Por Leonardo Nicolas Rando
Ayer murió Diego Armando Maradona a los 60 años luego de sufrir un paro cardiorrespiratorio en la casa de Tigre donde se recuperaba tras su operación en la cabeza por un hematoma subdural. Se fue el jugador de fútbol más grande de todos los tiempos. Hoy miles de personas se acercan a cada hora a despedirlo y darle un último adiós.
Murió el jugador más grande de todos los tiempos del deporte más popular del planeta tierra. Un golpe durísimo para todo el mundo que vibró, se emocionó, lloró y fue feliz, aunque sea por un momento viendo jugar a Diego Armando Maradona.
“En un potrero forjó una zurda inmortal…”
Desde sus primeros partidos en Argentinos Juniors a los 16 años ya se veía su calidad. Un jugador único. Su propio hermano Hugo en un reportaje lo definió mejor que nadie al ser consultado si pensaba jugar como su hermano “mi hermano es un marciano, no se puede discutir”. Sus primeros pasos en la selección fueron con la sub 20 dirigida por Menotti y el recuerdo de muchos argentinos que se levantaban a la madrugada para ver a ese equipo, pero sobre todo a él, que fue campeón en Japón tras derrotar a la Unión Soviética por 3 a 1 en la final.
5 años después de hacerlo en Argentinos Juniors, debutó en Boca Juniors, en donde jugó poco, tan solo un año, pero le alcanzó para ser uno de los ídolos máximos del club. Su gol en el clásico 3 a 0 a River en la Bombonera arrastrando a Filliol por el suelo, será una de las imágenes eternas de los hinchas xeneizes.
En el año 82 sería vendido al Barcelona donde pasó quizás sus peores dos años de carrera. Con lesiones, siendo criticado, en el medio una participación desastrosa en el mundial de España donde se iría expulsado en el partido con Brasil. Por esos tiempos difíciles, comenzaría su relación con las drogas, que tanto lo perjudicó.
El 5 de julio de 1984, Diego fue presentado ante 70 mil personas en el ex Estadio San Paolo que ahora se estaría por rebautizar bajo su nombre, vestido de sudadera y zapatillas, fue aclamado por el pueblo napolitano en la antesala de lo que sería un amor eterno, quizás el más fuerte que haya entre una ciudad y un jugador de fútbol. Jugó 7 años consiguiendo títulos de todo tipo y color, Scudetto de Italia, Copa de Italia, Copa UEFA.
La gloria eterna
En medio de su estadía en Italia conseguiría el logro más importante de su carrera como futbolista en el mundial de México 86 consagrándose campeón con una participación importantísima en todo el torneo, pero sobre todo en el partido de cuartos de final contra Inglaterra. En el lapso de 4 minutos convirtió el gol más polémico y el más grande de todos los tiempos. De la famosa “mano de dios” en el minuto 51, a los 10 segundos más frenéticos de la historia del fútbol después del pase de Enrique en la mitad de la cancha hasta su puño cerrado en un costado para sentenciar el 2 a 0 en el minuto 55 de partido. ¿Revancha de Malvinas? Me quedo con el fragmento de un cuento de Alejandro Apo que describe perfectamente el momento: “y hace bien en mirar al cielo, porque no sé si sabe, pero ahí están todos. Todos los que no pueden mirarlo por la tele ni comerse los codos. Porque el afano estaba bien, pero era poco. Porque el afano de ellos era demasiado grande. Así que faltaba humillarlos por las buenas e inmortalizarse para cada ocasión en que ese gol volviese a verse una vez y otra vez y para siempre en cada rincón del mundo”[1]. El 29 de junio después del 3 a 2 a Alemania, Argentina levantaría su segunda copa mundial de la mano de un brillante Maradona.
En el mundial de 1990 jugó como pudo, con el tobillo hinchado mostró ratos de buen fútbol, el más recordado sería el pase a Caniggia para la definición ante Tafarell y el pase a cuartos de final dejando afuera nada más y nada menos que a Brasil. Su enemistad con el norte de Italia se vio en sus labios, aunque no se escuchó, igual supimos que le decía ante los silbidos e insultos que inundaban el himno argentino previo a la final.
Un final a los tumbos, de una carrera exitosa
En el año 92 tendría un breve paso por el Sevilla de España donde fue dirigido por Carlos Salvador Bilardo técnico con el cual ganó todo en la selección. En 1993 decide regresar al fútbol argentino vistiendo la camiseta de Newells Old Boys jugó tan solo 5 partidos y no convirtió ningún gol. Entró en un parate hasta que Argentina perdió 5 a 0 como local ante Colombia y Basile, el técnico de la selección por ese entonces, le pidió que jugara el repechaje contra Australia para poder clasificar al mundial de EEUU. Argentina logró pasar esa instancia con su participación y Diego decidió entrenarse para llegar de la mejor manera al mundial. El resto es historia conocida. Una gran actuación ante Grecia con un gol festejado frente a la cámara, la victoria contra Nigeria y la última imagen de Diego Maradona con la celeste y blanca. Sue Ellen Carpenter, es la enfermera que entró al campo de juego del Foxboro de Boston a buscarlo para realizar el control antidóping y ser recordada por esa imagen. Luego el doping positivo por efedrina y él “me cortaron las piernas” que les dolió a millones de argentinos. Finalmente, en el año 96 y después de haber cumplido la sanción jugó algunos partidos en Boca para retirarse definitivamente del fútbol el 25 de octubre de 1997 después de la victoria 2 a 1 ante River en el monumental, días antes de cumplir 37 años.
Un triste final
Su momento más crítico ocurrió en el 2000, dos años después de su retiro, cuando una sobredosis de cocaína derivó en una crisis cardíaca en enero de ese año mientras estaba de vacaciones en Uruguay. Los médicos detectaron luego una cardiopatía severa y se marchó a Cuba para quedar internado en una clínica durante meses para un extenso proceso de rehabilitación. El 10 de noviembre de 2001 realizó su partido despedida ante 65 mil personas en la cancha de Boca con figuras del fútbol. Ese día inmortalizó la famosa frase “yo me equivoque y pague, pero la pelota no se mancha”, poniendo por delante su amor por el fútbol antes que cualquier otra cosa.
En 2004 recayó en su adicción y sufrió una severa crisis cardiorrespiratoria. Primero estuvo una semana y media en un hospital de Buenos Aires y después volvió a Cuba para una nueva internación prolongada. En 2005, se sometió a un «bypass» gástrico con éxito en Colombia, una operación que permitió reducir el tamaño de su estómago. Los problemas más recientes de Maradona tenían que ver con la artrosis severa que sufre en las dos rodillas y que en los últimos tiempos le han impedido caminar bien.
Su vida y contradicciones
En medio de estos problemas se distanció de sus hijas Dalma y Giannina, se separó de su mujer Claudia Villafañe y se rodeó de un entorno que lo quería más por el producto Maradona que por la persona o el futbolista. Así luego de su paso por la selección argentina como entrenador en 2010 fue a dirigir a los Emiratos Árabes y a México como negocios a explorar por parte de ese entorno. El 5 de septiembre de 2019 decidió dirigir a Gimnasia de la Plata, un año después en el partido frente a Patronato en la vuelta del fútbol argentino post pandemia en el día de su cumpleaños se vio una imagen de Diego muy desmejorado.
En los primeros días de noviembre fue operado al presentar un hematoma subdural crónico en la parte izquierda de su cabeza y finalmente falleció este miércoles 25 de noviembre, por un paro cardiorespiratorio.
En su vida, fuera de la cancha, ha tenido conductas en ocasiones reprochables, contradictorias con hijas e hijos, acciones machistas con parejas y ex parejas, incluso abuso de poder con jóvenes. Como una gran parte de la sociedad reprodujo las prácticas que lo alcanzaron en este sistema que educa a millones en lo peor del patriarcado. En otro plano, sus varios y justos enfrentamientos al poder de la FIFA y al poder político del país, por ejemplo, bajo el macrismo, no siempre fueron una línea coherente. En otros momentos también tuvo relaciones amigables con parte de lo peor del poder de turno, entre otros con Menem y otros jerarcas del viejo PJ, evidenciando allí incoherencias políticas, como un subproducto de quien llega a la cima y no siempre sabe estar del lado correcto. Por eso no es en sus decisiones personales y políticas dónde se lo admira, allí hay cosas cuestionables, sino dentro de la cancha. En otras cuestiones fue solidario, parte de la lucha contra el ALCA en 2005, apoyo algunas luchas sociales, a jubilados, organismos de DDHH y hasta con Palestina y Cuba. Todas estas acciones, buenas y otras malas, también son parte de su vida, enorme y contradictoria, y merecen con respeto un análisis profundo que excede este texto. Lo que es seguro es que, ante su muerte, no necesitamos endiosarlo ni convertirlo en alguien perfecto. Era un ser humano con muchas contradicciones y problemas a cuestas. Negarlo es negar la realidad.
Miles y miles aquí y en otros lugares del mundo, lloran a Maradona, y muchos ya están yendo desde hace horas a Plaza de Mayo a darle un último adiós. Recordarán sus hazañas deportivas y las enormes alegrías que en este plano nos hizo sentir. Otras y otros reflexionaran tal vez sobre algunos temas más profundos de toda su vida. Pero seguro no olvidaremos que en lo suyo, en el maravilloso fútbol que amamos, fue el mejor de todos los tiempos, el que nos dio inmensas alegrías. Adiós al Diego.