Por Ghader Anari
Una rebelión comenzó en Irán esta semana después de un aumento en los precios de la gasolina. Las protestas, que comenzaron en la provincia sureña de Khuzestán, se han extendido a casi todos los estados y ciudades del país.
Los precios de venta de gasolina, que llegan a triplicarse, causaron que las masas se volcaran a la calle. Pero tan pronto como comenzaron las protestas, las consignas fueron más allá de la ira contra dicho aumento y apuntaron contra el régimen.
En una entrevista que dio dos días antes de que comenzaran las protestas, el ministro de Petróleo respondió a una pregunta sobre cuánto subiría el precio diciendo: “Hasta el nivel en que la gente guarde silencio”. Sin embargo, dos días después de esta declaración, los iraníes salieron a las calles y demostraron que alzarían su voz.
El alza de precios y la inflación
Con este nuevo aumento, los conductores tendrán acceso a un precio de 15 mil riales (0.13 dólares) por litro en los primeros 60 litros de cada mes. El precio por cada litro después de esos 60 será de 30 mil riales (0.26 dólares estadounidenses). Antes del aumento, los conductores tenían derecho a comprar 250 litros de gasolina por mes a 10 mil riales el litro.
También se sabe que el aumento de la gasolina es el comienzo de una nueva ola de alzas de precios en todos los bienes básicos, lo que significa un aumento general de la inflación. La razón principal detrás de la rebelión provocada por este aumento es que Irán ya viene sufriendo una alta inflación desde hace mucho tiempo.
Las protestas
Los manifestantes prendieron fuego a 12 bancos en la ciudad de Behbahan, 15 bancos en la ciudad de Karaj, el Banco Nacional de Irán y muchos bancos privados en diversos lugares. Los autos cortan las carreteras y manifestantes detuvieron el tránsito volcando arena en las mismas. Estas movilizaciones radicales de las masas que tomaron las calles motivadas por la ira contra la explotación intensa, la opresión y la crisis económica, golpean al país.
Aunque el régimen oculta el número de personas que han perdido la vida en las protestas, se informó que al menos 15 personas han muerto hasta ahora. Esto muestra un contraste con la ola de protestas de 2017-2018: esta vez el régimen está más agresivo.
Las protestas atrajeron a distintos sectores sociales en los centros urbanos: trabajadores, artesanos y comerciantes del bazar (Teherán), estudiantes y trabajadores de grandes sectores participan en las protestas. A pesar de las actuales duras condiciones climáticas, a pesar del clima frío y la nieve, la gente toma las calles durante largas horas y no regresa a su hogar.
Una rebelión dirigida contra el régimen
En diciembre de 2017, la “rebelión del pan y la libertad” tuvo lugar en casi todas las ciudades de Irán. Después de semanas de protestas las masas tuvieron que replegarse, pero en muchos lugares hubo nuevas acciones y movimientos sociales. Ahora, con la experiencia de los últimos años, los trabajadores de Irán renacieron de las cenizas y volvieron a las calles. Esta vez las protestas son más masivas y la capacidad de resistencia es mayor.
A diferencia de las protestas de 2017, en lugar de retroceder ante la policía y los militares, las masas atacan a las instituciones que identifican con el régimen de opresión y explotación, como las estaciones de policía y los bancos. Es importante para el pueblo iraní, que lucha contra la pobreza, la crisis económica, la inflación y el desempleo, adoptar una actitud política contra el régimen. El régimen de los mullahs, de décadas de antigüedad, se basa en la explotación y la represión. En los últimos años, los problemas económicos han aumentado con el impacto de la crisis y el aumento de la gasolina fue la gota que rebalsó el vaso.
Con la vida de lujo de sus miembros y la enorme brecha de ingresos y desigualdad que creó, el podrido régimen allanó el camino de la ruptura política masiva del pueblo iraní. En Irán, donde no habrá cambios sin apuntar contra el sistema de los mullahs, la concreción de esta ruptura política es un avance importante.
En comparación con las protestas de 2017-18, la masividad y el radicalismo de las protestas actuales muestran que la lucha de la clase trabajadora contra el régimen está progresando.
Un nudo desatado: masas desorganizadas
La mayor deficiencia de la lucha social en Irán es la ausencia de una alternativa organizada. Aunque la izquierda socialista es débil y dispersa, se desarrollan varios movimientos de solidaridad en el movimiento obrero. Pero es difícil decir que eso conforme una unidad.
Del mismo modo, las alas de la oposición liberal chavista e islamista tampoco tienen fuerzas organizadas en el país. Además, la oposición de estos grupos es más favorable a las intervenciones imperialistas y demás, que a un movimiento de masas radical. A su vez, sería acertado decir que la izquierda, que es la única fuerza política que podría liderar el movimiento de masas en Irán, tiene una capacidad física insuficiente.
Por esta razón, en la lucha se debe desarrollar una alternativa organizada para que las masas puedan triunfar. Esta tarea es difícil y no será posible sin esfuerzo.
La ola de protesta internacional
En los últimos meses se han desarrollado estallidos sociales y rebeliones en todo el mundo, de Francia a Chile, de Irak al Líbano. Este proceso no es independiente de la crisis global del sistema capitalista. En todo el mundo, la crisis económica, el desempleo, la pobreza y la falta de futuro causan estallidos masivos. La rebelión iraní debe entenderse como una acumulación de la ira que venía de dos oleadas de protesta previas y también como parte de los movimientos sociales internacionales.
La actual crisis económica en Irán se debe tanto a las sanciones impuestas por Estados Unidos como a la crisis económica estructural que afecta al mundo en general. En otras palabras, los acontecimientos en Irán no pueden leerse en forma independiente de la crisis del sistema capitalista imperialista internacional.
Las causas y el desarrollo de los estallidos sociales, así como sus debilidades, son similares en todas partes. Las masas que salieron a las calles en Irak, Líbano, Chile, Francia y finalmente Irán tienen dificultades para lograr una victoria porque carecen de una vanguardia organizada. Ante estos acontecimientos internacionales, nuestra lucha también debe ser internacionalista. ¡Ahora es el momento de organizar una lucha internacional, mientras las protestas sacuden al mundo!