Las movilizaciones de los trabajadores por salarios y mejores condiciones laborales y de todo el pueblo por Palestina, sacuden el país de abajo hacia arriba. Los Partidos Conservador y Laborista se pelean por los votos y como mejores administradores del gobierno, el régimen y el sistema capitalista. Hay que enfrentar las trampas del bipartidismo, a los reformistas y a la derecha poniendo manos a la obra en la construcción de una alternativa anticapitalista de izquierda.
Por Julio Santana – LIS Reino Unido
La movilización por Palestina en el centro de la escena
El Reino Unido está sacudido por importantes acontecimientos, de los cuales en las últimas semanas se destacaron dos. El primero fue la afirmación de Rishi Sunak sobre el “peligro para la democracia del gobierno de las masas”. Aunque la prensa se encargó de diluir esta afirmación, el Primer Ministro se refería al impacto de las masivas movilizaciones solidarias con Palestina. El segundo hecho se dio a partir que el speaker que preside las sesiones parlamentarias permitió, contra toda la tradición en ese sitio, que a último momento se incluyera una moción del Partido Laborista pidiendo el alto el fuego en Gaza. Este permiso ayudó a los laboristas a no sufrir una nueva división, ya que se calculaba que más de cien diputados apoyarían la propuesta del Partido Nacionalista Escocés sobre Gaza, organización a la cual le correspondía presentar mociones ese día.
La impronta local de la crisis capitalista mundial
La crisis de la economía capitalista tiene su propia expresión local, que ha sido provocada por el gobierno del Partido Conservador durante los últimos catorce años. A finales de 2023 la economía entró en recesión y el nuevo presupuesto presentado por el Ministro de Economía, que intenta tímidamente bajar algunos impuestos para reactivar las finanzas, no resuelve el problema de crisis que enfrentan millones de trabajadores en el país, expresada, por ejemplo, en las luchas salariales que se repiten con grandes huelgas del transporte y la salud pública. Por otra parte, el gobierno intenta por todos los medios a su alcance que la crisis no adquiera manifestaciones más graves debido a que está a un año de las elecciones. Los conservadores y el régimen monárquico también son responsables de grandes escándalos políticos y de las peores medidas contra los inmigrantes.
Se pelean por los votos, pero sostienen el statu quo
El Gobierno no está solo en el intento de evitar un colapso completo, cuenta con el Partido Laborista que también pretende canalizar el proceso de movilizaciones por la vía electoral, insistiendo en que tiene las soluciones que se necesitan. Las encuestas evalúan que, si se votara hoy, los laboristas ganarían por un 20% de diferencia con respecto a los conservadores. Al mismo tiempo y en esta perspectiva, el Partido Laborista viene retrocediendo de muchas de sus posiciones tratando de evitar contratiempos que le disminuyan votos. Igualmente, no transita por un camino de rosas, acaba de perder unas elecciones en Condado a manos de George Galloway, un ex militante del Partido Laborista pero también amigo de los conservadores, admirador de Trump y que hizo su campaña centrándose en la solidaridad con Gaza, lo cual implica un golpe muy duro para el Partido Laborista.
La violencia proviene del poder
Volviendo al tema del “gobierno de las masas”, cuando el Primer Ministro plantea que hay peligro para la democracia producto de “actitudes ultras” contra determinados diputados, se refiere fundamentalmente a las multitudinarias manifestaciones, entre las más grandes del mundo, en solidaridad con Palestina. Manifestarse pese a las amenazas de las autoridades es un derecho elemental que no tiene nada que ver con las falsas acusaciones de “terrorismo”. Lo que realmente ataca la convivencia en el país es que hay gente que no puede pagar su alquiler. Que hay niños que pasan hambre, o padres que pasan hambre para que sus pequeños puedan comer. Nos engañaríamos si pensamos que esta situación solamente es producto de catorce años de gobierno conservador, es la crisis del propio sistema capitalista que golpea al régimen institucional. El Partido Laborista se ofrece y postula como mejor administrador para el sistema para ganar votos y para amortiguar los golpes al sistema.
La vieja trampa del bipartidismo
El Partido Laborista, que fue el que prohibió a sus dirigentes y militantes apoyar los piquetes de huelga de los trabajadores del transporte y de la salud, llega 30.000 palestinos muertos tarde a pedir un alto el fuego en Gaza. Es el que se está retractando de muchas de sus promesas anteriores con la excusa de que “no se podrán cumplir”. Es el mismo partido que, después de las elecciones, le dirá a la gente: “El país está muy mal, hay que tomar medidas dolorosas”, porque en realidad que el Partido Laborista le gane las elecciones al Partido Conservador, no implicará la resolución de los problemas que afectan a la clase trabajadora y a las grandes mayorías populares, sólo habrá un cambio de administración en el sistema capitalista británico. La única salida pasa por enfrentar y derrotar al bipartidismo vigente desde hace años en Gran Bretaña
Por una alternativa anticapitalista de izquierda
Nosotros somos optimistas, hay material humano para construir una alternativa. La conforman los miles y miles de trabajadores que, tanto el año pasado como el actual, hicieron y hacen huelgas por su salario y mejores condiciones laborales, tanto desde los gremios del transporte, la salud y la educación, como de aquellos centenares de miles de personas que ponen el cuerpo en apoyo a Palestina, con las mujeres y los jóvenes en la primera línea. Creemos que todos aquellos que han enfrentado las políticas del gobierno; que critican o que han roto con el Partido Laborista, han de plantearse la posibilidad y la necesidad de construir una alternativa anticapitalista a la izquierda del Partido Laborista, para postular un cambio de fondo ante el movimiento de masas.
Para enfrentar a la derecha y a la ultraderecha
El avance de la ultraderecha es, fundamentalmente, por la brutal crisis que atraviesa la economía capitalista a nivel mundial y también porque cuenta con la inestimable colaboración de los sectores reformistas que aplican políticas de ajuste, no cumplen sus promesas y convencen a amplios sectores sociales de la falsedad que en los marcos del capitalismo puede haber soluciones “buenas” o de “mal menor”. De lo que se trata es que haya un verdadero “gobierno de las masas” que se haga cargo de la economía del país respondiendo a las necesidades de los trabajadores y el pueblo, no de los ricos y los empresarios. Que corte de raíz los males del sistema capitalista, que seguirán agravándose, y plantee la salida estratégica del socialismo.