La entrevista del líder del PKK, Murat Karayılan, con el periódico israelí Jerusalem Post (JP) debería haber provocado acaloradas discusiones entre los grupos «socialistas» en el frente del HDP, pero claramente esconden la cabeza como es avestruz. Esa es su estrategia de supervivencia cuando se trata de un tema «delicado».
Karayılan fue muy franco debido a su preocupación por transmitir sus mensajes a sus interlocutores de manera más clara y directa. La claridad de Karayılan debería ayudar a los socialistas y revolucionarios a tener claridad.
Con el triunfo de Joe Biden en las elecciones de Estados Unidos, la “superpotencia” del mundo, todos los actores tienen expectativas positivas o negativas. Para nadie era secreto que el PKK quería profundizar sus relaciones con Estados Unidos en esta nueva era. Obviamente, Karayılan quiere dirigirse tanto a Israel como a Estados Unidos a través de la entrevista.
Karayılan declaró al periódico israelí que reconoce el derecho del Estado de Israel a existir y declaró su apoyo al sionismo. Además, no podemos ver ni la más mínima crítica a lo que se les hace a los palestinos, que son pueblos oprimidos como el pueblo kurdo. Encima, en un momento en el que Estados Unidos e Israel pusieron el último clavo en el ataúd de Palestina con el Acuerdo del Siglo… Karayılan no podría haber sido más generoso con Israel que esto.
Una vez más vemos que cuando se trata de “intereses nacionales” no tiene sentido esperar coherencia. Destaquemos una vez más que la unidad y la solidaridad de los oprimidos solo son posibles a través de la bandera roja del socialismo.
Sin embargo, Karayılan es consciente del hecho que sus aliados, Estados Unidos-Israel, son alérgicos al «rojo». Por eso siente la necesidad de explicar su pasado “rojo”:
“Cuando fundamos el PKK, el marxista-leninismo era una tendencia, y estas ideas nos influyeron. Nosotros, sin embargo, criticamos la ideología soviética. Por eso cuando colapsó la Unión Soviética no nos afectó negativamente, porque siempre nos mantuvimos alejados de ellos”.
En otras palabras, Karayılan dice sin rodeos: estamos a favor del bloque Estados Unidos-Israel, nunca hemos sido anti-Estados Unidos, no nos llamen marxistas, en el pasado el marxismo-leninismo estaba de moda, pero nunca fuimos soviéticos, ni hostil a los Estados Unidos. Ya estamos trabajando juntos en el terreno, puedes confiar en nosotros, apoyarnos y protegernos más.
La entrevista de Karayılan en el Jerusalem Post no contiene nada que no sepamos, solo se utilizan expresiones más claras en lugar de frases implícitas. El momento y la locación de la entrevista lo requerían. Estas son cosas que el PKK ya ha dicho e implementado en la realidad.
¿Qué conclusiones debemos sacar de esto?
A menudo nos encontramos con quienes sostienen que “la actitud del Movimiento Nacional Kurdo (KNM) debe justificarse como un esfuerzo para sobrevivir contra un enemigo más fuerte que él”. Digamos que lo es. Pero recuerda que todo relacionamiento te lleva a alguna parte. No puedes aliarte con Estados Unidos-Israel y decir «soy el más progresista, el más libertario». Sería ridículo. Esto se le llama girar a la derecha, hacia el liberalismo, y un corrimiento hacia el nacionalismo de mente estrecha. Esta parte del trabajo está directamente relacionada con KNM. Pero el problema no se limita a esto.
El KNM está intenta dirigir al movimiento socialista y a las organizaciones obreras en Turquía con esta línea, este es el foco del gran problema.
Pretender ser un aliado estratégico de Estados Unidos-Israel, decir que el marxismo y el clasismo están muertos, mantener negocios con las clases dominantes nacionales y extranjeras, y liderar la izquierda socialista y las organizaciones sindicales mientras adoptan la ideología de identidad reaccionaria posmoderna al mismo tiempo no parece posible, pero ese es el caso. Se hizo posible debido al hecho que la izquierda se ha encogido dentro de su caparazón burocrático, habiendo entrado en gran medida en la órbita del KNM hace tiempo, tanto organizacional como ideológicamente.
Estos grupos están tan muertos que ni intentan criticar la confesión de Osman Baydemir (una figura histórica del KNM), el intento del HDP de aliarse con Erdogan después de las elecciones del 7 de junio de 2015, ni la entrevista de Karayılan que hemos mencionado anteriormente. No hay ni un pequeño indicio de crítica. Es una rendición completa. Es tragicómico que los partidos componentes del HDP se consideren más revolucionarios que cualquier otro. Se convirtieron en diputados en la lista del HDP, comparten cargos en organizaciones sindicales como la KESK (la confederación de empleados públicos de izquierda), que se ha hundido por completo.
Tenemos que subrayar otro punto crucial en la crítica del KNM: por supuesto, los socialistas revolucionarios continuaremos oponiéndonos firmemente a la opresión de los kurdos y la supresión del HDP. Los socialistas revolucionarios nunca permitiremos ni la más mínima confusión de conciencia sobre este tema y continuaremos exponiendo la línea pro-estatal de los críticos socialchovinistas del KNM.
Es tan antiguo como la historia de los movimientos nacionales que un movimiento nacional busque el apoyo de las grandes potencias frente a un enemigo mucho más fuerte que él. Cuando los socialistas y la clase trabajadora vuelvan a levantarse, los movimientos nacionales también girarán a la izquierda. Pero está claro que hoy no es ese día. El KNM no se vuelve hacia el socialismo y la clase obrera, sino las superpotencias y las alas liberales de la burguesía. Por esta razón, los socialistas deben insistir en una actitud internacionalista hacia la cuestión kurda, pero deben caminar por su propia línea independiente. Esto solo es posible a través de una perspectiva de clase.