- A partir de 2015 el movimiento de mujeres, y en menor medida el movimiento LGBTI+, protagonizan una nueva oleada de luchas para defender los derechos de género, exigir su cumplimiento efectivo y lograr su ampliación, en un proceso de carácter muy progresivo.
- Dicha oleada, a la vez que muestra fuertes desigualdades en su grado de intensidad entre los distintos continentes e inclusive entre los distintos países de una misma región, adquiere una extensión prácticamente internacional.
- Como expresión de la polarización social y política general, en materia de género hay una verdadera pulseada. El ascenso de las mujeres y las disidencias sexo-genéricas se enfrenta a la ofensiva por parte de varios gobiernos capitalistas, con el apoyo activo del fundamentalismo político y religioso.
- Además, como fenómeno político de alcance global está surgiendo una extrema derecha, entre cuyas banderas centrales está el ataque contra lo que llaman las “ideologías de género”.
- A su vez, en las acciones de represión estatal y para estatal constatamos un aumento de la violencia sexual contra las mujeres y disidencias.
- En 2020 y 2021, la conquista del derecho al aborto en Argentina, Tailandia, Corea del Sur y Nueva Gales del Sur (Australia) contrastan con el retroceso de ese derecho en Texas (EE.UU.) y los avances contra la comunidad LGBTI+ en Polonia, Hungría y otros países del Este europeo. El mayor ejemplo de la ofensiva misógina es el nuevo gobierno talibán en Afganistán, que discrimina cruelmente a las mujeres en el trabajo, la educación y demás ámbitos de la vida.
- Asimismo, la pandemia de coronavirus intensificó las desigualdades estructurales del sistema capitalista. En ese marco crecieron la pobreza y el desempleo, que afectan en mayor medida a las mujeres, la recarga de tareas hogareñas de cuidado no remuneradas y los niveles de violencia machista.
- Así como hoy más del 70% de las personas pobres del mundo son mujeres y niñas, la pandemia puso en primera línea al sector de la salud, de alta composición femenina, tal como la educación, cuyas trabajadoras protagonizaron fuertes luchas en muchos países por sus derechos laborales y salariales.
- En muchos países los movimientos de mujeres y disidencias se organizan en asambleas u otros espacios de coordinación de agrupaciones y activistas, con un carácter amplio y policlasista. Esta cualidad requiere combinar la unidad de acción con la pelea política desde una perspectiva de clase, en una dura y permanente batalla contra posiciones equivocadas y enemigas de la izquierda revolucionaria.
- Al frente de esta oleada de luchas aparece un pujante activismo, sobre todo juvenil, en colegios, universidades, lugares de trabajo y barrios populares, abierto a las ideas de la izquierda y el marxismo revolucionario y que es una fuente importante para ganar nueva militancia para nuestras secciones nacionales y nuestra liga internacional.
- Por otra parte, el evento global de mayor destaque dentro de esta oleada es el Paro Internacional de Mujeres y disidencias el 8 de marzo. Asumiendo el método de lucha distintivo de la clase trabajadora, dicho paro se realiza cada año desde 2017 con movilizaciones masivas y otras acciones en unos 80 países del mundo.
Nuestra intervención política
- Para las y los socialistas revolucionarios es decisivo participar sin sectarismo en el movimiento de mujeres y disidencias con una doble finalidad: impulsar la movilización de las masas y fortalecer nuestra propia construcción, siempre disputando la dirección contra las corrientes enemigas.
- En esa tarea, disputamos políticamente contra corrientes feministas burguesas, reformistas y neo-reformistas oportunistas, que alientan la conciliación de clases, y también contra grupos autonomistas y del llamado feminismo radical, que consideran enemigo al varón, plantean equivocadas políticas identitarias y así fragmentan las luchas. Estos sectores, surgidos desde el posmodernismo de los ’90, al encubrir la división de clases terminan siendo funcionales al orden capitalista.
- Esa batalla política implica postular un programa de transición que, a partir de las necesidades concretas en cuanto a los derechos de género en cada país, apunte a enlazar esas luchas reivindicativas con una estrategia de clase y revolucionaria para enfrentar al gobierno, el régimen y el sistema capitalista.
- Como parte de esta política integral, es necesario explicar a la vanguardia obrera y juvenil de mujeres y disidencias LGBTI+ la relación intrínseca existente entre la opresión de género y la explotación de clase.
Campaña internacional
- Iniciar una campaña internacional hasta el 8 de Marzo de 2022 contra toda forma de opresión y explotación capitalista. Con el lema Mujeres trabajadoras, por la igualdad y socialismo. El 8M, nuestras secciones participarán en las marchas o acciones que haya en cada país, llevando banderas o pancartas con esa consigna.
- Las secciones organizarán actividades de agitación y de propaganda: volanteadas, afiches, charlas-debate, seminarios, uso de las redes sociales y demás iniciativas, dirigidas en especial hacia la juventud estudiantil y trabajadora.
- Acorde la realidad de cada país, la consigna eje se podrá combinar con otros reclamos específicos: aborto legal, igualdad salarial, guarderías gratuitas, contra la violencia machista, Estado laico, educación sexual, no a la suba de la edad jubilatoria, etc.
- Todas las secciones de la LIS dedicarán en sus páginas web y publicaciones un espacio especial destinado a impulsar y difundir la campaña.
- Las direcciones de las secciones nacionales y la coordinación internacional seguirán el desarrollo de esta campaña.