Por Julio Santana
Los días 21, 23 y 25 de junio, los trabajadores ferroviarios nucleados en el sindicato Rail, Maritime and Transport (RMT) irán a la huelga. Más de 40.000 ferroviarios de quince compañías operadoras, fueron convocados a votar por esta medida. Con una participación del 71 % de los trabajadores, el 89% votó a favor de la huelga. Además, y en solidaridad con ellos, más de 10.000 empleados del Metro londinense decidieron realizar una huelga el 21 de junio. Aunque no está confirmado, los señaleros podrían unirse.
Transferencias millonarias, sueldos congelados
Después de dos años de sueldos congelados justificándose en la pandemia, las empresas no quieren otorgar aumentos y pretenden despedir personal. También usan la excusa de “la caída en las ventas de billetes”, a pesar de haber recibido inmensas transferencias de dinero por parte del gobierno. Según Andrew Haines, director Ejecutivo de Network Rail, fueron 16 mil millones de Libras esterlinas en los últimos 2 años. (The Guardian 24/05/2022).
Deterioro del consumo popular
Hay que agregar que, para los estándares británicos, el país está atravesando una brutal crisis económica, con el 11 % de inflación anual, que, con el 9 % en abril, fue la cifra más alta en los últimos 40 años. La inflación afecta especialmente al consumo popular, en lo que se refiere a: alimentos, luz, gas y gasolina, combustible que registró el mayor aumento diario en 17 años. Se da la paradoja de trabajadores con empleo efectivo que tienen que recurrir a la caridad de los bancos de alimentos. Una encuesta realizada por la Agencia de Normas Alimentarias (FSA), señala que, en 2021, lo hicieron uno de cada diez trabajadores y en lo que va de 2022, uno de cada seis.
Brexit y después
A la crisis de la economía capitalista mundial, las consecuencias de la pandemia y la guerra en Ucrania, debe agregarse que el Brexit anticipó la crisis del país, con una caída en las exportaciones del 11 % entre 2018 y 2021. La salida del Reino Unido de la Unión Europea, conducida por la burguesía británica, se ha convertido en una losa para el crecimiento económico. Hicieron la falsa promesa de ahorrar 300 millones de Libras esterlinas diarias, que serían invertidas en el sistema de salud público (NHS). En realidad, en 2021 todo terminó con un aumento de impuestos al salario de los trabajadores y a la clase media.
Un gobierno débil y sin rumbo
El 6 de junio, los parlamentarios conservadores, los del propio partido del primer ministro Boris Johnson, deliberaron sobre un voto de censura, para quitarlo de su puesto. Sobre 359 diputados, 148 votaron en su contra, y hoy se están planteando una huelga de votos frente a futuras propuestas del primer ministro. Los parlamentarios no están tan preocupados por quién debe gobernar, sino por quién debe pagar la crisis.
El pueblo encerrado, Johnson de fiesta
La votación también refleja la creciente desconfianza de un importante sector de la burguesía inglesa y extranjera. Hay poderosos que ya no creen en un personaje como Boris Johnson que fue sancionado por mentir sobre sus fiestas y borracheras durante la pandemia. Todo mientras se confinaba a la sociedad y se explotaba a los empleados de la salud y de los servicios, exigiéndoles más sacrificio personal.
¿Y la “oposición” política?
En el siglo XVIII se acuño la frase “La leal oposición DE su Majestad”, y así funciona el Partido Laborista, impulsado hacia la “centroderecha” o hacia lo “liberal demócrata”. Hay otros ejemplos, como Podemos en España y la socialdemocracia europea. Se presentan como de “izquierdas”, pero son especuladores natos que “hacen agua” con su política de conciliación de clases. Y tienen métodos burocráticos, como las expulsiones y/o persecución a los movimientos internos con posiciones más de izquierda a los que, despectivamente, denominan “radicales”.
Con aval sindical
No sólo utilizan su peso político sino también el sindical. El sindicato UNITE, con 6 millones de afiliados, apoya al Partido Laborista, y hace de correa de transmisión de una visión electoralista y de apaciguamiento de las tendencias a la movilización. Dependerá de la lucha de clases que todo esto se revierta. En definitiva, es necesario poner de pie una nueva dirección política y sindical que impulse el triunfo de las luchas, las que hoy se encuentran sin coordinación ni perspectiva.
Si triunfan los trabajadores del transporte, triunfa el pueblo trabajador
Frente a un gobierno en crisis, un triunfo de la huelga de los ferroviarios, del personal del Metro, y si convocan, de los señaleros; favorecería un cambio de signo en la desmovilización y la aparente apatía creada por el encierro de la pandemia ¡Todo el apoyo a la huelga! ¡Por el triunfo de la huelga del transporte! ¡Viva la unidad de los trabajadores ferroviarios, del Metro, los señaleros y de toda la clase trabajadora!