La situación política y económica en Paraguay atraviesa por una serie de crisis entre lo complejo y concreto. Durante todo el mes de julio y principio de agosto, tuvo que enfrentar diversas luchas que fueron acumulando un descontento general de las masas donde a finales de julio se dio a conocer un verdadero escándalo: El tratado secreto de itaipu firmado por Mario Abdo y Jair Bolsonaro a espaldas de la clase trabajadora, un acuerdo secreto donde se podría haber derivado en un tarifazo al pueblo paraguayo y donde a costa de ello permitía al presidente brasileño beneficiar a sus empresas privadas de energía eléctrica con la compra directa de energía de itaipu. Esta situación en un momento deja parado a Mario Abdo Benítez sobre la delgada línea de un juicio político
que no pudo prosperar por la ayuda recibida de su correligionario colorado Horacio Cartes, ex presidente de la Republica y con antecedentes que lo vinculan a actos de narcotráfico.
En vista de que el tratado secreto o la mafia secreta entre ambos gobiernos dio a conocer la posible pérdida de 250 millones hasta la fecha de renegociación del tratado en el 2023, la clase trabajadora en Paraguay ya venía sintiendo algunas crisis al comienzo de año como la suba de
combustible que por ende llevaba al incremento de los precios del pasaje y la canasta básica familiar ya no pudiendo cumplir con las necesidades básicas y demostrando así la represión al costo de vida por parte del Estado paraguayo.
Entre la miserable suba del salario mínimo a la clase trabajadora (que por cierto se tiene como techo y no como piso) y la desproporcional suba del combustible, del precio del pasaje y los precios de la canasta básica, se suma a la crisis el sector educativo.
El presupuesto del Ministerio de Educación y Ciencia para el 2020 no tendrá previsto el incremento en la inversión de la calidad educativa sino todo lo contrario, prevé un déficit de 91.258.070.560 guaraníes donde el 92% será destinado solo en salarios, la fiel demostración de que la educación no constituye en la práctica una causa nacional como lo reiteraban en su momento el ministro Eduardo Petta.
Con solo un 3,7% del PIB destinado a la educación (la Unesco recomienda entre 7 a 9,8% al 2030), el Paraguay sigue siendo uno de lo que menos invierten, situación que nos mantiene en un lamentable atraso con respecto a otros países de la región.
La paupérrima suba del salario mínimo a la clase trabajadora, la desproporcional suba del combustible y el precio del pasaje, la suba de los precios de la canasta básica y la crisis en el sector educativo ubica a Paraguay entre los tantos países que contribuyen al desorden mundial
que oprime a la clase trabajadora. Sumado a estos hechos no puede pasar de largo la ausencia del Estado en las acciones contra la lucha del crimen organizado.
Convirtiéndose en una suerte de cuartel para el crimen organizado es lo que hoy día pasa a ser la tierra en Paraguay. Sin tener en mente la necesidad de usufructuar las tierras malhabidas para la reforma agraria en algunos departamentos del país, la política del Estado intenta militarizar todo el país con el supuesto de erradicar el crimen organizado y lograr de esa manera instalar el miedo en toda la república pudiendo de tal manera reprimir los focos de luchas del sector campesino en pos de una reforma agraria.De tal manera a que esto va movilizando poco a poco a todos los sectores de la clase trabajadora a nivel nacional, no debemos de olvidar que esta misma crisis por la cual atraviesa el pueblo en general es la misma que la de los países hermanos y es por eso que Paraguay no está de ninguna manera apartado de una recesión económica.
Según el Indicador Mensual de Actividad Económica del Paraguay (IMAEP) la actividad económica en nuestro País se retrajo 2,8% en el mes de junio de este año y las expectativas de crecimiento del PIB se fueron reduciendo conforme al avance del año (5 dias, 2019).
Solo en el primer trimestre el comercio paraguayo cerró cifras alarmantes no solo para los empresarios del agro sino también a otros sectores como el de la carne; por ejemplo, entre los rubros con mayores bajas en ingresos obtenidos por sus ventas al exterior se encuentran los granos y sus derivados (aceite, cereales, harina de soja, etc.) experimentando niveles de reducción de -20,1 a -28,2% (ver informe trimestral del BCP)
Otro de los sectores que habíamos mencionado es la carne, donde el Banco Central del Paraguay (BCP) reportó caídas pronunciadas dentro del rubro en variación interanual de -23,7% en sus exportaciones a diferencia de años anteriores. Sus principales destinos siguen siendo Rusia y Chile pero con exportaciones en menor escala (Ultima Hora, 2019) La desaceleración se va extendiendo más de lo que se pensaba tanto que de los ochos rubros de consumo que monitorea el Banco Central del Paraguay (BCP) seis de ellos empiezan a tener variaciones negativas y por ende alarmantes.
Agravamiento en la caída de las ventas y la producción, que lleva a una crisis para la clase trabajadora reduciendo costos e inclusive la plantilla de empleados y derivando así en un aumento del desempleo.
Es necesario seguir poniendo en relieve el conflicto de clases con el fin de dar lucha a posiciones que mitigan a la situación actual en Paraguay, posición sostenida por el gobierno de turno vinculado a los sectores capitalistas que siguen hostigando a la clase trabajadora en Paraguay.
Con el desarrollo de la crisis del capitalismo no solo aumentará el número de trabajadores desempleados, sino que también dará pie a la aglomeración de masas en iguales condiciones. Las condiciones materiales de vida de los trabajadores empujan a estos a unirse y buscar alternativas.
Es por ello que estamos construyendo Alternativa Socialista, una nueva alternativa política, anticapitalista, internacionalista, feminista, ecosocialista, que impulse la movilización y la lucha de los trabajadores y el pueblo por un gobierno socialista para avanzar en la búsqueda de
soluciones para toda la clase trabajadora.
Mario Larroza