Por Jorge Estrella
Esta frase acuñada por el pintor universal de los ecuatorianos Oswaldo Guayasamin, para definir una etapa de su pintura, se ajusta a la realidad que actualmente vivimos los ecuatorianos.
Se cumplen 4 meses de Lasso en la presidencia y el banquero, no ha logrado resolver los problemas de los ecuatorianos, a los que supuestamente arreglaría en 100 horas de trabajo.
Su gobierno se ha caracterizado por sucesivos errores en leyes enviadas a la Asamblea Nacional, que han sido rechazadas por carecer en forma y estructura de los requisitos formales y legales para ser tratadas.
Un ejemplo de esto. Se expresa en el último paquete de Ley, a la que llamó pomposamente creando oportunidades en la que se mezclaba inconstitucionalmente una serie de reformas que van desde lo económico hasta un paquete de reformas laborales que no solo que recortaban derechos adquiridos de los trabajadores, como rebajar salarios hasta en un 50%, el no pago de indemnizaciones por despidos, la posibilidad que la patronal durante la jornada de trabajo de 40 horas semanales, pueda reducir las horas de trabajo, para que los días de descanso se trabajen sin necesidad de pagar ni horas suplementarias, ni extras.
Es decir, esta reforma enviada por el banquero a la asamblea con carácter de Ley económica urgente, no solo afectaba la economía con una serie de medidas a favor del capital, como reducción de impuestos para los grandes capitales, más impuestos para la empobrecida clase media, la eliminación de la Ley de herencias y sucesiones, etc., etc.
También este mamotreto legal creaba de manera reñida con la Constitución, un Código Laboral paralelo, con el argumento pueril de que los trabajadores pudiesen escoger con cuál de ellos querían ser contratados.
Esto felizmente no paso, en gran medida por el desgaste de la mayoría armada por Lasso, a punta de grandes fajos de billete y el abandono paulatino de Pachacutic, del acuerdo que les permitió tomarse la dirección de la Asamblea al principio de su mandato.
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El rechazo de la asamblea a ese paquetazo oligárquico, sacó a un Laso prepotente que amenazaba con acudir a una Consulta Popular, que le permita cumplir con su plan de dos millones de empleos para los ecuatorianos, sin embargo, la revelación periodística del País, en la cual también participó un medio ecuatoriano (El Universo), terminó colocando a la defensiva al banquero, que ahora gira su accionar en desmontar como falsas las informaciones de Pandora Papers, argumentando que debido a la persecución del correísmo, se vio obligado a disolver sus empresas en paraísos fiscales en el año 2017, es decir antes de elegido presidente de la república. Sin embargo, en la Asamblea nacional, se votó por mayoría iniciar las investigaciones sobre este entramado financiero, además logrando sacar la investigación de la Comisión de Fiscalización controlada por Lasso, determinando que la Comisión de Asuntos Constitucionales y Justicia se encargue de la investigación, esta Comisión está fuera del control del Gobierno y en su mayoría la integran asambleístas de oposición.
En medio de este alucinante escenario, las izquierdas y el autodefinido progresismo se mueven con lentitud, marcadas por estos escenarios coyunturales que se mueven muy de prisa, frente a la carencia de un programa a mediano y largo plazo para enfrentar al gobierno.
Las calles se comienzan a calentar, para este octubre, que se espera podría repetir los escenarios del mismo mes del 2019, y con el mismo eje: la eliminación de las medidas que permiten la subida de los precios de los combustibles, situación que ha generado una escalada inflacionaria, y la pérdida del poder adquisitivo del dólar y por ende del salario de los ecuatorianos.