El 1º de febrero de 1980, Yolanda González Martín fue asesinada por el Batallón Vasco-Español. Yolanda era una joven estudiante y militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST, partido integrante de la corriente internacional trotskista impulsada por Nahuel Moreno), había nacido en Bilbao, País Vasco, en el año 1961.
Yolanda empezó a militar muy joven, a los 16 años ya era activista en su escuela. Era una de esas jóvenes valientes que en la España post franquista protagonizaban movilizaciones en defensa de la educación pública y encierros estudiantiles. Que apoyaban las luchas de la clase trabajadora que enfrentaba los primeros años de una Transición pactada.
En 1978, Yolanda se mudó a Madrid y siguió siendo parte de la lucha estudiantil. En el año 1979 ingresó al PST. La noche del 1º de febrero de 1980, Yolanda fue secuestrada, torturada y acribillada a balazos. Su cuerpo apareció al día siguiente. Con represión, ataques y el asesinato de Yolanda el régimen, que estaba muy preocupado, pretendía derrotar la lucha estudiantil y detener el surgimiento de nuevas organizaciones revolucionarias como el PST. Pero no lo lograron.
La respuesta fue contundente. Una impresionante huelga estudiantil paralizó las clases en Madrid y en Bilbao, reclamando la investigación del asesinato y el castigo a los responsables. Como resultado, a los cinco días, fueron detenidos los autores materiales del asesinato: mercenarios a sueldo del partido de extrema derecha, Fuerza Nueva. El PST exigió que se detenga también al fascista llamado Blas Piñar, Secretario General de Fuerza Nueva, como autor intelectual del asesinato.
Emilio Hellín, autor material del crimen, fue condenado a 43 años de prisión y otros tantos para sus cómplices. Fuerza Nueva fue proscripta para siempre y desapareció como partido político. Pero la presencia del franquismo en la justicia y en las fuerzas de seguridad seguían vivas. Por eso Hellín logró escaparse dos veces de la cárcel ayudado por sus amigos fachas, luego consiguió cambiar su identidad en los propios registros del Estado, y solo cumplió 14 años efectivos de prisión.
En el 2013 una investigación periodística reveló que Hellín tenía una agencia de inteligencia en la que dictaba cursillos a los guardias civiles y policías, y que estos “servicios educativos” eran pagados por el Ministerio del Interior del Estado español. Además, actuaba como perito científico en la Audiencia Nacional.
Dicha Agencia volvió a ser noticia estos días, ya que la defensa de la exdirigente del PP Cristina Cifuentes, juzgada estos días por la presunta falsificación del acta de su máster, ha contratado los servicios de la empresa de Hellín, Net Computer Forensics SL, para la realización de un peritaje de la agenda oficial de Cifuentes cuando era delegada del Gobierno en Madrid, en 2012. La agenda está aportada en un pendrive al juzgado y con ella la defensa de Cifuentes intentará probar que el 2 de julio de ese año consta marcado en la agenda como el día que defendió personalmente su Trabajo de Fin de Máster.
De esta manera se demuestra una vez más como la impunidad que el régimen monárquico-parlamentario le sigue brindando a sus amigos no tiene límites y, de hecho, se extiende hasta el presente. Con el paso de los años fueron quedando evidentes los estrechos vínculos entre Hellín y la desaparecida Fuerza Nueva y las instituciones de Estado. Vínculos que el gobierno progresista del PSOE-Unidas Podemos no se ha animado a desarmar.
Los enemigos de ayer son los mismos enemigos de hoy: la derecha, la ultraderecha y los que blanquean su accionar. Los que siguen defendiendo el mismo régimen moldeado por el franquismo para salvar al sistema capitalista. España sigue sacudida hoy por una profunda crisis política. Se arman y se desarman gobiernos y alianzas, pero ninguna de ellas da respuestas a las necesidades del pueblo y las nacionalidades.
Han pasado más de cuatro décadas, podrán pasar mil años y nos seguiremos encargando de que las nuevas camadas de revolucionarios la conozcan, la homenajeen y sigan su ejemplo militante. Para los asesinos de ayer y de hoy no hay olvido ni perdón en ningún lugar del mundo. Yolanda González ¡Hasta el socialismo siempre!