Al momento de escribir este artículo, el primer ministro Edouard Philippe anunció la suspensión temporal y parcial de la edad-eje de su proyecto de ley hasta que los interlocutores sociales lleguen a un acuerdo.
Por supuesto Laurent Berger y la central sindical CFDT no necesitan nada más, que de inmediato saludan “el retiro de la edad-eje”, “retiro que marca la voluntad de compromiso del gobierno”. Y Berger advirtió que la CFDT “seguirá las discusiones dentro del marco propuesto para responder las preguntas que quedan sobre el futuro régimen universal”. La UNSA no es menos y por su parte señala “un gran avance”, estimando que los intercambios pueden “por fin empezar”.
Pero aunque la CFDT grite que “logró” dicho retiro, no es nada. De hecho, Edouard Philippe especifica en la carta que transmitió a las organizaciones sindicales que “el proyecto de ley estipulará que el futuro sistema universal incluya una edad de equilibrio”. Lo que ha suspendido el gobierno es, por lo tanto, la medida a corto plazo de la convergencia progresiva (2022-2027) hacia una edad-eje a los 64 años. Por eso corresponde a los “interlocutores sociales” acordar medidas para el equilibrio financiero y… ¡una futura edad-eje a definir! De lo contrario, el gobierno advirtió que legislará por decreto.
La edad-eje es el árbol que tapa el bosque de demolición del sistema jubilatorio por reparto. La edad-eje es la distracción que permite a Macron y su gobierno tratar de imponer un sistema universal por puntos, cuyo único objetivo es rebajar las jubilaciones y extender las horas de trabajo de los asalariados.
La farsa Berger-Philippe iniciada el 11 de diciembre acaba de hallar su epílogo, como era de esperar.
Hay una regla histórica bien conocida: cuanto más las masas van a la izquierda, más los aparatos van a la derecha. ¿Qué reacción hay del lado de la intersindical CGT-FO-FSU-SUD? En el 39º día de la huelga más larga desde 1968, ¿Martínez y Veyrier por fin romperán con el “diálogo social”? ¿Llamarán finalmente a la huelga interprofesional renovable hasta la victoria? ¡No! ¡Ambos prefieren seguir participando en las “negociaciones” para asegurarse que el primer ministro los escuchó! Para Veyrier, la movilización debe seguir hasta la presentación del proyecto de ley en el Consejo de Ministros el 24 de enero y luego, hasta abril, durante el debate parlamentario.
Entretanto, las jornadas de acción descentralizada siguen las acciones nacionales, comenzando los días 14, 15 y 16 de enero. Estas jornadas de huelga aisladas sólo logran una cosa: ¡desmoralización, reflujo y, en última instancia, derrota! Y los trabajadores lo saben perfectamente. ¿La base aceptará?
Nada es menos seguro, como el sindicato UNSA de la RATP (transporte público) que, a través de un comunicado de prensa, el 11 de enero recordó que la movilización está dirigida al “retiro total del proyecto de reforma” y que la suspensión temporal de la edad-eje es sólo un “señuelo”.
La crisis sigue abierta, todo es posible.
La Comuna, 11/1/20