Francia: de Olivier Faure a Philippe Poutou, el Frente Popular en ayuda de Macron

Por Gérard Florenson

El Nuevo Frente Popular se formó en cuestión de días. Tardó aún menos en mostrarse como el mejor alumno de la «retirada republicana», es decir, en retirar a un buen número de candidatos clasificados para la segunda vuelta en favor de personas de la derecha e incluso de ministros del actual gobierno. Entre los beneficiarios figuran algunos de los hombres y mujeres que han atacado brutalmente las conquistas sociales reduciendo las pensiones y los derechos de los desempleados, y que han pujado con la extrema derecha contra los inmigrantes. Todas estas buenas personas han obtenido la licencia de la democracia. Macron, que acaba de sufrir una debacle electoral, no podría haber deseado un regalo más fino, mientras que aquellos que votaron por el Frente Popular para rechazar tanto el Reagrupamiento Nacional como las políticas del gobierno están recibiendo una ducha de agua fría.

El resultado será sin duda salvar algunas bancas, pero ¿a qué precio?

Los fascistas tienen todo el derecho a burlarse de los compromisos alcanzados por todas las partes y a presentarse como los únicos verdaderos opositores al régimen, tanto más cuanto que algunos, incluso dentro del Frente Popular, contemplan tranquilamente la posibilidad de un gobierno de unidad nacional.

Frente a estos excesos, hay que decir: ni un voto a la extrema derecha, ni un voto a la derecha, ni un voto a los candidatos del gobierno.

Desgraciadamente, ninguno de los partidos, ninguno de los dirigentes del Frente Popular, hizo caso de este aviso elemental. El pretexto es bloquear el camino al enemigo principal, como si este gobierno de lacayos contra el que nos manifestamos y fuimos a la huelga no fuera más que un adversario secundario.

Pero lo más escandaloso es el silencio, que equivale a aprobación, de Philippe Poutou, candidato del Frente Popular en el Aude, y del NPA «anticapitalista», que parecen haber olvidado que existen fronteras de clase. No es el único ejemplo de desviaciones oportunistas en el seno de su «Cuarta Internacional», pero éste va más lejos que todos los demás.