La doble lucha del movimiento social colombiano: contra el gobierno de Duque y la burocracia del Comité de Paro Nacional

Por Impulso Colectivo-Liga Internacional Socialista.

El 21 de diciembre de 2019 se completó un mes de paro nacional en nuestro país, periodo lleno de material político para el análisis. Así como este proceso nos a develado el despertar de conciencia del pueblo, la avanzada de la juventud y del movimiento feminista, donde se resumen años de acumulación de lucha, también nos permite ver en la práctica lo que Trotsky denominó la crisis de la dirección revolucionaria. La falta de conciencia sobre la estrechez de la actividad política combinada con el primitivo trabajo de organización, son en si la enfermedad de las direcciones del movimiento social en la actualidad. Hoy vemos como el crecimiento del movimiento social sobrepasó el desarrollo de las organizaciones, su falta de preparación política, teórica, práctica, han llevado a subestimar a las masas reduciendo el alcance de toda disputa a la conciliación con los gobiernos de derecha.
El sistema capitalista-patriarcal esta en su etapa de decadencia, pero para enterrar esta agónica sociedad falta que se desarrolle su sepulturero, la organización del proletario. Sin embargo, se hace necesario para el desarrollo de la dirección revolucionaria, analizar las condiciones políticas del gobierno de la burguesía en nuestro país y desenmascarar a las direcciones del movimiento social actual, denunciar su funcionalismo al sistema, su burocratización y como estas abandonaron los intereses de la clase trabajadora y sectores oprimidos, ya que su accionar ha creado limitantes sobre las capacidades del movimiento social para no dar peleas contra el gobierno, reduciendo sus tareas políticas a reivindicaciones inmediatas.
Duque gobierna para los ricos y el FMI
El gobierno paramilitar y derechista de Iván Duque se encuentra bajo una triple presión. La crisis capitalista que se avecina para finales de 2020, provocada por el crecimiento de la deuda pública y privada que hoy se posiciona en un 226% del PIB mundial, tiene alborotadas a las organizaciones multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, orientando planes de ajuste para los gobiernos y así poder garantizar el pago de la deuda, la burguesía colombiana no da brazo a torcer, empuja a la exigencia de exenciones tributarias y la baja de salarios, finalmente, la gente del común se encuentra en las calles exigiendo derechos. Este panorama puso al gobierno central en una disyuntiva, priorizar los intereses del FMI y la Burguesía nacional o garantizar derechos sociales para la mayoría.
Es más que evidente cual fue la elección del actual gobierno, los intereses de clase que representa son manifiestos, la destinación del 11% de los recursos de la nación a pago de intereses de la deuda pública, la creación del Holding financiero que privatiza progresivamente empresas estatales, la denominada ley Arias, la reforma laboral, profundizando la flexibilización laboral a través del trabajo parcial y la cotización pensional por horas, la reducción de impuestos a las empresas por más de 9 billones y el aumento de los mismos a la clase media y baja (reforma tributaria). Estas políticas aprobadas en el marco de un paro nacional, con el nivel de desaprobación hacia Duque del 70% y hacia el principal referente de la derecha Álvaro Uribe Vélez del 69%, las revelaciones de la JEP frente a las fosas comunes relacionadas con falsos positivos en Dabeiba Antioquia, son la muestra que, a pesar de la fractura existente entre la burguesía, gracias a su poder económico, político y militar cuando se requiere su unidad es latente.


El comité Nacional de Paro, atrasa el avance del movimiento social colombiano.
Pero acaso, ¿la burguesía colombiana es invencible? ¿Qué ha pasado con la izquierda? Cómo se reseñaba al principio, el pueblo colombiano no aguanto más los abusos y salió a las calles a exigir cambios. En este camino de lucha la gente se ha tenido que enfrentar con un gobierno indolente y desconocedor de la problemática del país, a la par, la autoproclamada dirigencia del movimiento social, el Comité de Paro Nacional, opto por el camino de la conciliación, buscando solucionar con los opresores, los desastres que ellos han provocado. Esta tendencia, la de solucionar los estallidos coyunturales negociando con la burguesía, se ha vuelto la principal herramienta de las direcciones de los movimientos en este país, cediendo en el terreno de la lucha de clases poniendo al movimiento a la defensiva, cuando desde el primer día mostró una gran fuerza.
Este fenómeno de conciliación es uno de los múltiples síntomas de la enfermedad de la dirección de la izquierda en nuestro país, el primitivismo. En los último 30 años, la lucha contra el capitalismo en Colombia se ha venido trasladando al terreno de la lucha económica, sin ningún tipo de línea política definida y de carácter cortoplacista e espontaneista. Los proyectos revolucionarios fueron abandonando poco a poco la lucha contra el capitalismo, el proceso de burocratización y redefinición de programas empezaron en los partidos políticos hasta llegar a los sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantiles, entre otras, condensando una línea de carácter pequeño-burguesa. Hoy vemos como cada estallido social, al poseer direcciones reformistas y burocráticas, terminan reduciéndose a escenarios de negociación con la burguesía, firmando acuerdos apaciguando el movimiento naciente, impidiendo su organización. Esto justificado en lo que se denominan las “victorias tempranas”.
Esta enfermedad del primitivismo, se denota en la carencia de un proyecto de país alternativo, que logre recoger los intereses de los sectores sociales. El Comité de Paro Nacional es el cristalizador de los vicios históricos de la izquierda, proceso que subestima la capacidad del movimiento social, incapaz de impulsar una lucha real, en busca de una solución de fondo a los problemas que aquejan a la sociedad, su miedo a confrontar a la burguesía del país impide que el movimiento social de saltos cualitativos, adquiera conciencia de clase y se organice en pro de la revolución. Por ende, nuestra tarea en este proceso de levantamiento social, es romper con estas falsas direcciones, que nos llaman a negociar beneficiando a la burguesía, funcional a sus intereses cuando la tarea es confrontarla en las calles.
Por un paro real indefinido en contra del gobierno Duque y el FMI, en busca de una asamblea constituyente libre y soberana.
Las históricas movilizaciones durante este último mes has puesto de manifiesto que el pueblo quiere un cambio, aún así, carece de contundencia pues los sectores parados no tienen influencia en la producción y distribución de capital, la ausencia de los y las trabajadoras, capas bajas del campesinado, los y las transportadoras han impedido ejercer una presión real a la burguesía y al gobierno de Duque. A pesar de la usencia de tan fundamentales sectores, la gente en las calles ha demostrado la fuerza suficiente para tirar el gobierno de Duque y el llamado por parte del Comité de Paro a una mesa de negociación sin consolidar una medida real, debilita la lucha que se expresa en las calles.
La medida real de la que hablamos es la garantía de una huelga por parte de las centrales obreras y sindicatos que participan y dirigen el Comité de Paro Nacional, conociendo las reformas neoliberales aprobadas en el Congreso y las grandes movilizaciones en las calles del pueblo defendiendo los puntos del pliego, aún sigue su negativa a llamar a un paro real indefinido. Exigimos un paro real, con movilización para frenar la avanzada neoliberal, tumbar las reformas ya aprobadas y logre el fuera Duque. En ese sentido debemos ir por una salida democrática donde no sean los partidos del régimen y el uribismo quienes decidan junto a los banqueros y empresarios, si no sea el mismo pueblo trabajador y esa salida no es más que la Asamblea Nacional Constituyente libre y soberana, como herramienta para abonar el camino hacia un gobierno obrero y campesino.
Para poder apelar a la medida democrática de la Asamblea constituyente, nuestra tarea no solo debe reducirse a salir a las calles a pedir la renuncia de Duque, si destinar fuerzas suficientes a posibilitar la consolidación de estructuras democráticas en cada territorio, municipio, ciudad y departamento y así poder por un lado, articular la lucha contra el gobierno paramilitar y la burocracia de las direcciones de izquierda y por el otro, garantizar que sea la clase trabajadora y sectores oprimidos los que tomen las decisiones y así, orientado desde bajo, surja un espacio que represente y catalicé los verdaderos intereses de los que están en las calles peleando. El próximo año, será un año de profunda lucha, nuestras victorias dependerán del rumbo que se tome: nos sentamos a negociar a mendigarle a los opresores o vamos a las calles a ganar con la lucha lo que nos pertenece.
“Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.”
Karl Marx.