El Sindicato de Maquinistas Alemanes ha iniciado una huelga de casi una semana en medio de un conflicto laboral con la empresa Deutsche Bahn por mayor salario y menor jornada laboral. Se trata del cuarto paro como medida de fuerza desde noviembre de 2023, y de la huelga más larga de la historia de los ferrocarriles en el país.
Por Carolina Menéndez Trucco
El sindicato de maquinistas GDL una vez más está en huelga. En la disputa salarial y por menor jornada laboral con la empresa ferroviaria más grande de Europa, parece que ambas partes simplemente no pueden llegar a un acuerdo. El resultado: paros cada vez más largos. El conflicto con la compañía ferroviaria estatal Deutsche Bahn (DB) que comenzó el miércoles 24 a las dos de la madrugada para el transporte de pasajeros y había arrancado el martes 23 a las seis de la tarde para el de mercancías terminará antes de lo previsto porque se reanudarán las negociaciones. Estas durarán cinco semanas y durante ese tiempo, es decir hasta el 3 de marzo, en principio no se espera ninguna huelga, pero nada garantiza que si se tensan las negociaciones paritarias vuelvan los paros. El GDL pondrá fin entonces al paro en el transporte de mercancías el domingo por la tarde a las 18.00 horas y al paro en el transporte de pasajeros el lunes a las 2 de la madrugada. Deutsche Bahn advirtió que “la huelga de GDL causará trastornos masivos en todo el tráfico de larga distancia y regionales hasta el lunes incluido”, y confirmó que “es la más larga en la historia de DB.” ¿Molesto para los pasajeros del tren, o para las grandes corporaciones y empresarios millonarios?
El ministro de Transporte, el liberal Volker Wissing, calificó la huelga de “destructiva” para el PBI de Alemania. En la misma línea, la portavoz del DB, Anja Bröker, la considera“un golpe contra la economía alemana” y un impacto en las cadenas de suministro. Pero hasta ahora, el sindicato ha podido contar con la comprensión de los pasajeros ferroviarios y el apoyo de los maquinistas. Lo que no quería era que las negociaciones se siguieran dilatando. “Si no llega nada hasta el viernes, nos tomaremos un descanso y entraremos en el próximo conflicto laboral”, había anticipado el presidente del GDL, Claus Weselsky, en declaraciones a las cadenas alemanas ARD y ZDF tras el inicio de la anteúltima huelga, calificando la oferta final del ferrocarril como una provocación.
¿Qué pide GDL?
Huelga dura en lugar de negociaciones suaves. El Sindicato de Maquinistas Alemanes (GDL, según sus siglas en alemán), aun siendo minoritario dentro de una empresa con unos 211.000 empleados, reclama incrementos salariales para compensar la inflación y pasar a una semana de 35 horas durante cuatro días respecto de las 38 horas semanales actuales, aunque algunos dudan que las vacaciones pagas estén incluidas o cedan en algún otro tipo de concesiones. La última oferta de Deutsche Bahn había sido de 37 horas semanales por el mismo sueldo o un aumento salarial adicional del 2,7% para quienes mantengan el mismo número de horas. El líder sindical, por otro lado, también se refirió a los convenios colectivos con otras empresas ferroviarias que están dispuestas a hacer concesiones en este sentido y a introducir progresivamente jornadas laborales reducidas. Deutsche Bahn sólo había estado dispuesto a hablar con el sindicato sobre la ampliación de los modelos de jornada laboral existentes, por tanto, las negociaciones habían vuelto a enfriarse. El ministro de Transportes, Wissing, por su parte, intentó hacer campaña a favor del arbitraje estatal, pero su lobby no pudo en las negociaciones. “Hay que encontrar una manera en la que ambas partes puedan llevarse bien. Para ello tenemos que hablar entre nosotros,” sostuvo el dirigente del FDP. Sin embargo, una victoria contundente, con el apoyo activo de los otros sindicatos ferroviarios y de las centrales sindicales, fortalecería al conjunto de la clase trabajadora alemana.
De la negociación colectiva a la lucha social
Para los huelguistas del GDL la cuestión es cómo garantizar que se pueda utilizar el poder de lucha para lograr todas las reivindicaciones: 35 horas a la semana, con un aumento de 555 euros al mes, 3.000 euros de pago único por un período de 12 meses para compensar los efectos de la inflación. Esto implica volver a la huelga si no hay una mejor oferta patronal tras las negociaciones. La consulta y decisión democrática de las bases, la movilización consecuente por los reclamos, la solidaridad y la coordinación con otros sectores en lucha, ayudarán a desarrollar un ala sindical combativa. Lamentablemente el Sindicato Ferroviario y de Transportes (EVG) -la principal central sindical del sector- vuelve a mostrar una falta de solidaridad hacia los empleados de GDL en huelga. Por lo tanto, para los miembros de GDL, pero en realidad para todos los trabajadores del ferrocarril y también de otros sectores, surge la pregunta acerca de qué debería pasar después de la huelga, e incluso de las paritarias. La disputa salarial, en medio de una inflación que continúa, debe servir para unificar a toda la case obrera alemana en su lucha contra las patronales y el gobierno capitalista.