Por César Latorre, dirigente del MST-FIT Unidad de Argentina
Con el pasar de los días, cada vez queda más claro que la Ley Bases ataca a toda la clase trabajadora y el pueblo. Que se haya votado en Diputados sólo se explica por las complicidades de los partidos capitalistas. Pero la bronca por abajo crece. Esa presión se hace sentir y potencia la movilización para el día en que se trate en el Senado, sea el 23, el 30 o cuando sea. La tarea: organizar la bronca para darle un nuevo golpe al plan de Milei. Se necesita un paro activo y un plan de lucha hasta derrotarlo.
El descontento por el deterioro del nivel de vida crece fuerte por abajo, sobre todo en la clase trabajadora, que en cuanto se abre una oportunidad se manifiesta cada vez con más fuerza. Esta voluntad de lucha se empezó a expresar en la movilización a Tribunales el 27D y se vio con más claridad en el primer paro general activo del 24F. El 8 y el 24M, así como el marchón universitario, sumaron participación juvenil y de sectores medios. Luego hubo paros sectoriales en varios gremios y el paso más firme fue el segundo paro general del pasado 9. Aunque el gobierno sigue adelante con su ajuste y continúan los despidos en el sector público y privado, hay una tendencia creciente de ascenso obrero y popular.
El clima social está cambiando y eso se puede constatar en las charlas en cada lugar de trabajo, en el viaje al laburo, cuando nos juntamos con familiares y amigos. Desde compañeras y compañeros arrepentidos de haber votado a Milei hasta críticos de la dirigencia del PJ, todos comentan lo insostenible del ajuste.Como analizamos en otras notas de este mismo periódico, fuerza social para derrotar al gobierno hay y por eso la tarea es desarrollarla al máximo, encarando los obstáculos a los que nos enfrentamos para poder derrotar a Milei y su plan.
Guerra contra el pueblo trabajador
A diferencia de la primera versión de la Ley Bases, esta vez el conocimiento público de su contenido se va conociendo mucho más. Este es otro de los resultados de las luchas, que al empantanar las iniciativas políticas del gobierno se prolonga el debate de esta nueva Ley Bases y entonces se vuelve más explícito que es antiobrera, antipopular y antinacional hasta la médula. Millones de personas ahora son concientes de que esta ley no tiene ni un solo artículo a favor de las mayorías populares.
Esta comprensión retroalimenta el ascenso y también el cuestionamiento a la dirigencia política y sindical del PJ. A los primeros, porque la gente ve a los gobernadores y diputados peronistas pactar con Milei. Y a los segundos, porque negocian con Milei la reforma laboral y no llamaron a movilizar al Congreso cuando la ley se votó en Diputados. Millones ven esas complicidades y por eso tuvieron que reubicarse y ratificar el paro del 9, que hasta un día antes no se sabía si lo mantendrían o no.
Por acción u omisión
Si la derrota de la Ley Ómnibus en febrero no fue completa es sólo por la falta de continuidad en el plan de lucha. Y esto es así por la estrategia del PJ y su rama sindical, que se juegan a que el gobierno se desgaste pero no caiga. Esta actitud del PJ de asegurarle la famosa gobernabilidad a Milei tiene una raíz de fondo: su propio compromiso con el establishment, con las patronales, en definitiva con el sistema capitalista. Dicho sea de paso, esa pasividad frente al modelo económico y al régimen político, más el argumento autojustificatorio del mal menor, le dieron al ultraderechista Milei la posibilidad de posar como «lo nuevo» frente al orden establecido, «lo distinto» frente a la casta política que -primero con Macri y luego con Alberto, Cristina y Massa- frustró las expectativas populares.
Así como durante el gobierno de Macri el PJ y la burocracia frenaron las luchas y su consigna fue «Hay 2019», hoy su afán de ser opción de gobierno dentro de tres años choca contra la necesidad objetiva de derrotar el plan de Milei ahora. Pero la decepción obrera y popular con esta falsa democracia capitalista, que es incapaz de responder a las necesidades básicas, choca de frente contra la estrategia del PJ, sobre todo en el movimiento obrero, y eso condiciona a la burocracia sindical. Cuando las luchas afloran, el espacio para la conciliación de clases, el llamado posibilismo y las medias tintas se reduce.
Por un paro con movilización para rodear el Senado
El gobierno de Milei llega a este tratamiento de su nueva ley con mayor desgaste, con los sectores sociales más atentos a lo que está en juego, con la fuerza social tonificada a partir del paro del 9 de mayo. Está planteada la posibilidad de llevar adelante una gran manifestación y seguir los paros contra el gobierno. Es evidente que hay mayor espacio para convocar y que van a quedar más expuestos los que así no lo hagan. Por lo tanto, desde las bases, la exigencia de paro con movilización y plan de lucha cobra una importancia cualitativa.
El martes 6, en la facultad de Sociales de la UBA, en una reunión amplia convocada a iniciativa de la Mesa de Organismos de derechos humanos, dirigentes de la CGT y las CTA plantearon llamar a movilizar al Congreso cuando se trate la Ley Bases. Es evidente que la bronca y la presión desde las bases trabajadoras, y en los propios «cuerpos orgánicos» de los sindicatos, se hace sentir. Cachorro Godoy y Hugo Yasky convocaron, mientras que Pablo Moyano incluso habló de «un plan de lucha hasta derrotar este plan económico». En estos días veremos qué se concreta de esos planteos. Eso sí: sobre llamar a un nuevo paro general hasta ahora no dijeron ni mu.
Ojo con las trampas
- Un primer alerta es sobre la propia ley en debate. Porque no se trata de que en el Senado le hagan tal o cual «corrección» a tal o cual artículo o capítulo. La Ley Bases es una porquería completa por donde se la mire y por eso hay que rechazarla de plano.
- El segundo problema es el paquete. Porque los instrumentos de Milei son varios: la Ley Bases, el DNU, el protocolo de Bullrich y también sus proyectos de reformas represivas contra el derecho a la protesta social. Todo ese combo es necesario voltear.
- Y la tercera cuestión es la continuidad de la pelea. Porque es posible que la ley termine volviendo a Diputados y entonces se estire la pulseada, sumado a la necesidad de rechazar el DNU y las demás normas de ajuste, entrega y represión.
Por todas estas razones es decisivo empujar por un nuevo paro activo y un plan de lucha hasta derrotar todo el plan de Milei. Desde ya, hay que movilizar masivamente al Congreso y también impulsar grandes marchas en todo el país. Pero también es una tarea clave del activismo sindical exigir y organizar la convocatoria o autoconvocatoria a asambleas en cada lugar de trabajo y cuerpos de delegados en todos los gremios para debatir y resolver cómo seguirla, incluso coordinando con las fábricas de la zona y sectores en lucha.
No hay que esperar las directivas de la burocracia desde arriba. Allí en donde haya condiciones, es preciso discutir y resolver democráticamente entre los compañeros y compañeras cómo movilizar y cómo darle continuidad. Si al calor de la lucha van surgiendo polos de referencia más avanzados, más combativos, más democráticos, se fortalecerá el desarrollo de una nueva dirección sindical que no pacte con las patronales, el gobierno de Milei y los gobernadores. Desde el Plenario Sindical Combativo y nuestra corriente sindical ANCLA estamos al servicio de ese gran desafío.
A las calles
La Ley Bases está en veremos. El famoso Pacto de Mayo pasará para julio, agosto o no se sabe cuándo. Milei no afloja, pero está jodido porque la temperatura social está subiendo. Hay condiciones de lograr una enorme movilización obrera y popular que sea un nuevo hito en la batalla contra este gobierno liberfacho y su nefasto plan. Es una lucha que no se va a resolver de hoy para mañana. Y no podemos confiar ni un milímetro en el Congreso, en la justicia, en la burocracia sindical ni el PJ y demás partidos que defienden este sistema capitalista, que más temprano que tarde pactan a espaldas del pueblo.
Las y los trabajadores sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas como clase, aliados a la juventud y demás sectores populares. Y por eso tenemos que tomar en nuestras manos cada batalla de esta verdadera guerra, junto con la otra gran necesidad que está planteada: construir una alternativa política de izquierda con peso suficiente para ir por cambios de fondo, anticapitalistas y socialistas, para sacar de la crisis al pueblo y al país. Si derrotamos la Ley Bases daremos un gran paso adelante en ese camino.