Por Julio Santana – LIS Reino Unido
Los trabajadores han vuelto a convocar a la huelga. El Gobierno y el secretario de Transporte han dicho: “Estamos preocupados por los usuarios” ¡Cuanto cinismo! No han movido ni un dedo para responderal reclamo por salarios dignos y en defensa de los puestos de trabajo. En doce años de austeridad conservadora, las promesas de una vida mejor nunca se cumplieron. Los aumentos del mínimo salarial fueron una vergüenza y se congelaron los incrementos. ¿Cuánto tiempo más de sacrificio ha de pasar el pueblo para recibir los derechos que le corresponden? Mientras tanto, cada día que pasa, los ricos son cada vez más ricos y los pobres somos cada vez más pobres.
¿No es hora de extender la lucha?
El fracaso y la debilidad del gobierno, con diez candidatos que proponen más de lo mismo, brinda una oportunidad para que se cumplan las demandas obreras y populares. Por eso, también otras organizaciones sindicales debaten realizar huelgas. ¿No es hora de que los grandes sindicatos se vuelquen en apoyo a los compañeros y compañeras del transporte, la salud y la educación? ¿No es hora de que convoquen a la huelga general? ¿No es hora de que el Partido Laborista, en vez de prohibir la presencia de sus militantes en los piquetes, se comprometa a apoyar concretamente a los huelguistas?
¡Apoyemos la huelga del transporte!
Sí la huelga causa dificultades a los usuarios no se debe a la responsabilidad de los trabajadores, sino a la falta de respuesta a sus justos reclamos. Lo cierto es que si ganan los trabajadores del transporte, ganamos todos. Un triunfo de la huelga fortalecería al conjunto de la clase trabajadora para colocar en primer plano su propia agenda de reivindicaciones. Por eso es necesaria la más amplia solidaridad con la huelga, con pronunciamientos, carteles y apoyo a los piquetes. Es hora de que la crisis la paguen los capitalistas.
Hace falta una salida de fondo
La huelga del transporte aceleró los tiempos de la caída de Boris Johnson. Los poderosos “cambiaron un fusible” para evitar un cortocircuito generalizado. Y los candidatos de reemplazo son iguales o peores que ex primer ministro. Están dispuestos a “ajustar el cinturón” de los trabajadores para garantizar las ganancias patronales. Nadie piensa en consultar a la población para que decida su propio destino. No hay que esperar nada de los dirigentes de los Partidos Conservador y Laborista. Tenemos que confiar en nosotros mismos, en la movilización para derrotar al régimen monárquico-parlamentario y por un gobierno de los trabajadores y el socialismo.