Francia: Gobierno represivo vs luchas ecologistas

Además de las huelgas y movilizaciones de las últimas semanas, en Francia se desarrolla un importante movimiento ecologista de lucha. El 29 y 30 de octubre, en Sainte-Soline, hubo duros enfrentamientos entre la policía-gendarmería y los activistas anti-megacuencas, a los que el gobierno de Macron acusa de “ecoterroristas”.

Por Pablo Vasco

Sainte-Soline es una pequeña localidad del departamento de Deux-Sèvres, en el oeste francés, donde al igual que en otras regiones del país el gobierno de Emmanuel Macron y capitalistas privados financian proyectos para instalar megacuencas artificiales con la excusa de las “necesidades agrícolas”. Decenas de colectivos ecologistas, como Cuencas No Gracias! y Los Levantamientos de la Tierra, junto a la Confederación Campesina y otros grupos, convocaron el fin de semana pasado una acción directa de bloqueo a la construcción.

En la protesta participaron más de 8.000 personas, con 15 tractores, organizadas en una columna principal roja y dos laterales, verde y blanca. La columna roja logró desbordar las rejas, ingresar a la obra y desmantelar una parte de la red de tuberías. Una buena galería de fotos se puede ver en el sitio https://lessoulevementsdelaterre.org/blog/la-bataille-de-sainte-soline-en-photo. El clima reinante fue de mucha combatividad. Por sus posturas de moderación, el ex candidato presidencial y eurodiputado de Los Verdes, Yanick Jadot, fue abucheado…

El operativo represivo fue brutal. Antes habían desplegado vallas en 12 municipios para impedir la llegada y prohibir la marcha. Pero agricultores favorables a la protesta permitieron acampar a los activistas. El gobierno utilizó 1.700 gendarmes y CRS[1], siete helicópteros, bombas lacrimógenas, granadas de dispersión y LBD[2]. Entre los manifestantes hubo más de 50 heridos, varios detenidos y al menos cuatro con causas penales abiertas. Como los manifestantes se defendieron, los agentes policiales tuvieron 61 heridos. El campamento ecologista aún sigue activo.

Gérald Darmanin, ministro del Interior, calificó a los activistas de “ultraizquierda” y “ecoterroristas”[3]. Lo mismo afirmó luego el prefecto policial de París, Laurent Nuñez, en una criminalización de las protestas populares que es parte del creciente reforzamiento policial y militar del gobierno. Entre las personas hoy monitoreadas por los servicios de inteligencia franceses hay varias docenas de militantes ecologistas.

Las razones del conflicto

Los ecologistas consideran a Sainte-Soline como una ZAD: zona a defender, de las que en toda Francia hay unas 50 o más. Significa un acaparamiento de 750.000 metros cúbicos de agua, o sea el equivalente a 300 piletas olímpicas. Y en toda esa zona hay otros 15 proyectos similares, que totalizan 6 millones de metros cúbicos.

Según anunció Cuencas No Gracias!, “la amplia coalición que convocó a la manifestación ‘ni una cuenca más’ exige de nuevo la detención de la obra de Sainte-Soline y una moratoria en todas las demás megacuencas en proyecto. Si el gobierno persiste en impulsar, imponer y financiar estos proyectos de acaparamiento de agua absolutamente inaceptables, el movimiento anunciará una nueva fecha de movilización nacional y desobediencia civil dentro de 15 días”.[4]

Como bien lo explica la corriente L’Étincelle del NPA: “Las megacuencas son grandes cráteres de almacenamiento de agua, excavados hasta 8 metros de profundidad, con fondo de plástico, rodeados por un dique de casi 10 metros de altura, de una superficie de 8 a 18 hectáreas. Se llenan principalmente por bombeo de las napas freáticas, no por agua de lluvia… Con el apoyo activo del Estado, la FNSEA[5] y sus promotores las presentan como imprescindibles ante el cambio climático. En realidad, se utilizarán para regar los monocultivos intensivos de una minoría de grandes explotaciones destinadas a plantas de metanización, para alimentar la especulación en los mercados internacionales o para la ganadería de superficie…

“Las megacuencas acaparan dinero público para un puñado de agricultores, cuyo objetivo es el negocio y que optan por continuar con cultivos intensivos en agua y dopados con pesticidas (como el maíz). Además del agotamiento y la contaminación de las aguas subterráneas, esta forma de riego acentúa el acaparamiento y la especulación de tierras”.[6]

La Confederación Campesina sostiene que las megacuencas destruyen suelos y tienen un carácter privatista, y como alternativa defiende “el riego en conexión con los ecosistemas, que distribuye los recursos hídricos de manera justa y sostenible, al servicio de la agricultura campesina deslocalizada, abundante en empleos y productora de alimentos de calidad accesible para todos”.[7]

En su crisis, el sistema capitalista y sus gobiernos profundizan su carácter extractivista y destructor de la naturaleza. A la vez, atacan los derechos democráticos de quienes resisten sus proyectos. Hay que seguir apoyando las luchas ecologistas como la de Sainte-Soline y defendiendo a los activistas perseguidos, en el camino revolucionario para derrotar al capitalismo y lograr un gobierno de los trabajadores y el socialismo.


[1] Compañías Republicanas de Seguridad, cuerpo represivo especial de la policía nacional.

[2] Lanzador de balas de “defensa”, utilizados contra los chalecos amarillos y otras protestas.

[3] En la Argentina, por ejemplo, los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández utilizan las llamadas leyes “antiterroristas” para perseguir penalmente a las asambleas ambientalistas.

[4] https://bassinesnonmerci.fr/index.php/2022/10/30/demembrement-du-reseau-de-tuyauterie-de-la-mega-bassine-et-construisent-une-vigie-pour-continuer-a-stopper-le-chantier/

[5] Federación campesina dominada por el agronegocio.

[6] https://www.convergencesrevolutionnaires.org/NON-aux-mega-bassines-L-eau-un-bien-commun-vital-a-preserver?navthem=1

[7] https://www.confederationpaysanne.fr/actu.php?id=11942