La crisis política en el Líbano se está profundizando luego del reciente desastre en Beirut, su capital. Los trabajadores libaneses – que no han abandonado las calles durante meses pese a la pandemia de COVID-19 debido al gran colapso económico – culpan a las elites políticas de su país por la explosión. Cuando se revelaron algunos hechos sobre la explosión, quedó claro que el pueblo de Beirut había vivido durante años rodeado de tales cantidades de explosivo – y que no se tomaban las mínimas precauciones necesarias.
Desde ayer las protestas en el país han estado cubiertas de sangre. De acuerdo con la última información en los medios, hay 172 personas heridas. En las imágenes reflejadas en las redes se puede observar la violencia desplegada por el ejército contra los manifestantes, con armas de fuego, balas de goma y gases.
Mientras las masas tomaron los ministerios de Economía y de Medio Ambiente ayer, se incendiaban edificios y se arrojaban documentos oficiales desde las ventanas. Por otro lado también, un grupo dirigido por soldados retirados atacó el Ministerio de Asuntos Exteriores y lo declaró como el centro de la revolución. Las masas que ocupaban el ministerio quemaron el cuadro del presidente Michel Avn. Los protestantes se juntaron en la Plaza de los Mártires de la capital, Beirut, y allí instalaron representaciones de horcas, simbólicamente ataron sogas con las fotos del presidente del Parlamento, Nebih Berri, y de Hasan Nasrallah, líder del movimiento Hezbollah.
Luego de la escalada de protestas el primer ministro libanés Hassan Diab llamó elecciones anticipadas para sacar al país de la crisis. Diab dijo que discutiría la oferta de elecciones anticipadas con sus compañeros de gobierno, el lunes. Hoy el Ministro de Información Menal Abdussamed renunció, mencionando que no quedaba nada para satisfacer las expectativas de la gente.
¡Buitres sobre Beirut!
Después de la explosión mortal en Beirut quedó claro que los gobernantes libaneses – que ya están en una gran crisis política y económica – no pueden remover los escombros solos. Mientras se dice que la explosión ha costado una destrucción de 10-15.000 millones de dólares en términos económicos, la cuenta política de este hecho será mucho más pesada para la clase gobernante que se muestra con las acciones que han ocurrido desde ayer. La clase obrera pobre en el Líbano no tienen confianza en los dirigentes políticos que han explotado distinciones étnicas y religiosas por décadas.
Sin embargo sigue sin quedar claro cómo se conformará una nueva alternativa en el Líbano. El movimiento de protesta es mayormente espontáneo y desorganizado. A medida que las masas se van juntando, derribando las barreras políticas que los han aprisionado en determinados barrios, divididos por identidades sectarias durante años, el movimiento se vuelve más radical con cada día que pasa. Ya que no hay desastre más grande que este para la clase obrera libanesa. Décadas de guerra civil, rivalidades imperialistas interminables por el país, y el choque entre sus actores locales, grandes depresiones económicas, hambre y pobreza, pandemia y finalmente, casi la explosión más grande en el mundo desde Hiroshima y Nagasaki… Recuperarse de esta terrible crisis está más allá de las posibilidades de la clase dirigente libanesa.
Las potencias imperialistas también son conscientes de esta situación. De hecho Francia se ubicó como “la abuela” del Líbano después de la explosión. Francia, que colonizó al Líbano entre 1920 y 1943 después de la Primera Guerra Mundial no escondió su interés en la visita del presidente Emmanuel Macron a Beirut. En una entrevista con BFM – el canal de noticias francés – dijo que si Francia no jugaba su rol, “el rol de un poder que cree en la multilateralidad y en los intereses del pueblo libanés, otros poderes podrían interferir, sean Irán, Arabia Saudita o Turquía”. Y mencionó que esos países son perjudiciales para el pueblo libanés y que lo harían por sus propios intereses geopolíticos y económicos. Los dichos de Macron señalan que una competencia inter-imperialista tendrá lugar en el Líbano en el nuevo período. Por otro lado en el Líbano se lanzó una campaña pidiendo que “al país lo gobierne Francia por diez años”. Parece que hasta ahora más de 60 mil personas firmaron la petición.
Al mismo tiempo Turquía también quiere tomar su lugar entre los escombros del Líbano. Ayer el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, le ofreció al Líbano el uso temporario del Puerto de Mersin; más interesante aún, el ministro agregó: “Nosotros estamos con nuestros parientes, los turcos y turcomanos en el Líbano y en el mundo. Le daremos la nacionalidad turca a nuestros hermanos que digan “soy turco, soy turcomano” y expresen el deseo de convertirse en ciudadanos”, dijo Çavuşoğlu en referencia a los turcos étnicos que han vivido en la región desde el Siglo XI. Demostró con estas palabras que el AKP intentará intervenir en el Líbano con populismo barato – al igual que en Siria.
Es notable en el Líbano que tanto Macron como Çavuşoğlu prefieren hablarle al pueblo libanés antes que a los políticos libaneses. Porque el régimen corrupto del Líbano ya no es legítimo para el pueblo libanés. Sin embargo el régimen sectario es débil en el Líbano, e incapaz de crear una alternativa por sí mismo. No sorprende, entonces, ver al Líbano transformado en escenario de competencias de diversa índole. El pueblo libanés, además, puede observar cómo la rivalidad imperialista causó estragos en Siria y Libia – y ese sería el destino del Líbano que tiene una estructura demográfica y política compleja.
Está claro que vienen días duros para la empobrecida clase obrera libanesa. Tienen que navegar en el medio de una devastación política y económica y solo podrán lograrlo con el apoyo y la solidaridad de las clases obreras pobres dl Medio Oriente y el mundo. La bancarrota del orden burgués en el Líbano no es el único ejemplo en medio Oriente. Turquía, Irán, Irak, Siria, Palestina… el Medio Oriente necesita una reconstrucción total y esto solo lo puede lograr una Federación Socialista del Medio Oriente.