Por Alberto Giovanelli
Conociendo los primeros resultados electorales en la hermana República del Ecuador, son varias las conclusiones a las que preliminarmente podemos ir arribando. Tal como se preveía, Andrés Arauz , el candidato de Unión para la Esperanza, y delfín del expresidente Rafael Correa, obtuvo la primera minoría, alcanzando casi un 33 % de los votos positivos, pero sin lograr su objetivo de máxima que era alcanzar el triunfo en primera vuelta.
En segundo lugar y siendo una de las sorpresas de la elección, se ubica el indigenista Yaku Perez del partido Pachakutik, quien superó al candidato de la derecha conservadora Guillermo Lasso por algunas décimas con alrrededor del 20 % de los votos. También debemos destacar el 16 % obtenido por la Izquierda Democratica, y el 13 % entre votos nulos y blancos.
Creemos que estos resultados, confirman una fuerte tendencia que se observa en toda américa latina, que es el rechazo rotundo a las propuestas claramente conservadoras y neoliberales. Lasso y el Gobierno de Lenin Moreno ( cuyo candidato no alcanzó el 2% ) expresaron esa corriente y sufrieron una dura derrota.
Se abre ahora un nuevo proceso que enfrentará en segunda vuelta, por un lado la posibilidad de un retorno del correísmo de la mano de Arauz, en condiciones políticas y económicas mucho más críticas que en la década pasada, y por otro con quién se arroga la representatividad de los levantamientos indígenas de fines del 2019 Yaku Pérez, figura absolutamente controvertida, que detrás de su «ecologismo e indigenismo» sostiene políticas pro capitalistas muy similares a las de Moreno y Lasso ( a quien apoyó en las elecciones del 2017 ).
Lasso ya anticipó su apoyo a Perez en la segunda vuelta, como también lo hizo Fidel Egas el principal representante de la banca y los sectores financieros, hace pocas horas.
Este sorpresivo enfrentamiento entre dos candidatos con un discurso de matices progresistas, plantea un inédito escenario, dónde será de mucha importancia, el alineamiento que asuma la otra sorpresa de la elección, el comerciante Javier Hervas, que desde Izquierda Democratica, y apoyandose en las nuevas tecnologías y con un discurso dirigido a la juventud, paso de ser un absoluto desconcido a un arbitro inesperado de la elección. También él denunció al neoliberalismo y la corrupción durante la campaña. Es hacia Hervas donde parece inclinarse Arauz para obtener el porcentaje necesario y ganar en la segunda vuelta. El correísmo ya se pronunció a favor del diálogo con Hervas a quien además de felicitar «por su brillante elección», invitó a conversar sobre un «programa común».
Pasó entonces este primer round electoral, donde también los votos blancos y nulos han expresado el descontento con la clase politica de conjunto. La izquierda revolucionaria, se ha encolumnado, salvo excepciones, detrás de las alternativas «progresistas» apelando al «posibilismo» ante la ausencia de alternativas independientes y consecuentemente anticapitalistas.
Desde la Lis ( Liga Internacional Socialista ) estamos convencidos que ni Arauz ni Perez son garantías para enfrentar la situación económica y social, en un mundo en crisis y en un país absolutamente colapsado por la pandemia. Tanto uno como otro han expresado ya su disposición absoluta a negociar con los EEUU, su confianza en el nuevo gobierno de Biden y su intención de acordar cómo continuar con el pago de la deuda externa. Más allá de los discursos y las declaraciones altisonantes, entendemos que en esa pelea se definirá el futuro inmediato.
Creemos que el camino para encontrar soluciones a la acuciante situación que atraviesa el país, empieza por declarar el no pago de la deuda al FMI y otros organismos internacionales y confiamos en que solo la movilización nos acercará a esa posibilidad. Entendemos, además, indispensable avanzar en la construcción de una alternativa anticapitalista independiente para intentar dar vuelta todo y que gobiernen los que nunca gobernaron, los trabajadores, los indígenas y los jóvenes del Ecuador. Nuestros esfuerzos estarán destinados en esa perspectiva y seguramente confluiremos con muchos de los que hoy creen honestamente en el «mal menor». Nos alienta la inquebrantable voluntad de lucha que una y otra vez nos ha demostrado el pueblo ecuatoriano.