Perú: elecciones municipales y regionales

Recomposición parcial de la derecha

Por Toribio Durand, Movimiento anticapitalista

El último fin de semana se desarrollaron las elecciones regionales y municipales en todo el país. Este proceso electoral se rigió por las viejas leyes que implican continuar con los mecanismos que han sostenido la corrupción y el clientelismo enmarcados en una crisis política que hemos descripto ya en varias oportunidades.

Estas elecciones nos permiten igualmente, avanzar en algunas conclusiones: hubo dos grandes derrotados, el Gobierno con sus candidaturas de Patria Libre y el Fujimorismo de Fuerza Popular. Estas dos fuerzas que se enfrentaron en la segunda vuelta en las últimas elecciones presidenciales, no lograron imponerse en ninguna de las 19 regiones del país, no alcanzando a superar porcentajes absolutamente marginales. Tampoco hubo ninguna fuerza nacional que alcanzara a presentar un crecimiento importante, destacandose entonces una gran dispersión del voto hacia una multitud de organizaciones y partidos regionales ó municipales sin vinculos formales entre ellos.

En Lima, dónde viven 13 de los 35 millones de habitantes del país, hubo un ajustado triunfo del conservador radical Rafael López Aliaga con 26,287%, seguido por el ultraderechista Urresti alcanzando un 25,379%. En tercer lugar, se encuentra George Forsyth (Somos Perú) con 18,937%, seguido de Elizabeth León (Frente Esperanza) con 10,914% y Omar Chehade (Alianza para el Progreso) con 7,123%.  Esta disputa termino dándose entre centristas y derechistas sin que haya ninguna candidatura de izquierda ó de los sectores que apoyaron ó apoyan al Gobierno de Castillo que alcanzara al menos los 2 dígitos.

Ese retroceso se expresa en los resultados obtenidos por Gonzalo Alegría de Juntos por el Perú con el 6,377% y Yuri Castro de Perú Libre con el 1,473 %. Son la expresión palpable de esa situación y reflejan las consecuencias del furibundo giro a la derecha del Gobierno de Castillo, el incumplimiento de las promesas electorales y la inconsecuencia y el oportunismo de toda la centroizquierda peruana.    

Enfrentamos ahora una coyuntura electoral que se cierra y deja al Gobierno Nacional cada vez más debilitado y aislado. Una vez más se demuestra que la inexistencia de una alternativa real para los trabajadores y los sectores populares, favorece a la derecha que intenta recomponerse. No hay espacio para las medias tintas, debemos retomara con fuerza la propuesta del llamado a una gran movilización por una Nueva Constitución, que ponga en cuestión todo el sistema político y la injusticia imperante en el país. La tarea es abrir un proceso destituyente (lo que no va más) y constituyente (lo que queremos cambiar) y estamos convencidos que a pesar de este resultado electoral sigue abierto un gran espacio para los socialistas revolucionarios. Debemos debatir con urgencia, qué cambios urgen en materia política, institucional, jurídica, económica, social, etc. Nosotros cuestionamos al Estado actual y entendemos que debemos discutir quienes deben gobernar. Por eso la movilización para lograr la Asamblea Constituyente debe ser el primer paso para el rompimiento con el gran capital.

Como ya hemos dicho en varias oportunidades, Castillo y la falsa izquierda solo aspiran a alcanzar un utópico Capitalismo con rostro humano. Desarrollar una política estratégica anticapitalista nos permitirá encarar esta nueva coyuntura desarrollando un proceso de organización con la más amplia unidad entre los que efectivamente queremos dar vuelta todo, para que de una vez gobiernen los que nunca gobernaron, los trabajadores, los campesinos, los jóvenes y las organizaciones populares.