pastillas abortivas. Esto significaba que, más que nunca, el aborto era una realidad en Irlanda y existían probabilidades de que el uso de pastillas aumentara. La evidencia demuestra que las acciones de ROSA fueron esenciales para el incremento en el uso de pastillas abortivas.
Un gran cambio
Al presentar el informe de la Asamblea Ciudadana, el juez Lafoy destacó las pastillas abortivas como un factor crucial emergente. En el Comité Parlamentario se presentó evidencia que probaba el incremento en el uso de pastillas y, entre otros, el obstetra especialista Peter Boylan declaró que como resultado de las pastillas abortivas, “el genio ha salido de la lámpara”.
El comité podría haber propuesto una limitación en el aborto de menos de 12 semanas, pero debido al incremento en el uso de pastillas, una ley como esa hubiera sido inmediatamente impracticable y anticuada. Con las pastillas abortivas haciendo el aborto hasta las 12 semanas un hecho innegable en Irlanda, la mayoría del Comité Parlamentario sintió que podía inclinarse con seguridad hacia esa propuesta.
Ese fue un enorme cambio ya que significó que el contexto político para el referéndum estaría marcado por una inminente ley a favor del derecho a decidir. Si el referéndum se ganaba, Irlanda estaría a favor del derecho a decidir en cuestión de meses. Esto pudo lograrse y representa una gran transformación en comparación con los años anteriores. Este es probablemente el golpe más grande por los derechos de las mujeres en la historia de Irlanda y tiene enormes implicaciones futuras.
La campaña tóxica por el No
Al comienzo de la campaña en sí, la necesidad de derogar la prohibición era dominante, sin embargo, la campaña en contra del aborto se demostró a la ofensiva y tuvo un gran impacto. Por un lado, lograron marcar la agenda y pusieron especial énfasis en los límites de tiempo del aborto voluntario hasta las 12 semanas. Esto generó algunas inquietudes y dudas y parte del apoyo de la campaña a favor se vio desintegrado. Por otro lado, la campaña en contra del aborto fue tan ofensiva (basándose esencialmente en difundir sospechas sobre las intenciones y la reputación de las mujeres y estigmatizándolas como asesinas) que disparó una respuesta activa entre las mujeres.
Existía la idea de que la campaña a favor no debería operar al mismo nivel que la campaña en contra. Sin embargo, en una campaña es necesario lidiar con las problemáticas que se encuentran en discusión. La campaña oficial Together4Yes (T4Y) continuó con su enfoque, pero, tanto los activistas de T4Y como los de otras campañas, fueron más allá en cuanto a sus respuestas a los argumentos contrarios. Se concentraron particularmente en la realidad del aborto en Irlanda y las razones por las cuales se practican abortos.
La encuesta de boca de urna del RTÉ (televisión estatal) anunció que los testimonios de las mujeres en los medios o las experiencias de las personas o conocidos fueron el factor de mayor influencia para un 77% de los votantes. Esto demuestra que la idea de la necesidad de un enfoque cauteloso en términos de argumentación estaba errada. Que la supuesta existencia de la “Irlanda del medio” era una construcción y que en realidad, las personas responden cuando un caso se formula a partir de las experiencias vividas por esas personas. Esto pudo demostrarse con mayor profundidad en la encuesta que indicó que el derecho a decidir era el factor con mayor influencia con el 62% en una lista de opciones, muy alejado de las anormalidades mortales en fetos con un 39%.
10 días que sacudieron el mundo
Hubo un importante cambio en la campaña a menos de dos semanas de la votación. El debate en el programa en vivo de Claire Byrne el 14 de mayo tuvo más de 650.000 espectadores. Mientras existía la sensación de que el lado en contra habría manejado mejor la situación, para muchos espectadores hubo una perturbación en su enfoque y una naturaleza abusiva por parte de algunos activistas de la campaña en contra. El programa recibió una cantidad increíble de 1277 quejas, 92% citaban el trato injusto hacia el lado a favor. Este acontecimiento y el enfoque cada vez más bruto de los activistas en contra del derecho a decidir, provocaron un efecto contrario muy importante.
Unos días después, ROSA lanzó su última tanda de afiches. Uno de ellos mostraba una gran foto de Savita con la simple leyenda “Savita importa, las mujeres importan, vote por el Sí” y se presentó en los puntos centrales de la ciudad y a lo largo y ancho de todo Dublín. Esos afiches fueron liberadores para la gente, iniciaron una ya atrasada contraofensiva. Le recordaron a la gente la realidad de lo que significa la Octava Enmienda, pero también ayudaron a darle la confianza necesaria para comenzar a accionar a muchos otros, ya sea a través de diferentes campañas o como defensores independientes del derecho a decidir hasta el día de elecciones.
“En los últimos días de la campaña del referéndum sobre la Octava Enmienda, docenas de pequeños afiches aparecieron en Dublín. La imagen era la de Savita Halappanavar, reconocible al instante por su grueso cabello negro, su gran sonrisa, sus alegres ojos y el bindi en su frente. El mensaje sólo contenía una palabra: “Si”. Estaban dando un golpe a través de su simplicidad y franqueza (Harry McGee, Irish Times, 26 de mayo)”.
Innumerables conversaciones
La cantidad de anécdotas de jóvenes mujeres debatiendo y luchando por los votos positivos con sus amigos y familia en la última semana de la campaña ahora son parte de la historia. Estaba claro que un imparable impulso a favor dirigido por la juventud de mujeres se desenvolvía.
La campaña por el “No” generó dudas en algunas capas, pero no pudo revertir los cambios en la consciencia y el comportamiento que se desarrollaron a lo largo de los años. Al mismo tiempo, sus excentricidades y mensajes abusivos y misóginos crearon una ola que al final los ahogó el día de las elecciones.
Los militantes del Partido Socialista, junto a otros, fueron por demás activos en la campaña de ROSA y Solidarity, como también en la campaña unitaria de Together4Yes. ROSA y Solidarity estuvieron muy activas en las comunidades, pero fueron, en particular, un elemento crucial en los centros de las ciudades. En el Dail y en sus distritos, tanto Paul Murphy (en el sureste de Dublín) como Mick Barry (en Cork) jugaron papeles de liderazgo en la campaña a favor, logrando impresionantes victorias en ambas áreas.
La campaña ROSA comenzó con el brillante acto nacional en Liberty Hall, Dublín, el 14 de abril (que fue dirigido por numerosos oradores del Partido Socialista y el CWI de todo el mundo) e incluyó acciones diarias, marchas patrocinadas a los aeropuertos de Cork y Dublín. Esas marchas simulaban los pasos de las miles de personas que fueron forzadas a volar al exterior para realizarse abortos durante los últimos 35 años. El día del escrutinio, 250 personas asistieron a un acto de ROSA en el Centro de Proyectos Artísticos de Dublín, y cientos de personas se afiliaron a ROSA.
ROSA, su gran impacto
Un punto culminante fue la aparición de 15.000 afiches con siete diseños diferentes colocados por ROSA y Solidarity. Tuvieron un gran impacto y se destacaron por su claro contenido, de tal manera que parecían estar presentes en todos los medios internacionales que cubrieron el referéndum.
La clase trabajadora, las mujeres y su juventud en particular, ha sido el motor que impulsó el cambio en Irlanda desde la lucha contra el impuesto al agua hasta el matrimonio igualitario y ahora este cambio histórico. Una generación que muchas veces es tildada de “copo de nieve” impulsó un movimiento que forzó al muy reacio orden político a actuar y venció a la Iglesia Católica. Plantea la pregunta de cuándo tomará acción frente a las demás problemáticas, situándose rumbo a una colisión con el capitalismo.
Lo que dijeron:
Para concluir, a continuación presentamos algunos de los muchos comentarios que el público le envió a miembros del Partido Socialista o que aparecieron en foros públicos en cuanto a las actividades en las que nos involucramos y en cuanto al papel de Ruth Coppinger en particular.
- “Muchísimas gracias ROSA por todos tus constantes, heroicos e inspiradores esfuerzos e influencia.”
- “Espero que te des cuenta de lo mucho que has hecho por las mujeres de Irlanda! Por favor disfrutá este fin de semana y date un gusto especial. Perdón por mi sensiblería, estoy muy feliz, agradecida y optimista del”
- Querida Ruth, debo admitir que pasarás a la historia como la voz más fuerte, consistente y lógica de la #Derogación… Podemos contar probablemente las problemáticas políticas en las que estamos de acuerdo con los dedos de una mano. La derogación ciertamente fue una de ellas. Como apasionada activista por la derogación has estado al servicio del país, los profesionales de la salud y las mujeres.”
- “Hola, me gustaría elogiar tu fantástica campaña de afiches a lo largo de la ciudad de Dublín por el voto positivo. Fue la campaña de afiches más provocadora hasta el momento. Cuando gane el “Sí” la próxima semana, tendremos una gran deuda de gratitud con ustedes.”
Partido Socialista (CWI/CIT Irlanda)