1. Chile atraviesa una masiva rebelión popular desde que el gobierno de Piñera implementó un aumento del transporte público el pasado 6 de octubre. Como viene siendo desde hace años, fueron lxs estudiantes secundarios los que encabezaron la respuesta a este nuevo ataque del gobierno con movilizaciones diarias en distintas estaciones del Metro y un llamado efectivo a “evadir, no pagar”. La respuesta de Piñera fue la militarización de las estaciones, represión y detenciones arbitrarias de los movilizados, lo cual echó más leña al fuego. El viernes 18 estalló el pueblo de Santiago, con tomas de estaciones de metro, barricadas en las calles y caceroleos por toda la ciudad. El “viernes de furia” que paralizó Santiago obligó al gobierno de Piñera a anular el aumento de transporte que desencadenó la rebelión que se extendió a nivel nacional, aunque también lanzó una contraofensiva, declarando el estado de emergencia, sacando a las fuerzas armadas a las calles y declarando el domingo 20 de Octubre: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”. Pero el pueblo chileno no ha retrocedido, no ha abandonado las calles, y volvió a movilizarse el lunes 21, junto con el paro llamado por la Unión Portuaria de Chile, organizaciones sociales y estudiantiles exigiendo la estatización del transporte público, la renuncia de Piñera y repudiando la represión estatal que ha causado ya casi 20 muertes.
2. La juventud a la cabeza. Desde el “pinguinazo” de 2006, la juventud en general y los estudiantes secundarios en particular han estado a la vanguardia de las luchas sociales, por la educación pública, por los derechos sociales y contra el régimen político chileno, heredado de la dictadura de Pinochet. La rebelión actual no es la excepción. Se trata de una juventud rebelde, irreverente y comprometida, que comprende que no tiene futuro bajo este régimen ni dentro de este sistema. Por eso desborda con su movilización a toda la estructura política que pretende moderarla. Por eso no abandona las calles, desafiando el estado de emergencia y los toques de queda; por eso no se conforma con la anulación del aumento y sostiene la movilización por cambios de fondo y la salida de Piñera; por eso se radicaliza contra el régimen y el sistema capitalista de conjunto.
3. No es el aumento, es el régimen pinochetista y el capitalismo. El aumento del transporte del 6 de octubre fue la gota que colmó el vaso de un pueblo harto de décadas de un régimen neoliberal y autoritario que ha implicado una creciente miseria, precarización, desigualdad, opresión y represión para el pueblo trabajador. La Constitución que rige en Chile fue elaborada por la propia dictadura de Pinochet, que murió de viejo como senador vitalicio. El régimen heredado de la dictadura fue mantenido por los diversos gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría. Ha garantizado una sumisión completa al imperialismo, la entrega de los recursos nacionales, la privatización y vaciamiento de los servicios, la educación y salud públicas, y una creciente pauperización de las condiciones de vida y trabajo del pueblo chileno. Lo ha garantizado con el peso preponderante de las fuerzas represivas en la estructura estatal y la represión violenta ante cada reclamo social. Todo en pos de maximizar las ganancias capitalistas a cuesta de los trabajadores y el pueblo. El aumento del transporte del 6 de octubre era parte de un nuevo paquete de ajuste ordenado por el FMI y llegaba solo 6 meses después de un aumento previo. En los últimos años los salarios han aumentado 40% mientras el alza en los servicios sobrepasa el 70%. El régimen chileno ha sido promovido como ejemplo a seguir del modelo neoliberal. Ahora se muestra como es, un modelo de hambre y represión, completamente fracasado y agotado. Ninguna medida parcial resolvería los problemas actuales. Si persiste el régimen, vendrá una represión intensificada y una profundización de su modelo.
4. La oposición del Frente Amplio y el Partido Comunista buscan un “nuevo pacto social” sin debatir a fondo el modelo político ni cuestionar a quienes sumergieron al pueblo chileno en esta crisis. Aquella política actúa como un dique de contención contra la movilización. El frente común del FA y el PC -Unidad Social- involucra a la Central Única de Trabajadores (CUT), la Coordinadora de Trabajadores No Mas AFP y el Colegio de Profesores, entre otros gremios, no ha llamado a ninguna movilización, mientras divide y propicia condiciones al gobierno para la represión al ausentarse de la huelga general del lunes 21 que llamaron los Portuarios y diversas organizaciones sociales, a la cual se sumaron los trabajadores mineros. Ninguna confianza se puede depositar en estas direcciones completamente integradas al régimen. La única salida para el pueblo trabajador vendrá de la mano de la movilización, la auto-organización y la construcción de una nueva dirección política consecuentemente anti-régimen, antiimperialista y anticapitalista.
5. Las reservas sociales que demuestra el pueblo chileno no representan un caso aislado. Son parte de una nueva situación continental y mundial en la que los planes del capitalismo imperialista, materializados en paquetes de endeudamiento y ajuste ordenados por el FMI y aplicados por los gobiernos locales para que los trabajadores paguen la crisis de los capitalistas, son enfrentados por masivos estallidos sociales que hacen retroceder esas medidas a pesar de las brutales represiones y direcciones conciliadoras. La reciente experiencia de Ecuador ilustra esta nueva situación, pero también la de Haití y la de Puerto Rico, como también el deterioro de Bolsonaro en Brasil y Macri en Argentina, la crisis política en Perú y la reactivación de la movilización en Colombia. Más allá de la región, los procesos de movilización en el Líbano, Irak, Cataluña y Hong Kong confirman una situación mundial en la que predomina la reacción popular ante los ataques del capitalismo imperialista.
6. Desde Movimiento Anticapitalista en Chile y la Liga Internacional Socialista, impulsamos la más amplia solidaridad y movilización internacional con el pueblo chileno, por el fin de la represión, el estado de emergencia, el retiro de los militares de las calles y el juicio y castigo de los asesinos de la represión; por la estatización bajo control social del transporte público; por la auto-organización y autodefensa de las y los trabajadores chilenos, la profundización de la movilización y un paro general hasta que se vaya Piñera; por el desmantelamiento del régimen pinochetista y la convocatoria a una asamblea constituyente para que el pueblo chileno discuta cómo refundar el país al servicio de los intereses del 99%, un objetivo solamente realizable a partir de una ruptura completa con el FMI y los planes del imperialismo capitalista bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo que abra paso a una verdadera integración igualitaria con los pueblos de la región en base a una Federación de Repúblicas socialistas de América Latina.
22 de octubre de 2019