Por Guillermo Pacagnini
En una nota publicada en su web, Izquierda Socialista (IS) polemiza con nuestro partido alrededor del uso de la consigna de Asamblea Constituyente (AC) 1. Dicho texto introduce confusiones, porque amalgama posiciones del MST con las del PTS y tergiversa la formulación de nuestra política. Asimismo plantea una caracterización de la coyuntura estática y fuera de la realidad y una política que abandona el método del programa de transición.
¿Nada cambió? No hay peor ciego que el que no quiere ver
IS niega no solo la magnitud del cambio que se produjo en el gobierno, sino el cambio mismo. Increíblemente su autor se pregunta (literalmente) : “¿Cuál sería el cambio?”. Ignora que en pocos días se pasó de exigirle al presidente que “use la lapicera” a su virtual desplazamiento del podio de decisiones y a la asunción de Massa concentrando los principales resortes del Gabinete.
El centro de la escena pasó a ocuparlo el “superministro”. Los analistas, la prensa, la calle… todos hablan de un evidente cambio en las relaciones de fuerza al interior del frente de gobierno. Se trata de un cambio de calidad.
IS, con un análisis estático y no marxista se vuelve a preguntar “¿Acaso… no es el mismo que vino gobernando desde el 2019?”. No vamos a hacer una discusión abogadil de categorías; es evidente que hubo un cambio y de calidad, un cambio en el gobierno que toca sutilmente también al régimen, un giro a la derecha con el aval de todo el arco gobernante. El ala del Frente Renovador, ligado a la embajada yanqui, pasó a concentrar los principales eslabones de poder y no viene a “aplicar el mismo ajuste” como dice IS. Significa un intento de configurar un dispositivo más sólido de gobierno que pueda aplicar un ajuste mayor: el que exigen el FMI y la burguesía. El plan Massa no es más de lo mismo; es una profundización evidente del ajuste. 2 3 4
El “buen uso” de Asamblea Constituyente: una consigna de transición
IS tergiversa los hechos cuando dice que nosotros levantamos la consigna de AC como centro para responder a la asunción de Massa, porque la colocamos en la tapa del AS Nro. 811. Veamos:
- Primero, empezamos a agitar la necesidad de la Constituyente antes que Massa asuma; lo hicimos correctamente ante la aceleración de una crisis política y económica con corrida cambiaria, desborde inflacionario y una sensación de vacío de gobierno evidente que puso en jaque a toda la superestructura de poder y se llevó puesta a una nueva ministra de Economía en menos de un mes. Aceleración que obligó a una ingeniería profunda para tratar de salvar la gobernabilidad.
- Segundo, Asamblea Constituyente no fue “el centro” de nuestra política, sino parte de un sistema de consignas que incluía Así no va más, Que se vayan Todos, Preparemos un nuevo Argentinazo (1 página), Plan obrero y popular (2 páginas), Que el pueblo decida todo, Asamblea Constituyente (1 página) y Gobierno de los trabajadores y la izquierda (2 páginas). Parece que el escriba de la nota se quedó en la tapa y no leyó el contenido del AS Nro. 811. Asamblea Constituyente está colocada como consigna contra el régimen y no como eje o consigna de poder en el programa que levantamos frente a esta crisis. 5 6
- Tercero, detrás de este debate surge la realidad: que IS enterró esta consigna, que estuvo completamente ausente en su respuesta a tamaño descalabro nacional. Una consigna que es parte del programa de transición, que se torna fundamental cuando hay cambios bruscos y las crisis se aceleran. Y sobre todo cuando desde el régimen se pergeñan salidas más antidemocráticas a las cuales hay que responder desde una posición revolucionaria.
¿Acaso no es cierto que ante el salto en la crisis con la renuncia de Guzmán comenzó a funcionar una suerte de triunvirato, se convocó a la oposición burguesa y se barajaron salidas para apuntalar la gobernabilidad, incluyendo hasta elecciones anticipadas? Es correcto apelar a esta consigna “la más democrática dentro del régimen democrático burgués” pero que adquiere carácter transicional en las crisis y dentro de un sistema de consignas.
Asamblea Constituyente es una consigna que cobra mayor actualidad frente al curso antidemocrático que están adquiriendo los regímenes democrático burgueses, en crisis en esta fase de decadencia del capitalismo. En este caso, la designación de una suerte de primer ministro que mandó a un segundo plano al presidente, incluso pasó por encima y desconoció los mecanismos vigentes en el actual régimen presidencialista establecido. Y fue resuelta entre cuatro paredes por un puñado de dirigentes. Por eso una política correcta comienza por denunciar y desenmascarar ese carácter antidemocrático y plantear una salida más democrática como la Constituyente.
Como planteó Trotsky 7, se trata de una política por excelencia para los países semicoloniales donde las consignas democráticas tienen un peso clave. Siendo ideal como puente hacia los sectores medios frente a las ilusiones de las masas que, pese a lo que le pese a IS, siguen debilitadas pero siguen existiendo y hay que disputar. Es una excelente consigna para movilizar que, pese a su origen democrático burgués, si es tomada por las masas en la movilización puede tener consecuencias muy distintas a su carácter inicial. Siempre lo entendimos así. Una consigna para oponer a las tropelías de la burguesía, para desenmascarar el carácter antidemocrático de los gobiernos y sus regímenes que deciden a espaldas del pueblo y para la unidad con las capas medias. 8
Y siempre la articulamos con el reclamo del plan obrero y popular y la subordinamos a la consigna de poder, como bien lo consignamos en nuestras publicaciones. Para que se vote en ella el aumento de salarios actualizados automáticamente por inflación, el no pago de la deuda, el reparto de las horas de trabajo, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la reforma agraria y la expropiación de las corporaciones y monopolios. Pero también las tareas políticas para democratizar las decisiones, como la disolución del Senado aristocrático y su reemplazo por una asamblea legislativa elegida por distrito único, elección de los jueces por el voto popular, entre otras tantas medidas.
Siendo una consigna fundamental, nunca será la esencial, el eje del programa. Este, tal como planteamos nosotros, debe ser el gobierno obrero y popular, que formulamos en esta ocasión también como “de los trabajadores y la izquierda”.
Izquierda Socialista abandona toda una tradición de nuestra corriente morenista respecto del uso de la consigna de Constituyente libre y soberana. No del “mal uso” que se hizo en los años noventa y que seguramente quienes pergeñaron esta nota tendrán más que presente.
Nosotros reivindicamos el planteo de Moreno que fue claro cuando vaticinó que la AC era uno de los tres carriles por donde transcurriría la revolución, junto con el no pago de la deuda y la pelea por el castigo a los genocidas, tres consignas de transición fundamentales para la etapa. “(…) tres poderosísimas palancas para la movilización revolucionaria de las masas hacia el triunfo de la revolución socialista”. 9
Sin dudas la Asamblea Constituyente está en debate y presente en las crisis y procesos latinoamericanos, como recientemente sucedió en Chile y en Perú. Más allá de sus limitaciones o de cómo se terminó dando en esos procesos por el problema de la dirección, nosotros levantamos la lucha por una Constituyente Libre y soberana.
Propagandismo y economicismo versus política revolucionaria
Sin embargo Izquierda Socialista, haciendo gala de un escepticismo a ultranza que no le permite ver los cambios groseros de la realidad, también opina a priori que si se diera una Constituyente la izquierda será una pequeña minoría y no puede hacer nada. Increíble. Otra vez una postura anti dialéctica y lejos de lo que sostuvimos históricamente con Moreno. Con ese criterio tampoco reclamemos el paro general a la burocracia.
Cada consigna debe ser analizada en el contexto y su peso relativo cambia acorde a la realidad de la lucha de clases. Izquierda Socialista nos propone que dejemos de lado el método del programa de transición, limitarnos a hacer propaganda por el socialismo. Y para la agitación y la acción tener una política sindicalera y economicista como la suya, ya que su salida “obrera y popular” se reduce a reclamar paro y plan de lucha. De la salida política, nada.
El colmo de este propagandismo economicista: para IS la “salida obrera y socialista” solo se reduce a solicitarle casi acríticamente a la burocracia un paro nacional, que es un saludo a la bandera.
La frutilla del postre está en el cierre de la nota. Vuelven a mentir alrededor de la falacia que nuestro centro es la Constituyente, y el de ellos es fortalecer al FIT-U y llamar a marchar con el Sindicalismo Combativo a Plaza de Mayo el 17. Francamente fellinesco, porque hasta el día de hoy IS estuvo en contra de una marcha alternativa, tanto en la mesa del FIT Unidad como en la del Plenario del Sindicalismo Combativo. Su política, la de marchar a la zaga de la CGT traidora quedó en absoluta minoría y los obligó a recular. 10 11
Las polémicas deben ser serias. Deben partir de la realidad pero, sobre todo, ser honestas.
3 Asume Sergio Massa: el rol del «Primer Ministro» y la etapa de una nueva gestión | BAE Negocios
5 Que el pueblo decida todo. Asamblea Constituyente libre y soberana – Periodismo de Izquierda
7 León Trotsky, El programa de transición. La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional
8 Nahuel Moreno. Actualización del Programa de Transición
9 Nahuel Moreno. 1982. Empieza la revolución.
10 17 de agosto. No vayas a la marcha trucha de la CGT – Periodismo de Izquierda