Por Ghader Anari
Irán, uno de los países más importantes de Medio Oriente, está pasando por períodos críticos en cuanto a sus trabajadores y su burguesía. Se han cavado tumbas masivas en Irán, uno de los países que más sufrió el impacto de la pandemia. La pandemia sólo empeoró la situación del pueblo frente al bloqueo del imperialismo estadounidense que los dejó en la miseria. Más de diez mil personas perdieron la vida según los números oficiales. Debido a que hasta los insumos médicos más básicos resultaron afectados por el bloqueo, el pueblo iraní fue masacrado deliberadamente. Por sobre todas las cosas, el rancio régimen Mulá se aseguró de que el pueblo iraní fuera reprimido brutalmente y sumido en la miseria.
La rebelión antes de la pandemia
Tal y como recordamos, hubo una heroica rebelión en octubre y noviembre de 2019, con huelgas y estallidos sociales contra del régimen en medio de una profunda crisis económica. A diferencia de las protestas anteriores por parte de la oposición laica, las últimas fueron impulsadas por los sectores más pobres de la sociedad, que son la base del régimen. Por lo tanto, el régimen no fue capaz de prevenir esas acciones de lucha tal como le hubiera gustado.
La gran mayoría de esas acciones resultaron en incendios de estaciones de servicio, bancos y edificios gubernamentales. Las calles estaban repletas de frases contra el Estado y contra Khamenei. Estos hechos marcan un punto de quiebre histórico. El régimen, que solo se podía sostener mediante la opresión, comenzó a perder base social. El gobierno iraní, que no pudo prevenir las protestas, autorizó a la policía y a los soldados a usar sus armas, así masacraron a alrededor de 1500 personas y otras 8000 resultaron detenidas y/o heridas. Además, debido a la presión del gobierno, muchos de los heridos no pudieron acceder a los hospitales por miedo a ser detenidos. Esta semana el régimen anunció que se condenó a 8 participantes de las protestas a la pena de muerte. Es de suma importancia mencionar que ninguna de esas personas es de izquierda ni tiene relación alguna con organizaciones políticas.
Este quiebre histórico tuvo otra dinámica. Los levantamientos anteriores también presentaron reclamos económicos y democráticos, pero hubo dos diferencias importantes en las acciones de lucha. En primer lugar, la gente ya no salió a la calle según las divisiones sectarias. En segundo lugar, este nuevo movimiento y sus sujetos se alejaron de la oposición reformista.
Debido a que los reformistas se organizaron en las universidades y la clase media, la visión a futuro para este movimiento y sus acciones de lucha presentaban grandes limitaciones. De tal manera, las bases del reformismo no tuvieron participación alguna en los incendios de los bancos y el enojo de las clases no fue el mismo. Por lo tanto, los supuestos reformistas (simpatizantes del islamismo y liberales de clase media) no asistieron a estas protestas. Además, es evidente que el enojo que había en las calles era dirigido tanto al régimen como a la oposición. La consigna fue “Ni República Islámica, ni los reformistas”. Esta orientación frente a los reformistas presenta una mejora y un progreso para la oposición social en Irán.
El principal protagonista de la rebelión fue el sector más empobrecido. La primera consigna de la fábrica de caña de azúcar de Haft Tappeh, liderada por el dirigente Ismail Bakhshi fue “trabajo, pan y libertad”. Esta gran huelga y asamblea de trabajadores es de suma importancia histórica en cuanto a que proporcionó la experiencia más avanzada de lucha de clases bajo una dirección socialista. Esta consigna consiguió el apoyo de amplios sectores de la sociedad, estudiantes e intelectuales, y causó que el régimen iraní ejerza presión más gradualmente e incluso deje de presionar ocasionalmente.
Bloqueo y crisis
Ignorando los reclamos económicos, el gobierno iraní intentó suprimir la rebelión en vez de dar respuestas. Luego comenzó el bloqueo estadounidense y bajó la venta de petróleo. El régimen intentó vender petróleo a través de China y Rusia. El 40% de la base de la economía iraní es el petróleo, entre 20% y 25% representan los petroquímicos y un 10% la exportación de acero. 70% de los ingresos del país se basan en la exportación. El bloqueo redujo todos esos ingresos y el flujo de dinero se detuvo por completo.
En ese contexto el gobierno no pagó los salarios, el dólar aumentó de manera crítica y una gran parte de la sociedad pasó a vivir por debajo de la línea de pobreza. La clase media fue empobrecida. La tasa de desempleo aumentó de forma significativa al igual que los costos de vivienda. Los ingresos reales se redujeron y muchas empresas y negocios han quebrado. Por todas estas razones aumentó la tasa de desempleo. La pobreza es tal que las familias tratan de sobrevivir alquilando departamentos en conjunto con otras familias. De hecho los áticos y azoteas se alquilan por 50 mil tumen la noche.
Protestas en Oriente Medio e Irán
Irán exporta a Siria, Irak, Yemen, Líbano y otros países árabes, sin embargo, hubo una gran reducción de esas ganancias por el bloqueo, la guerra en Siria y los levantamientos sociales en Irak. Irán, como poder imperial regional, gasta su presupuesto entero en los intereses imperialistas de los Mulá mediante grandes inversiones en armamento e influencias políticas.
Debido a la tensión entre Estados Unidos e Irán, el imperialismo estadounidense está atacando las áreas de influencia política iraníes, particularmente Siria e Irak. Luego del asesinato de Qasem Suleimani por Estados Unidos, el Estado iraní pudo llevar adelante una iniciativa de propaganda nacionalista para mitigar las protestas. El imperialismo estadounidense hizo una jugada que benefició al Estado iraní. Sin embargo, el enojo del pueblo no se detuvo. Uno de los reclamos del pueblo en sus acciones de lucha que han continuado por meses especialmente en Irán y el Líbano es el fin de la influencia iraní y el laicismo.
La clase dirigente, que domina la región entera a través del sectarismo, tiene intereses en común en Irán, Irak y el Líbano. Por lo tanto, los reclamos colectivos de los pueblos se encuentran presionados por esos regímenes. Mientras las milicias del chiismo financiadas por Irán asesinan con francotiradores en Irak, las figuras políticas del actual sistema sectario forman parte del nuevo gobierno libanés luego de que el anterior gobierno fuera derrocado por la ola de protestas en ese país.
¡Muerte al régimen Mulá!
Como en el resto del mundo, el levantamiento popular en Irán ha sido interrumpido por la pandemia, pero la dinámica permanece. El coronavirus ha sumido a Irán, que ya se encontraba en una mala posición económica, en una crisis aún peor. Cuando comenzó la pandemia, el régimen, que en primer lugar había ocultado el brote por las elecciones, fue forzado a confirmar que la pandemia había sido declarada en todo el mundo.
Las protestas comenzaron otra vez a medida que aumentaba la pobreza y el desempleo. Ya tomaron lugar dos huelgas en la fábrica de Haft Tappeh que duraron dos semanas. Es evidente que esto no puede seguir así, el pueblo iraní está listo para estallar, pero por desgracia no hay reclamos o campañas concretas. Estamos ante la necesidad de una vanguardia política de clase, revolucionaria y socialista que pueda llevar esto adelante. Estamos ante la necesidad de un partido de clase a partir del cual puedan unirse los docentes, trabajadores, jubilados y estudiantes.
No hay otra salida que derrocar a Hameney en Irán. Los reformistas y la República Islámica ya no tienen vigencia a los ojos del pueblo. Por esta razón, la única salida es una revolución socialista en Irán. Pero no hay una dirección socialista revolucionaria que esté a la altura de la tarea. Los partidos y comités actuales no pueden jugar ese rol y organizar a los obreros, están bajo presión. Además, el reformismo presenta un obstáculo e intenta prevenir las acciones de lucha radicales.
Mientras escribimos este artículo los trabajadores de Haft Tappeh dan un paso adelante para defender sus fábricas, aquellas que el régimen ha intentado cerrar y privatizar, y han caminado hacia el centro de la ciudad. Esta es la verdadera fuerza que cambiará el futuro del pueblo Iraní.