Uruguay: por un país sin miedo, sin represión, sin fuerzas armadas

Con las elecciones de octubre se votará un proyecto de reforma constitucional que, con el pretexto de «Vivir sin miedo», busca acentuar los mecanismos represivos del Estado, y, entre otras cosas, poner directamente en ese papel a las fuerzas armadas.

El movimiento estudiantil se ha manifestado en contra, en una actitud que hace honor a la mejor tradición democrática. Censurarlos con la excusa de la «laicidad» es negar la libertad de expresión y, de hecho, ponerse del lado de las fuerzas más reaccionarias.

Compartimos la crítica y denuncia que de ese proyecto hacen las organizaciones sociales nucleadas en «NO A LA REFORMA», que sostienen:

  • Al profundizar el esquema punitivo-represivo se empeorará la situación actual, ahondando por un camino ya fracasado.
  • Es peligroso involucrar a las fuerzas armadas en un terreno en que no están preparadas para actuar.
  • Aumentar el hacinamiento carcelario hace más difícil aún la rehabilitación y evitar la reincidencia.
  • La seguridad se promueve tendiendo a una sociedad más justa e igualitaria, con trabajo y educación, y sin exclusiones.

A estos planteos que compartimos, queremos complementarlos:

  • Es ingenuo suponer que este proyecto o similares busquen «combatir el delito». Su verdadero objetivo, usando eso como pantalla, es acentuar los mecanismos de control social y de dominación.
  • Tampoco es cierto que las fuerzas armadas tengan el fin de «defender la soberanía nacional» (como dice el documento de esas organizaciones);  ya que está más que demostrado que las mismas son totalmente inútiles para ello, y que el verdadero enemigo que tienen en la mira es el pueblo uruguayo contra quien implantaron la dictadura, que hoy se continúa en la impunidad de sus crímenes, el espionaje ilegal sobre organizaciones civiles y la estafa consuetudinaria contra el presupuesto nacional, sea en forma del robo corporativo que consideran justificado, los robos individuales que acostumbran perpetrar y la apología del delito realizada por sus mandos.

Esta ampliación de la militarización represiva que se busca es una gimnasia preparatoria de una eventual nueva dictadura, como siempre al servicio de la clase dominante. ¿O acaso puede ignorarse que el «Comando Barneix”, la única organización terrorista que surgió en el país en este tiempo, es un grupo paramilitar?

  • Es cierto que para ir disminuyendo al menos tendencialmente el delito hay que apuntar a una sociedad más justa e igualitaria. Y para eso, para más y mejor educación, para crear empleo, para una política humanitaria de rehabilitación de quienes delinquen, se necesitan recursos.

¿De dónde sacarlos? Una parte al menos, y para empezar, del derroche que se hace en estas fuerzas armadas onerosas, parasitarias, inútiles en cualquier guerra hipotética, y que difícilmente vengan a combatir el delito cuando como institución amparan delincuentes (y su forma de ser los fomenta, como a los violadores de niños que vimos en estos días en Durazno y hace algunos años en Soriano). 

En vez de fuerzas armadas, que el Estado invierta en trabajo genuino. Y a los soldados, darles la oportunidad de convertirse ya no en represores, sino en trabajadores productivos que es lo que necesitamos para prevenir realmente el delito.

NO A LA REFORMA – DESMANTELAR LAS FUERZAS ARMADAS – POR UNA SOCIEDAD SIN EXPLOTADOS NI EXPLOTADORES

Rumbo Socialista