Un nuevo escándalo en medio de la crisis
Por Alberto Giovanelli
Con 1.5 millones de infectados y casi 45.000 muertos, Perú es uno de los países de América Latina más afectados por la pandemia.
En ese contexto, y con una crisis institucional que no se detiene, una nueva denuncia que esta vez incluye a varios altos funcionarios del nuevo gobierno de Sagasti, indigna y conmueve a la población; es que alrededor de 500 privilegiados abusaron de un ensayo clínico chino para vacunarse contra el coronavirus mucho antes que la mayoría de la población, lo que ha generado una ola de malestar y escandaliza por el uso de las influencias para aplicarse la vacuna en Octubre cuando recién a principios de febrero del 2021 comenzaron a recibirla 12.000 empleados esenciales.
Cuando estalló el caso se reveló que el expresidente Martín Vizcarra había recibido dos dosis de la vacuna contra la covid-19 de la empresa china Sinopharm, estando aún al frente del gobierno y se estaba llevando a cabo el estudio clínico de la misma en el país.Lo que en un principio parecía una cuestión que afectaría solo al gobierno saliente, pronto salpicó también al gobierno interino de Francisco Sagasti.
Es que al ir conociéndose la lista de los que recibieron la vacuna, aparecieron entre otros la ministra de Salud Mazzetti la canciller Astete, .y varios de los funcionarios de esos ministerios , también de familiares y amigos. Los Ministros ya renunciaron como también lo hicieron Luis Suarez y Victor Bocangel ex ministros de Salud.
Otras figuras como el médico de cabecera de Alberto Fujimori, Antonio Aguinaga, el nuncio apostólico Nicola Girasoli, el chófer de Mazzetti, los rectores de las universidades San Marcos y Cayetano Heredia, además de familiares de los médicos que participaban en el ensayo clínico, personal del estudio, que están incluidos en la lista, balbucean explicaciones ridiculas que no hacen más que exaltar los ánimos de la población contra toda la clase politica tradicional, cuando se acercan las elecciones del 11 Abril de este año.
Más allá de las denuncias formales de la Fiscalía o las comisiones de investigación dispuestas por el Parlamento, está claro por si hiciera falta, que solo los trabajadores de la salud están en condiciones de administrar la provisión, distribución y aplicación de las dosis de vacunas que vayan arribando al país.
El escándalo perúano no hace más que ratificar que el manejo de la crisis sanitaria en manos de las empresas y de los gobiernos es una nueva fuente de corrupción y de injusticia que deja expuesta una vez que hay una enfermedad mucho más grave que el Covid, el Capitalismo que en cada pelea por las reivindicaciones mínimas, nos enfrenta cruelmente. No hay salida dentro del Capitalismo, dato que no debería obviarse en los debates que se avecinan en la campaña electoral; en la resolución de esa pelea, se definirá el futuro del pueblo peruano para enfrentar el Covid y el resto de las pandemias capitalistas.