Venezuela: Gonzalo Gómez; mientras nos someten a un salario cero, el TSJ lleva dos años sin respuesta a nuestro Amparo

«Es un crimen que sigan sometiendo a la clase trabajadora, a jubilados y pensionados a un Salario Cero, que es lo que venimos denunciando desde hace tiempo», afirma Gonzalo Gómez, de la coordinación de Marea Socialista y le recuerda a la Sala Constitucional del TSJ que se van a cumplir dos años sin respuesta al Amparo que introdujeron en julio de 2018, con el propósito de buscar la recuperación salarial con la aplicación del Art 91 CRBV (Salario Mínimo con referencia al costo de la Canasta Básica). «Nuestra única alternativa es la organización y la lucha, como condición básica para aspirar a restablecer nuestro nivel de vida, sin la lucha de la clase trabajadora y del pueblo no habrá ‘salida’ económica y política posible».

«Nadie puede pretender llamarse revolucionario o revolucionaria y mucho menos obrerista si es cómplice del mayor ataque contrarrevolucionario que haya conocido en su historia la clase obrera venezolana en contra de sus derechos, reivindicaciones y conquistas, no sólo como trabajadores sino como seres humanos», agrega.

Según G. Gómez y Marea Socialista, «llevamos años años sin salario en Venezuela, además de haber retrocedido casi un siglo en materia de derechos laborales, a la condición de semi-esclavos, sin salario, sin prestaciones, sin contrataciones colectivas, sin seguros de salud, sin beneficios que realmente compensen y sin libertades sindicales efectivas, además de haber sido privados de nuestros derechos democráticos y de ser arreados mediante la represión».

«Asistimos al desmantelamiento del mundo del trabajo, a manos de una burocracia codiciosa y perversa, depredadora de la renta hasta su aniquilación irracional y devenida en lumpen-burguesía, a través del desfalco a la nación y del autoritarismo creciente, que viene hundiendo cada vez más al país en la barbarie, superando a la burguesía tradicional en el alcance de la explotación y de la opresión al proletariado», señala de manera contundente.

Gonzalo Gómez es accionante de un Amparo, cuyo expediente es el 499-2018, interpuesto para exigir la defensa del salario mediante la aplicación del Art 91 de la Constitución, que pone como referencia el costo de la Canasta Básica. Nos explica el accionante que «el Estado y sus poderes, junto a la burguesía nacional, vienen degradando cada vez más los salarios a pesar de los aumentos aparentes, porque éstos no alcanzan para adquirir ni el 1 % de los productos de la Canasta Básica y tampoco de la Canasta Alimentaria, que marca el límite de la subsistencia biológica del trabajador o trabajadora y de su familia. Han eliminado de hecho el salario en Venezuela y el trabajo es aprovechado como algo casi gratuito por la burocracia y el capital sin dejar ya ni las migajas para la clase trabajadora».

Para hablar de datos y cifras concretas, Gómez dice que, «en vista de que el Estado incumple con su obligación de calcular y/o informar el costo de la Canasta Básica como referencia para la fijación del salario, es necesario recurrir a fuentes no oficiales y vinculadas a sectores sindicales o gremiales como el Cendas-FVM, según el cual la Canasta Básica se ubicó en 612 dólares en marzo 2020, lo que equivale a 122 millones 400 mil bolívares, a un cambio de 200 mil bolívares por dólar, en el mes de mayo». Si nos referimos al Salario Integral de 800 mil bolívares (SM + Ticket de Alimentación), tenemos que «apenas cubre el 0,65% del valor de la CB de marzo» (cifra aproximada).

Pero, «si tomamos sólo el Salario Mínimo como tal, fijado en 400 mil bolívares, el porcentaje de cobertura no llega al 0,33 % del costo de la CB de marzo» (alimentos, bienes esenciales y servicios). Cita que de acuerdo con la misma fuente la Canasta Alimentaria en el mes de abril 2020 se ubicó casi en Bs. 46 millones lo que equivale a unos 230 dólares en mayo (con un cambio de 200 mil Bs x 1 $), con la expectativa de que a finales de mayo la CA pueda situarse entre los 60 y 70 millones de bolívares. Quiere decir, entonces -deduce Gómez- que «respecto al costo sólo de la Canasta Alimentaria de abril, el Salario Integral de mayo (Bs 800.000) representa el 1,7 % y el Salario Mínimo de mayo es el 0,86 %, de acuerdo con nuestros cálculos; y ya sabemos que sí una familia con un salario, únicamente puede cubrir el 0,86 % de los productos necesarios para su ingesta alimentaria, ese salario indudable y escandalosamente es un Salario de Hambre, un salario de pobreza extrema». «Es decir: la pobreza extrema ha sido oficializada».

No es ‘realista’ pedir que nos conformemos con muchísimo menos de lo que se necesita para la simple sobreviviencia biológica que permita la reproducción de la fuerza de trabajo y eso, además, es profundamente antiobrero y contrarrevolucionario

Para ir a algo mucho más palpable, Gómez pone como ejemplo que, «una familia no puede sobrevivir con sólo un kg de queso al mes que, a los precios ‘acordados’ por el gobierno, cuesta más que el Salario Mínimo oficial». Expone luego que se da el «exabrupto» de que hay instituciones en las que se le pretende cobrar a los trabajadores por el «complemento» de una bolsa de alimentos, «ofrecida por el propio Estado que les paga 400 mil míseros bolívares, una cantidad superior a tres salarios mínimos». Aprovecha para resaltar la información ya publicada en Aporrea de que un trabajador sindicalista fue privado de libertad con el uso de la ‘Ley Contra el Odio’ por denunciar este cobro a todas luces excesivo.

Advierte contra la validez de pretender utilizar como argumento la existencia de un supuesto «salario social» con la entrega de las Cajas CLAP, porque «no son salario y tampoco cubren los requerimientos proteicos familiares, especialmente de la alimentación de los niños». Señala, además que, «las propias cajas CLAP ya son prepagadas por la clase trabajadora y el pueblo venezolano de diversas maneras, además del casi total arrebato del salario, porque aparte del pago salarial inferior al costo de la reproducción de la fuerza de trabajo, hay adicionalmente un retorno del salario a manos del Estado burgués mediante el Impuesto al Valor Agregado (IVA)».

Busca demostrar esto último diciendo que «no sólo tenemos una situación en la que el costo de un solo producto de la Canasta Básica Familiar puede ser superior al Salario Mínimo completo de un mes (un kilogramo de carne, por ejemplo), sino que el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) al querer comprar una fracción de los productos necesarios para la alimentación y vida cotidiana personal-familiar puede ser también superior a la totalidad del salario devengado o arrebatarle una parte importante de él».

Solamente el IVA de un mercado familiar parcial e insuficiente puede llevarse la totalidad de un salario mínimo

En este sentido explica que «gran parte de los alimentos está exonerada de IVA, pero hay muchos alimentos necesarios que tienen un IVA reducido o que son objeto del gravamen completo de 16 %, lo que quiere decir que, se paga más por el IVA de unos cuantos productos no exentos, que puedan estar incluidos en un carrito de mercado, de lo que se recibe por un salario mensual». Asegura que «no se trata de lujos, pues entre los productos que tienen gravamen de IVA puede estar un yogurt, una pasta de tomate, un rollo de papel higiénico de mediana calidad o una bolsa de detergente para lavar la ropa, por ejemplo, e incluso la sardina al natural que es uno de los alimentos de menor costo y de consumo frecuente en la dieta familiar del venezolano, paga un porcentaje, aunque menor, del IVA (8 % de retención)».

Para Gómez, hay que tomar en cuenta también que, «prácticamente la totalidad del salario es consumida por el costo del transporte para desplazarse al centro de trabajo». Por consiguiente, dados todos estos datos y argumentos, concluye que «no existe el salario; el trabajo es gratuito, nos lo han arrebatado por completo, subsidiamos al Estado y al sector privado y el valor de la fuerza de trabajo es convertido enteramente en plusvalía, lo que destruye fuerza productiva ante la imposibilidad de continuar reproduciendo la fuerza de trabajo de manera prolongada. Así que, en Venezuela, no solamente estamos a Salario Cero, sino que ya imperan condiciones de semi-esclavitud».

Por si acaso, y en prevención, aclara que, «decir todo esto no es ‘promover el odio’, como es ahora la acusación habitual de quienes actúan contra el pueblo desde la fuerza del Estado con sus atropellos, pues arremeten contra quienes tratan de defender los derechos humanos, los intereses de clase de los de abajo, por la ambición y desvarío  de una élite abusiva que nos extermina».… «se trata de reconocer e interpretar lo que estamos viviendo, de compartir un análisis y una caracterización socio-política basada en las herramientas del marxismo; pues lo que sí es odioso y terrible es que una dirección política extraviada nos haya llevado a semejante destrucción y daño de magnitudes genocidas, tan intenso como las sanciones del imperialismo y como la pandemia que nos azota, y todo ello en nombre de una revolución a la que hace tiempo se encargó de enterrar».

La clase trabajadora que ha hecho la experiencia del proceso, debe hacerse consciente de que lo que tenemos ahora es una arremetida contrarrevolucionaria contra todas las conquistas logradas, donde se combinan los intereses de la burocracia y del capital en medio de sus disputas por el poder 

Cree Gómez, como parte de Marea Socialista, que «lo primero es discutir y reconocer todo esto en la búsqueda de la restauración de nuestra conciencia de clase distorsionada por las direcciones burocráticas falsamente ‘obreristas’, que en realidad son profundamente antiobreras como lo revelan sus hechos» … «y a partir de ahí debemos discutir la validez de reclamar lo que nos corresponde como derecho, porque ahora hay algunos supuestos ‘marxistas’ que en nombre de la ‘sensatez’ y del llamado a ser ‘realistas’ nos dicen que es un ‘desatino’ luchar por el salario establecido en la Constitución, en lugar de discutir con qué acciones de lucha y con qué economía, dentro de nuestra lógica anticapitalista y de clase, podemos ir recuperando nuestros derechos».

Reitera que «lo primero es exigir lo que nos corresponde como derecho y lo segundo es procurar las condiciones organizativas y de capacidad de movilización para reconquistarlo o aproximarnos lo más que podamos a su disfrute, y esto lo hacemos desde posiciones de izquierda, enfrentando a la vez los ataques y manipulaciones de la derecha tradicional, pero ahora tenemos una nueva derecha salida de la traición al proceso revolucionario desde sus propias entrañas y con el uso del poder». 

«Lo que sí es seguro – opina para ir concluyendo, en esta ocasión- es que no van a ser ninguna ‘salvación’ los planes económicos de la desastrosa burocracia ni de la burguesía explotadora, ni el sistema de sometimiento por la Deuda Externa, ligado a los préstamos envenenados del FMI o de otros factores, ni una nueva entrega semi-colonial a viejos o nuevos intereses imperialistas, lo que nos va a sacar del abismo». Políticamente plantea que, «por eso los sectores sociales que vivimos verdaderamente de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo, y no de robar a los demás, debemos discutir sobre las alternativas para lograr un gobierno propio y una economía que esté al servicio del bien colectivo, así como el camino de lucha para alcanzarlo».

Entrevista publicada en Aporrea.org