Israel no participó del evento realizado el 27 de noviembre en Barcelona. El foro reivindicó la política de “dos Estados”. Las críticas humanitarias se combinaron con el apoyo estratégico a Israel. La solidaridad con Palestina también requiere debatir cómo lograr una paz justa y duradera en la región.
El 27 de noviembre, en Barcelona se desarrolló el VIII Foro de la Unión por el Mediterráneo (UPM) la organización intergubernamental integrada por 43 Estados europeos y de la cuenca mediterránea. Fue presidida por el español Josep Borrell, alto representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, y Ayman Safadi, viceprimer ministro y ministro de Exteriores de Jordania. Habitualmente la reunión se dedica a temas relacionados con el desarrollo y la estabilidad de la región. En esta ocasión, el único punto de la agenda fue la situación en Medio Oriente.
Sionistas ausentes
En el evento estuvo presente el ministro de Asuntos Exteriores de Palestina Riyad al-Maliki, pero Israel no participó porque no coincidió con el temario y por la crisis diplomática desatada hace unos días con Pedro Sánchez, presidente de España y del Consejo de la Unión Europea. La tensión llegó al punto que antes del evento Borrel tuvo que aclarar: “El foro de Barcelona no es un complot contra Israel”. Seguramente, los sionistas también evaluaron la conveniencia política de presentarse en un evento en el que recibiría algunas críticas en un país movilizado a favor de Palestina.
Las propuestas del Foro
Los acuerdos hicieron referencia a “respetar el derecho internacional”, “la entrada de ayuda humanitaria en Gaza”, y la “recuperación de la solución de los dos Estados”. Borrell propuso: la prolongación de la tregua para permitir la liberación de todos los rehenes y un alto el fuego definitivo; evitar la “recolonización” de Gaza por Israel; rechazar la “colonización ilegal” en Cisjordania y el retorno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a Gaza.
Borrel y el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, postularon a la ANP, dirigida por Mahmud Abbas, para asumir la gestión de Gaza una vez concluido el conflicto. Para Albares «Hamás no es un socio para la paz, no puede estar dentro de la ecuación para la paz», y la salida «solo puede pasar por la solución de dos Estados», israelí y palestino, «que convivan en paz». Según afirmaron, quieren evitar un vacío de poder en Gaza que la convierta en “cuna para más violencia y más terrorismo”. En otras palabras, pretenden desplazar a Hamas, de cuya organización nos separan diferencias irreconciliables, para que la ANP asuma el mando como garantía de que haya acuerdos tramposos y no Intifadas, ni resistencia palestina.
Críticas puntuales, apoyo estratégico a Israel
La posición coyuntural del bloque imperialista europeo está matizada por las exigencias humanitarias y las referidas al derecho internacional. Es lo mínimo que se ven obligados a hacer ante la masacre y las masivas movilizaciones que recorren el Viejo Continente. El imperialismo estadounidense también intenta barnizar su política de apoyo irrestricto a Israel posando de humanitario. Sin embargo, mantienen una estrategia sin ambigüedades de apoyo a Israel. Insisten como prioridad en reconocer su “derecho a defenderse” de los ataques de Hamas y borran del discurso el origen y el desarrollo colonizador y racista del Estado de Israel sobre Palestina. El cinismo del imperialismo occidental es un componente fundamental de su política.
Intentan revivir el cadáver de Oslo
En el Foro intentaron revivir el cadáver de los acuerdos de Oslo, envuelto en la mortaja de la política de “dos Estados”. Reivindican los Acuerdos de 1993 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) porque reconocieron al Estado de Israel, fueron una trampa para frenar la heroica lucha del pueblo palestino y dejaron de lado el reclamo por una Palestina laica, democrática y no racista.
Pasaron 30 años y las consecuencias de aquella traición de Yaser Arafat están a la vista. La política de “dos Estados” sólo ha servido para consolidar las conquistas sionistas, avalar la ocupación de nuevos territorios en Gaza, Cisjordania y armarse para provocar un nuevo genocidio. Con justa razón en cada movilización encabezada por palestinos y seguida por miles y miles de personas solidarias retumban las consignas “Israel asesina, Europa patrocina” y “Palestina libre, del río al mar”.
¡Viva la lucha del pueblo palestino!
La realización del Foro motivó manifestaciones, tanto el día anterior como al inicio del evento, en medio de un enorme despliegue policial. La movilización permanente y masiva señala el camino a seguir en Europa, en los países árabes y en todo el mundo. Desde la Liga Internacional Socialista (LIS) apoyamos las movilizaciones y las acciones solidarias con Palestina. Desplegamos una campaña internacionalista denunciando que hay un genocidio en curso, no una guerra. Y en cada país, planteamos que las acciones exijan al gobierno de turno la inmediata ruptura de relaciones con Israel, como ya hicieron algunos países latinoamericanos y recientemente el Ayuntamiento de Barcelona. La ruptura política y el boicot económico son herramientas para debilitar a los agresores sionistas y desenmascarar a los que tienen un doble discurso como Pedro Sánchez. El presidente español por un lado critica tibiamente el genocidio mientras que, por otro lado, visita Tel Aviv, estrecha la mano de Netanyahu y, a pesar de los agravios que recibió, no provoca la ruptura de relaciones de España con Israel. Por el contrario, lo considera un país “amigo” con el cual, además, sostiene un intercambio comercial y bélico millonario. Contrariamente a la intención de revivir la política de “dos Estados”, de “un Estado judío democrático” o un “Estado islámico”, planteamos la necesidad de luchar por una salida de fondo, la única que puede lograr una paz perdurable y justa en Medio Oriente: una Palestina única, laica, democrática y socialista.