La realidad del gremio docente venezolano, no es distinta a la de los trabajadores en general. Con un salario que ronda entre los 7 y 9 dólares mensuales, el sector educación atraviesa por una profunda crisis. Esta realidad ha hecho que una importante franja del magisterio se encuentre indignada y se movilice, aun de manera incipiente, por sus reivindicaciones salariales y contractuales y en defensa de la educación.
Somos los docentes quienes subsidiamos la educación pública
El gobierno de Nicolás Maduro ha desarrollado una política antiobrera y el gremio docente no escapa de esa realidad. La educación pública venezolana actualmente está siendo subsidiada por las maestras y maestros ya que las escuelas se mantienen abiertas a pesar de estar trabajando por un “salario” con el que a duras penas se cubren los pasajes para trasladarse a sus lugares de trabajo.
Es decir que el presupuesto para la educación pública nacional queda de manera casi absoluta a disposición de la alta burocracia del Ministerio de Educación, mientras en las escuelas y liceos se imparten clases con docentes en la más absoluta precariedad, sin los recursos pedagógicos necesarios y con profundos problemas en la infraestructura escolar.
Despido indirecto, masivo e injustificado
A estas condiciones se le suma la persecución y hostigamiento laboral a la que son sometidos los docentes que se rebelan. La supuesta “renuncia masiva” a causa de la “falta de vocación y ética profesional” como falsamente argumentan desde las alturas del Poder, deben ser consideradas como lo que realmente son: un despido indirecto, masivo e injustificado. Hoy los docentes son empujados a la lumpenproletarización dentro y fuera del país y están siendo sustituidos por personal que “forman” dentro de los programas del gobierno “graduándolos” en tiempo récord y que actúan como ejército de esquiroles.
Cabe destacar que todo esto sucede en el marco de la eliminación de facto de las prestaciones sociales a través de la reconversión monetaria y la eliminación de cinco ceros a la moneda nacional en agosto de 2018. Se robaron nuestro denominado “salario futuro” acumulado por años de servicios.
Federaciones, Sindicatos y Partidos corresponsables de la situación de los docentes
La actuación de las federaciones y sindicatos es de total y absoluta traición. Durante décadas, la burocracia sindical enquistada en los puestos directivos ha negociado las condiciones de los educadores a sus espaldas. Abandonaron la praxis sindical y no dejaron ningún espacio de participación e intercambio entre ellos y la base.
Las movilizaciones y protestas que han sucedido en el último año y medio, han emanado de los docentes de base acompañados de algunos miembros de seccionales regionales. Los presidentes de federaciones y los secretarios generales de sindicatos se han opuesto férreamente a la protesta autoconvocada de la base docente. Es así como el magisterio es golpeado a dos manos: la del gobierno y la de federaciones y sindicatos que han dado amplia muestra de venderse al mejor postor. Sin embargo las protestas han entrado con una fuerza considerable, dada las condiciones que atraviesa el país actualmente.
La deslegitimación del gobierno de Maduro y la ausencia de una dirección política clasista que ofrezca a la base magisterial y a los trabajadores en general una alternativa independiente y autómoma, sumado a la total y absoluta desestructuración y burocratización de los sindicatos con sus fósiles directivas, originan un peligroso cóctel. Así vemos como los partidos de la derecha tradicional pretenden oxigenarse con nuestra movilización a través de brazos sindicales de su política intervencionista e injerencista. Son los mismos partidos que se escudan detrás del Grupo de Lima. De gobiernos que quedaron al descubierto como represores y violadores de los más elementales Derechos, como Piñera en Chile, Duque en Colombia, Moreno en Ecuador.
En esta fauna de burócratas y traidores, no puede faltar la directiva del sindicato nacional enfilada con el gobierno, devenida en una mediocre izquierda campista que funge de brazo ejecutor de la política en contra de los trabajadores que instrumenta Maduro de manera sistemática y permanente. A ellos también los desconocemos como representantes de las y los docentes venezolanos.
También luchamos en contra de la imposición del pensamiento único en las escuelas
Resulta obvio que un gobierno autoritario y totalitarista responda con máxima brutalidad ante las protestas. Sin embargo, es necesario denunciar ante la opinión pública nacional e internacional la manera cómo se pretende imponer un pensamiento único en las escuelas venezolanas.
A las y los maestros se les viola metódicamente la autonomía en el aula, imponiendo “orientaciones escolares” que interrumpen el normal y regular desenvolvimiento del hecho educativo y la promoción del pensamiento crítico. La imposición de que nos hagamos portadores de toda la falsa ideología que se impone desde el Partido de gobierno y el Ministerio de Educación es una realidad que vivimos día a día. No son pocos directivos, supervisores y hasta “personal docente de su confianza” que fungen en las escuelas de policías del pensamiento y se dedican a perseguir, hostigar y chantajear a los docentes que levanten su voz, que realice actividades fuero del “orden” que han establecido, al punto de hacerlos salir de las escuelas.
Tan grave como eso, es la prohibición de hecho de la organización estudiantil. En la Educación Media, se eliminaron los Centros de Estudiantes e impusieron las Organizaciones Bolivarianas de Estudiantes (OBE) en las que los dirige la Juventud del PSUV, quienes son los únicos que se les permite entrar en los centros educativos. Así en “elecciones” amañadas escogen dos estudiantes por aulas a los que captan para la juventud del Partido de Gobierno dándoles privilegios por encima de sus compañeros y compañeras de estudio. Son los mismos muchachos y muchachas que asisten a los eventos gubernamentales en la que el gobierno realiza propaganda de su aceptación entre los jóvenes, lo triste que los “más destacados” son educados en métodos fascistoides.
La militancia administrada de UBCH, algunos estudiantes de las OBE, Concejos Comunales, integrantes de los CLAP, directivos, supervisores y docentes pro-gobierno, dirigidos por el PSUV enfila sus baterías en contra de cualquier vestigio de protesta o promoción del pensamiento crítico en los centros educativos venezolanos.
Es por ello que suceden hechos deplorables como el hecho de que colectivos armados hayan disparado al aire en nuestra movilización docente del 16 de septiembre o que jóvenes de chamba juvenil, llamados “docentes exprés” hayan sido llevados a confrontarnos en la misma movilización o, que amenacen con golpear a las dirigentes sindicales de base que están en esta lucha. La propaganda es que el “pueblo organizado” rechaza la protesta docente por ser “una maniobra de Donald Trump para desestabilizar al gobierno venezolano”. Nada más lejos de la realidad. Más que gráfico es el hecho de haber golpeado y robado a maestras en medio de la protesta pacífica efectuada este 15 de enero, Día del Maestro en Venezuela, y tirando orine y excremento mientras coreaban consignas a favor del gobierno de Maduro.
Organización gremial en la diversidad
El movimiento que surge en el marco del conflicto docente se fundamente en el hecho concreto de la realidad de que los y las maestras venezolanas educan con el hambre como eje transversal, con el permanente sentimiento de privación de las cosas más elementales.
El espacio es muy amplio, diverso, heterogéneo. En su seno se expresan distintas posiciones políticas. Pero hay dos elementos principales de coincidencia: la determinación de exigir que el salario que devengamos nos permita vivir con nuestras necesidades de alimentación, bienes, servicios, salud, intelectuales, de recreación, calzado y vestido sea cubiertos con nuestros ingresos en el marco del respeto de nuestros derechos laborales y contractuales y del ejercicio de la profesión docente; y el otro elemento es la defensa de una educación de calidad en la que se promueva el pensamiento crítico.
Intentar imponer la matriz de opinión que toda y todo aquel que se moviliza está apegado a los partidos aglutinados alrededor de la figura de Guaidó o de injerencistas de la talla de Julio Borges, Antonio Ledezma o María Corina Machado, además de reduccionista es desconocer la realidad que toca el estómago de los docentes y estudiantes en este país. Es tan reduccionista como aquellos que pretenden imponer la opinión de que toda y todo que no asista a las movilizaciones es pro-gobierno.
El desafío es grande, organizar a la base magisterial y movilizarnos en el marco de un gobierno autoritario, represor, corrupto, mafioso, neoliberal, antiobrero y con elementos fascistoides; y de una derecha tradicional injerencista, intervencionista y también corrupta y abiertamente neoliberal que se apoya no solo en el injerencismo de Estados Unidos, sino en gobiernos que hoy han reprimido, encarcelado, asesinado y torturado a su población movilizada en contra de los fuertes ajustes que impone el capitalismo mundial.
El llamado es a organizarnos y movilizarnos por la base
¡No a la política antiobrera y hambreadora del gobierno de Nicolás Maduro!
¡Fuera Aristóbulo Isturiz del Ministerio de Educación!
¡Fuera los directivos de federaciones que actúan a espaldas de las y los docentes!
¡No a los partidos que pretenden usar nuestras necesidades como plataforma de políticas injerencistas e imperialistas!
¡En defensa de educación de calidad y de promoción del pensamiento crítico!
¡Por el rescate de nuestros salarios, beneficios contractuales y prestaciones sociales!
Zuleika Matamoros
Integrante de Marea Socialista y de la Liga Internacional Socialista
Docente y Comunicadora Alternativa del portal Aporrea.org