Por Sofía Martinez desde Lima
Este miércoles 4 de enero se retomaron las protestas a lo largo y ancho del país contra el gobierno de Boluarte y la represión indiscriminada. Varias acciones de lucha se dieron en distintas regiones que se expresan hasta hoy en los 35 cortes sobre rutas nacionales que se mantienen por tiempo indeterminado. La zona alto andina y todo el sur peruano han estado a la vanguardia de este proceso, y en Arequipa, Cusco, Puno Ayacucho etc. etc. el paro por tiempo se ha cumplido masivamente. Pero también hubo manifestaciones de importancia en la zona de la selva, y en Trujillo, La Libertad, Piura al norte del país. En Lima en la noche de ayer una fuerte convocatoria se dio en la Plaza San Martín, donde más de 15.000 personas se expresaron para exigir una vez más, la renuncia de Boluarte y la disolución del congreso.
Este levantamiento popular que ya ha costado la vida a decenas de peruanos, sin embargo, parece no detenerse. Por el contrario, todo indicaría que está tomando nuevos impulsos. Paralizadas las actividades económicas educativas y del transporte en muchas de las zonas descritas, donde participan mayoritariamente trabajadores del gremio de construcción Civil, el sector minero, comerciantes de los mercadillos locales y pobladores auto convocados de las zonas de menos recursos.
Los enfrentamientos con las fuerzas represivas han sido aislados y al menos hasta estas horas no se conoce acerca de nuevas víctimas fatales.
Desde los comités de defensa regionales se anuncia la convocatoria a LIMA de una nueva marcha de los “4 suyos” en alusión a lo que fue, en el año 2000, la gran movilización social que contribuyó a sellar la caída del gobierno dictatorial de Alberto Fujimori.
El gobierno de Boluarte mantiene el estado de emergencia y solo resiste en base a la represión y el apoyo de las fuerzas armadas y de seguridad. Es un gobierno tambaleante que cuenta a su favor con la falta de coordinación de las protestas a nivel nacional.
Las centrales sindicales solo acompañan o se solidarizan, pero se resisten a asumir un rol en la coordinación y organización de las protestas. Los partidos de la centro izquierda, movilizan poco y hacen declaraciones tardías.
Por eso es indispensable impulsar la convocatoria a una gran asamblea nacional en la que participen todos los sectores en lucha y que se encargue de darle continuidad a la pelea hasta lograr la caída del Gobierno asesino y el cierre del congreso, para iimpulsar la Asamblea Constituyente y derrotar de una vez y para siempre la constitución fujimorista del 93 y comenzar a andar el camino de las verdaderas soluciones que serán imposible alcanzar sin el gobierno de los de abajo, de los que nunca gobernaron, un gobierno de los trabajadores anticapitalista y socialista.