El 27 de febrero de 1976 se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Al cumplirse un nuevo aniversario de la fundación, su pueblo enfrenta valientemente a Marruecos, que ocupa y saquea los territorios del Sahara Occidental con la complicidad de las grandes potencias.
Por Rubén Tzanoff
La agresión del ejército marroquí en el paso del Guerguerat en octubre de 2020, rompió el alto el fuego y el Frente Polisario le declaró la guerra. Como a pesar de tantos años de agresiones no han logrado poner de rodillas al pueblo saharaui, los invasores están desarrollando una contraofensiva política. Buscan lograr apoyo, rearmar a las fuerzas de ocupación y amedrentar a la población civil indefensa con una brutal represión en los territorios ocupados.
Desde distintos ángulos, los imperialistas y los organismos internacionales avalan la ocupación. España tiene una responsabilidad particular por su carácter de potencia administradora. Pedro Sánchez, presidente del gobierno de “coalición progresista” dijo: «Nos preocupa la estabilidad de la región del Magreb, las negociaciones del Sahara deben ser reanudadas», de la autodeterminación, ni una palabra. Más allá de los roces, Madrid quiere sostener una buena relación con Rabat, por las relaciones comerciales y porque el régimen marroquí actúa como gendarme fronterizo para controlar el flujo de miles de personas migrantes desde África hacia la Unión Europea.
De la mano de Emanuel Macron, Francia ha profundizado sus vínculos con Marruecos, al igual que el Reino Unidos y los EE. UU. Antes de abandonar el poder Donald Trump comprometió el apoyo comercial y militar del imperialismo yanqui a cambio de que la monarquía marroquí reconociera al Estado de Israel. El reconocimiento del estado genocida y colonialista que somete a Palestina fue una verdadera traición hacia todo el pueblo árabe. El nuevo presidente Joe Biden no ha dado ningún indicio de revertir la decisión de su antecesor.
Por su lado, Vladimir Putin, presidente de Rusia, se ha expresado por el cumplimiento de las resoluciones de la ONU. Sin embargo, Mohamed VI y Putin han llegado a importantes acuerdos productivos y comerciales en el mes de febrero. Tienen tal magnitud que han convertido a Marruecos en el tercer socio más poderoso de Rusia en África y el segundo en el mundo árabe. Es parte de la estrategia del imperialismo ruso para extender sus intereses en el continente africano y avanzar en el control del Mediterráneo. Los grandes negociados que involucran el saqueo de las riquezas naturales saharauis incluyen la provisión de tecnología y armas para las fuerzas ocupantes.
El rol de los organismos internacionales está caracterizado por el cinismo. El Consejo de Seguridad de la ONU prorrogó la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO), pero sigue sin cumplir el mandato para el que fue establecida en 1991: concretar el Referéndum de autodeterminación. El proceso de descolonización, con acuerdo de la resolución 1514, está totalmente estancado. Esta actitud abona a la tesis de Marruecos, que considera una solución “realista” negociar el reconocimiento de la autonomía del Sahara bajo el dominio marroquí.
De esta forma Marruecos mantiene una ofensiva diplomática mientras administra, controla y saquea lo que considera sus “provincias del sur” y, muro de la vergüenza mediante, obliga a malvivir a 170.000 refugiados en el desierto argelino de Tinduf desde hace 40 años. Como las fuerzas de ocupación no han podido derrotar al Polisario, el régimen ha impuesto un apartheid de segregación y violencia sobre las familias saharauis indefensas. Entre muchos otros casos, un niño fue agredido por llevar una camiseta de fútbol del equipo argelino y cinco colonos marroquíes asaltaron e intentaron asesinar a un joven de 20 años. Las mujeres sufren agresiones permanentemente, el 13 de febrero, en Bojador, la activista Sultana Khaya fue salvajemente golpeada por la policía en la puerta de su casa, donde viven bajo arresto domiciliario.
El conflicto no ha terminado, sin embargo, la mayoría de los medios de comunicación masiva no informan sobre la gravedad de los acontecimientos. Las agresiones toman estado público porque aparecen principalmente en las redes sociales, gracias al empeño de los jóvenes saharauis, de los colectivos sociales, de las personas solidarias y de las organizaciones políticas de izquierda. Hay que evitar que la causa saharaui desaparezca de la consideración popular porque esto favorece a los invasores, a las potencias imperialistas y a los intereses económicos de las grandes empresas saqueadoras.
Desde la Liga Internacional Socialista venimos desarrollando una campaña de apoyo a la autodeterminación del pueblo saharaui, llamamos a continuarla y a profundizarla. Junto a los activistas y el pueblo oprimido, exigimos: alto la represión y la vulneración de derechos humanos, no a la venta de armas a los ocupantes, fuera Marruecos de los territorios ocupados. Es necesario mantener una campaña internacional de difusión en los medios de comunicación y en las redes sociales, que incluya concentraciones en las sedes diplomáticas marroquíes, caravanas y otras acciones que mantengan la vigencia del reclamo por una Sahara Occidental libre. A 45 años de la fundación de la RASD, viva la lucha del pueblo saharaui.