La guerra en Palestina se prolonga y complejiza. Las provocaciones y el belicismo de Israel y EE. UU. amenazan con una escalada en Medio Oriente. La resistencia del pueblo palestino es conmovedora. La solidaridad mundial es muy fuerte. Para Palestina y Medio Oriente hace falta una salida socialista.
Superados los 100 días de guerra, Israel y Hamas llegaron a un acuerdo por la entrega de medicinas que se ha estado cumpliendo: por cada paquete de remedios para los rehenes israelíes corresponden mil para los gazatíes; suministrados por Qatar y Francia y distribuidos por la Cruz Roja en hospitales de la Franja. Los mediadores aspiran a que el cumplimiento del acuerdo posibilite una nueva tregua. Igualmente, todo indica que las agresiones se prolongarán en el tiempo ya que el primer ministro Netanyahu afirmó que “La guerra de Gaza puede llegar al 2025” y presidente Herzog lo ratificó diciendo: “Los israelíes no pueden pensar sobre conversaciones de paz ahora mismo”. Desde el epicentro, avanza la onda expansiva del conflicto.
Fuego cruzado en Yemen y en el Mar Rojo
Después de los ataques de EE. UU. y del Reino Unido sobre Yemen, los milicianos hutíes lanzaron misiles al destructor USS Lagoon y a un buque mercante estadounidense. Los aviones imperialistas replicaron con ataques cerca del aeródromo de Al Hodeida, supuestamente sobre bases hutíes. La población yemenita ha rechazado las agresiones norteamericanas con movilizaciones multitudinarias.
Varios países involucrados en hostilidades
Desde el inicio de la guerra Irán aparece involucrado, por ejemplo, con el doble atentado atribuido a Estado Islámico (EI) que el 3 de enero, en Kermá -cerca de la tumba del general iraní Qasem Soleimani- causó 84 muertos con los asesinatos de varios comandantes de la Guardia Revolucionaria. A partir de estas acciones, detrás de las cuales asoman las manos de Israel y/o EE. UU., el régimen de los ayatolás ha comenzado a ejecutar represalias con ataques a objetivos vinculados a EI en Siria y a «espías del régimen sionista” en el Kurdistán Irakí. Después, las hostilidades se instalaron en Baluchistán, una región histórica de Asia, que en la actualidad está repartida entre Pakistán, Irán y Afganistán. Las fuerzas iraníes lanzaron misiles y drones sobre organizaciones baluches asentadas en territorio de Pakistán, algo que fue visto por las autoridades de ese país casi como una humillación. Entonces, las fuerzas pakistaníes hicieron lo propio, pero del otro lado de la frontera, en Irán. Y el sábado 20, Siria acusó a Israel de haber lanzado un ataque aéreo contra un edificio en el barrio de Mazzeh de su capital Damasco, que mató al menos a 10 personas, entre ellas miembros de la Guardia Revolucionaria, después de lo cual Irán avisó: “La República Islámica de Irán tiene el derecho a responder al terrorismo organizado del falso régimen sionista (Israel) en el momento y el lugar apropiados”.
Amenaza de escalada bélica regional
La onda expansiva del conflicto en Palestina tiene cada vez más protagonistas y derivaciones. Está configurando un complejo mapa de disputa regional, en el que los legítimos derechos de los pueblos se mezclan con los mezquinos intereses de las grandes potencias. La agresividad asesina de Israel y EE. UU. los hace los principales responsables de alimentar la amenaza de una escalada bélica regional de mayor gravedad aún.
¡Sigamos solidarios con Palestina!
Aun en las peores condiciones imaginables la resistencia se inscribe en una de las más heroicas registradas en la historia. Millones de personas así lo entienden en todo el mundo, por eso protagonizan grandes movilizaciones que desafían las prohibiciones, limitaciones y represión de los gobiernos abiertamente pro-sionistas. El sábado pasado, en el Estado español se realizó una nueva y contundente jornada de lucha. Más que nunca: ¡Solidaridad con Palestina! ¡Alto los bombardeos en Gaza y Yemen! ¡Boicot a los intereses económicos sionistas! ¡Ruptura de los gobiernos con Israel! ¡Fuera EE. UU. de Medio Oriente! ¡No a la escalada bélica sionista-imperialista!
¿Cuál es la salida? Un debate impostergable
El debate de la salida no es del futuro ni de otro momento, sino de hoy. En medio de la guerra, Netanyahu reconoció que se opone al establecimiento de un Estado palestino en cualquier escenario post guerra, lo cual reafirma la necesidad de debatir ¿cuál es la salida para el conflicto que lleva 75 años? El bloque imperialista de la Unión Europea se ha pronunciado por resucitar el cadáver de los acuerdos de Oslo por “Dos Estados”. Hay sectores de la OLP-Fatha y de la Autoridad Palestina que aceptan como supuesta solución un “Israel con iguales derechos para los palestinos”. Hay expresiones de izquierda que plantean la salida de “Dos Estados socialistas”. Nosotros creemos que no hay ninguna posibilidad de llegar a una paz justa, duradera y próspera para los pueblos de Medio Oriente mientras se acepte la existencia del Estado genocida de Israel, gendarme colonialista del imperialismo en la región. El sionismo aprovecha cada concesión y cada metro cuadrado de territorio para consolidar la colonización e ir por más. Hamas y otras organizaciones islámicas enfrentan a Israel y no lo reconocen, pero, plantean una salida capitalista y teocrática como se configura en el reaccionario régimen iraní, algo que consideramos retrógrado y constituye uno de los puntos por los cuales tenemos diferencias irreconciliables.
Por una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista
Estamos convencidos que la salida de fondo pasa por pelear por una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista. Única “Del Río al Mar”, con los territorios anteriores a 1948 y el regreso de los palestinos expulsados. Laica, respetando la libertad de cultos, sin coerciones ni privilegios para ninguna religión. Democrática, no autoritaria con organismos de autodeterminación popular. No racista, que excluya el supremacismo y la discriminación de una mayoría hacia otra comunidad religiosa, lingüística o sector minoritario. Socialista, por la liberación nacional y social, hermanada con las luchas árabes de la región en las tareas antiimperialistas, anticapitalistas y socialistas, contra la opresión y la explotación al mismo tiempo.