El lunes 24 de junio el comandante general de las Fuerzas Armadas de Bolivia, Juan José Zúñiga, en una entrevista pública, amenazó con detener al ex presidente Evo Morales, cuya candidatura para las elecciones de 2025 rechaza. Al día siguiente hubo rumores sobre la destitución del jefe del Ejército y en efecto ésta se concretó. Pero el miércoles 26, Zúñiga reapareció públicamente en un acto como comandante y exigió “un cambio de gabinete”, en tanto que los altos mandos ordenan el autoacuartelamiento y aprovisionamiento militar.
Alrededor de las 15 horas del 26 empezaron los movimientos militares en la Plaza Murillo de La Paz, la capital boliviana. Zúñiga ingresa a dicha plaza céntrica en una tanqueta seguida por varios vehículos del Regimiento de Challapata con francotiradores y avisa que ocupará las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Poco después toma el Palacio Quemado, la sede del gobierno nacional. Asimismo, se vio rodeada la Asamblea Plurinacional
Tanto el actual presidente Luis Arce como Morales, convocaron a la población a resistir el intento golpista. Este último, por ejemplo, tuiteó: “Convocamos a una movilización nacional para defender la democracia frente al golpe de Estado que se gesta a la cabeza del Gral. Zuñiga. Declaramos paro general indefinido y bloqueo de caminos. No permitiremos que las Fuerzas Armadas violenten la democracia y amedrenten al pueblo”. Por su parte, y después de algunos rodeos, la conducción de la COB (Central Obrera Boliviana) convocó a una huelga general por tiempo indefinido y llama a movilizar a La Paz. También lo hicieron otros movimientos sociales, de mujeres y campesinos.
Ante el fuerte descontento popular con el anterior gobierno de Morales, en noviembre del año 2019 Zúñiga llevó a cabo una operación con apoyo del imperialismo. Evo renunció sin resistir y entonces asumió el poder la derechista Jeanine Áñez. Pero, debido a la crisis económica y el ajuste aplicado contra el pueblo, en las elecciones presidenciales de octubre de 2020, volvió a ganar el Movimiento Al Socialismo (MAS), con más del 80% de participación y logrando un 55% de los votos. La grieta interna entre Morales y Arce, este último más a la derecha, reaparece de cara a las próximas elecciones.
Esta intentona golpista en Bolivia forma parte de la compleja situación internacional de polarización creciente, en que los imperialismos y sus burguesías cómplices buscan formas autoritarias de gobierno para poder imponer sus durísimos planes de ajuste y saqueo.
El proyecto golpista de Zúñiga no contó con el apoyo de la mayoría de las Fuerzas Armadas y la policía. Y la rancia derecha boliviana, incluido el Comité Pro Santa Cruz y la propia Áñez, Camacho y varios ex presidentes, tomaron distancia de la aventura. También repudió esta intentona la Iglesia Católica, a través de la Conferencia Episcopal de Bolivia. Todo parece indicar que la provocación golpista fracasó.
Desde la Liga Internacional Socialista (LIS) repudiamos de plano este ensayo de golpe reaccionario y respaldamos el llamado a la más amplia movilización popular para enterrarlo definitivamente, con la cárcel y castigo a estos militares y sus posibles apoyos.
A la vez, trabajamos por construir una alternativa política revolucionaria que supere la fallida experiencia con el falso progresismo del MAS y luche por los cambios de fondo antiimperialistas y anticapitalistas que la clase obrera y el pueblo de Bolivia necesitan.
Declaración de la Liga Internacional Socialista, 26 de junio de 2024