El pasado sábado 4 de mayo un letal ataque con misiles de Israel contra 350 objetivos en la Franja de Gaza dejo el tremendo saldo de 25 gazatíes muertos, más de 140 heridos y muchas viviendas afectadas, por la descarga letal sionista. El ataque es el más grave realizado desde la invasión israelí del año 2014. Más que nunca es fundamental la movilización internacional para frenar este genocidio del pueblo palestino.
Las imágenes que muestran a Mahmud Abu Arar llevando en brazos el cadáver de su hija de 16 meses rumbo al funeral, o las del misil que destruye un edificio de varios pisos como si fuera de papel en apenas un parpadeo, recorrieron el mundo. Imágenes del horror que viven 2 millones de palestinos en esa cárcel a cielo abierto que es hoy la Franja de Gaza, donde más de la mitad de la población está desempleada, sus servicios básicos de electricidad y agua están seriamente dañados y ni siguiera la pesca tradicional es permitida por el bloqueo israelí.
Los bombardeos a las viviendas de la población, que dejaron 60 destruidas y más de 500 con daños de distinta magnitud, han sido calificados como “objetivos militares legítimos” por el teniente coronel del ejército israelí Jonathan Conricus, que justificó estos ataques explicando que eran las viviendas particulares de varios jefes de la milicia gazatí.
Cuando escribimos estas líneas existe un alto el fuego pactado con la intermediación de Egipto y Qatar. La tensión va “in crescendo” colocando al conflicto, según señalan distintos analistas, al borde de un choque armado similar o mayor al de la invasión israelí de 2014.
En un cuadro en el que como titula Haidar Eid, profesor asociado en la Universidad Al-Aqsa de Gaza, en una reciente nota para Aljazeera: “Gaza ha hecho su elección: seguirá resistiendo”.
El ataque sionista: una respuesta a la resistencia palestina
El nuevo ataque se realizó como respuesta al lanzamiento desde Gaza de 690 cohetes por parte de Hamas y de la Yihad islámica, luego de la violenta represión que el pasado viernes 3 de mayo dejó 4 palestinos muertos y 51 heridos, entre ellos muchos niños, en ocasión de realizarse en la frontera con Israel, el 57º viernes de protesta, de lo que se conoce como “La Gran Marcha del Retorno”.
La furia israelí que, con la excusa de combatir a las milicias gazatíes, descargó sus misiles sobre la población civil, incluyó por primera vez en muchos años, un asesinato selectivo, el de Ahmed Judari, a quien la inteligencia sionista acusa de transferir fondos desde Irán a la Franja de Gaza, muerto cuando un misil impactó sobre su vehículo.
El recrudecer de la violencia sionista debe entenderse como la respuesta a una creciente resistencia del pueblo palestino, que en Gaza no deja de movilizarse todos los viernes desafiando la represión de los francotiradores sionistas que ya se cobraron 270 muertos desde que comenzaron estas jornadas de protesta.
Ahora la respuesta militar defensiva, si bien totalmente desproporcionada en relación al tremendo poder de fuego que tiene Israel, logró que un porcentaje importante de los cohetes lanzados logrará traspasar el sistema anti misiles llamado la “cúpula de hierro”. Una parte de ellos llegó a impactar en zonas pobladas, causando la muerte de cuatro israelíes y miles de colonos tuvieron que refugiarse en los bunkers antiaéreos. El monstruo sionista ya no aparece completamente blindado.
El otro elemento a considerar en esta escalada del conflicto es la creciente polarización política que abarca la región y en la cual el imperialismo yanqui, sostén clave de Netanyahu e Israel, ha redoblado su apuesta contra Irán mandando un portaaviones para impedir que la dirigencia iraní concrete su amenaza de cerrar el estrecho de Ormus, ante los graves efectos que el bloqueo de Trump está ocasionando a su economía y a las condiciones de vida de la población. Los yanquis acusan también a Irán de estar proveyendo misiles a la resistencia gazatí.
Esta polarización se refleja al interior de Israel en el aumento de las voces de la derecha sionista más extrema de un lado, como las declaraciones recientes del diputado ultraderechista israelí, Bezalel Smotrich, que afirmó que “el enfrentamiento en Gaza debería haber acabado con 700 terroristas muertos (un palestino muerto para cada cohete lanzado contra Israel)…” (Kaosenlared 09/05/2019) y en el crecimiento de la resistencia palestina por otro, en la cual se fortalecen expresiones más radicales en el enfrentamiento al sionismo como es el caso de la Yihad islámica.
Dificultades para “el pacto del siglo” que propone Trump
Aunque los términos de este “pacto” no se conocen en forma exacta, por las declaraciones de distintos funcionarios norteamericanos ha trascendido que la administración de Trump ya ha desechado la política de los dos estados (uno israelí y otro palestino en los territorios de la Cisjordania y Gaza anteriores a la toma de ellos por el ejército sionista luego de la última guerra árabe-israelí). Estos acuerdos realizados entre la dirigencia sionista y la dirección palestina moderada que, con el padrinazgo del gobierno yanqui, constituyeron una verdadera traición a la tarea de destruir el estado genocida sionista y construir una “Palestina laica, democrática y no racista”, ya le resultan obsoletos al imperialismo.
A través del yerno del presidente, el financista Jared Kushner, se ha venido diseñando un nuevo pacto, más realista, que incluye cambiar la “soberanía” palestina por un estatuto de “autonomía”, donde los territorios ocupados ilegalmente por los colonos israelíes en la Cisjordania y los Altos del Golán sirios sean reconocidos como pertenecientes al enclave sionista, así como Jerusalén como capital de Israel, y también la obligación de los países vecinos que como el Líbano o Jordania albergan a 5 millones de refugiados palestinos, de integrarlos formalmente a su población, a cambio de una mejor asistencia financiera para las zonas ocupadas por palestinos. El acuerdo es tan brutal que, hasta Egipto o Arabia Saudita, aliados de Israel y EEUU, tendrían serias dificultades para avalarlo.
La hipocresía del imperialismo europeo
La política imperialista para la región tiene el ala de los halcones de Trump pero también tiene las “palomas” de la ONU y la UE, que condenando las masacres al pueblo palestino, describen la situación como un conflicto árabe-israelí, cuando lo que existe es un brutal desplazamiento y genocidio de la población palestina por parte de un enclave imperialista contrarrevolucionario. Un estado artificial creado al servicio de enfrentar las luchas por la liberación del pueblo árabe, cuya dirección ganó tiempo cuando fue necesario, firmando tratados que no tenía intención de cumplir, mientras avanzaba en el copamiento de la Cisjordania con las colonias “ilegales” protegidas por las fuerzas de seguridad sionistas y en un verdadero plan de exterminio de la población palestina en general y de Gaza en particular.
Este cinismo político tiene ahora una nueva expresión con la próxima realización del festival de Eurovision en Tel Aviv dentro de dos semanas, con lo cual se legítima una vez másal gendarme asesino sionista. Más que nunca debemos redoblar la campaña mundial de por el “Boicot, Desinversión y Sanción (BDS)” al Estado de Israel para evitar que este festival se realice, como en su momento se logró que la selección argentina no jugará en Jerusalén.
Más que nunca hace falta la mayor solidaridad internacional, para detener la masacre en Gaza, que cese el bloqueo israelí a la Franja, se liberen los presos políticos palestinos y apoyar la lucha de este pueblo heroico por recuperar sus territorios y expulsar al enclave imperialista.
Gustavo Giménez