A pesar de las dificultades de conexión, días atrás pudimos conversar largo rato con nuestro compañero Alí Hammoud, dirigente del grupo de la LIS en Líbano, a quien consultamos sobre varios aspectos del conflicto bélico en la región.
Alí, por favor, actualizanos un poco…
Es importante recordar que desde hace muchos años estamos frente un ocupante llamado Israel, un Estado colonialista, imperialista, implantado allí para dividir al mundo árabe. Aquí no podemos tener una vida cotidiana digna mientras ese enemigo esté ocupando y cometiendo masacres, tal como está documentado de sobra y como Israel mismo lo reconoce.
Conocemos bien esta situación, pero cabe recordar también la superioridad militar estratégica de Israel comparada con la resistencia palestina y los ejércitos árabes. Luego de las masacres del 73, del 82, del 2000, en los últimos 60 años hemos llegado a una conclusión importante: no podemos vencerlo con una sola batalla o incluso una guerra, sino mediante muchos años de acumulación de fuerzas para poder derrotarlo. Por eso no es cuestión de dar un golpe único, ya que Israel tiene fuerzas militares modernas y el apoyo de Europa y Estados Unidos para garantizar su seguridad. Desde antes del 7 de octubre, tras muchas batallas, la mayoría de la gente coincide en esta conclusión.
El 7 de octubre superó las expectativas, aunque ya desde tiempo antes circulaban rumores y todos sabían que las fuerzas de Hamas podían entrar varios kilómetros en territorio ocupado por Israel y luego salir. El propio Hezbolá desde Líbano podría avanzar 20 o 30 kilómetros. El 7 Hamas entró unos 15 kilómetros y atacó varios kibbutz bajo el cuestionable lema de “la victoria de Dios”. Nosotros no creemos que se vaya a garantizar una victoria bajo una religión, menos aún bajo Irán y otros regímenes árabes. En esta guerra por la liberación de Palestina la única solución es la resistencia, que es una diferencia táctica muy grande.
¿Cómo está la situación en la Franja de Gaza?
Ahora Gaza está en un 70% destruida, toda su infraestructura, hay más de 40.000 muertos, 10 a 15.000 desaparecidos que se suponen también muertos bajo los escombros, 100.000 heridos y un millón y medio de personas en migración permanente según donde ataque Israel. De ser una ciudad liberada aunque cercada, Gaza pasó a estar bajo el control militar de Israel, que incluso instaló nuevos cuarteles generales.
En Gaza y Líbano aumenta el tono de la guerra, que podría durar hasta cinco años. Se habla de que los combatientes palestinos podrían entrar desde Egipto en Gaza, atacar allí a las tropas israelíes y cambiar la ecuación de fuerzas. Pero en Gaza la situación humanitaria es muy complicada, terrible. Ya ha sido declarada como ciudad no viable y ahora existe el riesgo de que se propaguen la poliomielitis infantil y otras enfermedades.
¿Qué rol juega Irán en este conflicto?
Aunque Hamas no lo diga abiertamente, ha sufrido la traición de Irán y otros Estados árabes porque ninguno de ellos se levantó para ayudar a Palestina. De un triunfo para recuperar más territorio, ahora la situación cambió, la posición palestina se debilitó y se busca evitar que muchos gazatíes migren a Egipto.
Hay que recordar que Hamas forma parte de los Hermanos Musulmanes, organización que hace acuerdos políticos distintos en cada país. Así lo hacía el líder Ismail Haniya, asesinado hace poco por Israel en Irán, y otros dirigentes lo siguen haciendo en Turquía o Yemen. El nuevo líder de Hamas, Yahya Sinwar, está totalmente alineado con Irán.
Hay negociaciones con Turquía e Irán para ver quién gobierna Gaza, si queda Hamas o la Autoridad Palestina, o si viene Israel. Ahora el conflicto se está extendiendo a Cisjordania. La extrema derecha israelí conoce bien este conflicto político y trata de dividir a las dos líneas palestinas, ocupando Gaza y también Cisjordania. Quieren aumentar las operaciones militares para transformar a Cisjordania en una nueva Gaza, inviable, para echar a los residentes palestinos hacia Jordania y Egipto.
En cuanto a la situación en Líbano, debemos tener en cuenta la gran mentira de Irán sobre la “unidad del campo de batalla”. Significa que siempre van a apoyar a quien sea atacado por Israel. Pero desde hace once meses vemos que es una mentira total. El 8 de octubre se abrió la frontera del Líbano para tratar de avanzar y así bajar la presión en Gaza. Pero allí no queda nada de infraestructura en pie. Vaciada de gente, empresas, fábricas, va a quedar destruida.
Israel llevó adelante ataques adentro del Líbano…
Sí, ya sabemos que Israel tiene una gran superioridad aérea y también de inteligencia. Por eso pueden asesinar a la primera línea de dirigentes de Hamas y Hezbolá que están en Líbano buscando armamento para enviar a Palestina.
Ahora también hay bombardeos muy adentro del Líbano, 70 u 80 kilómetros e incluso hasta Beirut, pero no hay una respuesta muy clara por parte de Hezbolá esencialmente porque no hay un involucramiento de Irán. Es que Irán no quiere intervenir de manera directa para resguardar sus propios intereses económicos y políticos. Teme por el aspecto nuclear, ya que posee fábricas, y no quiere ser afectado por Estados Unidos y está esperando el resultado de esas elecciones. Irán sufre una crisis económica y social muy grande. Cada año hay algún levantamiento popular, ya que el pueblo iraní no está feliz con el gobierno, que teme esas rebeliones.
En la frontera del Líbano podría haber mayores enfrentamientos con Israel de los que hay. Aunque el 30 de julio Israel asesinó en Beirut a Fuad Shukr, un comandante respetado, el número dos de Hezbolá, éste hace acuerdos para sólo atacar blancos militares porque la decisión iraní es no entrar en una guerra mayor. Lanzó unos 300 misiles Katiusha y drones, aunque tiene misiles balísticos bastante mejores.
La respuesta fue el domingo 25 de agosto, antes de las seis de la mañana. Una hora antes 70 aviones israelíes bombardearon unas 60 zonas al sur del Líbano, pero no aquellas de dónde salían los misiles. Aunque Israel conoce, aun mantenemos cierto secretismo sobre desde dónde se disparan. Por eso no hubo muertos.
Obviamente, Israel tiene una fuerza superior, en peso militar y en apoyo imperialista, pero la resistencia es la opción correcta y no al lado de un país como Irán. En estos once meses los palestinos vienen pagando un alto precio con su propia sangre, porque ningún Estado religioso los va a ayudar realmente.
En Líbano, ¿qué hacen el gobierno, el ejército, los sindicatos?
A nivel de gobierno, en realidad no hay presidente y, con esa excusa, el parlamento está paralizado. Entonces no hay una postura oficial sobre el conflicto con Israel. Sólo se mantienen negociaciones con Estados Unidos para buscar un acuerdo y que Hezbolá se retire a 15 kilómetros de la frontera. En cuanto al ejército libanés, no combate para nada contra Israel sino que solamente está para cuidar a los líderes políticos y religiosos.
En Líbano no hay un verdadero sindicalismo, sino una conducción gremial religiosa oficialista. Cuando fue la guerra civil en 1996, el sindicalismo estaba dividido en dos alas: una religiosa burocrática y otra más genuina. Los militares aprovecharon para detener a los líderes de este último sector. Luego del 96, el PC, en vez de recuperar un sindicalismo real fundó pequeños sindicatos propios. Por eso nos enfrentamos al problema de que si ante el sector oficialista se busca un sindicalismo nuevo e independiente, el intento del PC no funcionó. Incluso en algunos casos líderes de este sector pactaron con la burocracia contra el movimiento obrero.
La Unión General de Estudiantes jugaba un rol importante. En un momento de guerra civil, ante una gran manifestación, el gobierno aprovechó para eliminarla. Hubo algunos intentos de reconstruir la UGE, pero es muy difícil.
¿Qué perspectivas le ves al conflicto?
La decisión de profundizar la guerra es importante y será tomada en todo caso por parte de Europa o de Irán. Al menos por seis meses más este conflicto va a seguir, ya que nadie tomará definiciones hasta la asunción del nuevo gobierno en Estados Unidos en febrero de 2025. Israel y el gobierno de Netanyahu no van a retroceder en Gaza, sólo una fuerte presión de Estados Unidos los haría cambiar un poco de posición.
En cuanto al estado anímico del pueblo palestino, es realmente dificultoso. La situación es tan catastrófica que a veces se festeja que consiguen un poco de agua para beber o un pepino para comer. Al lógico dolor por los muertos se suma que muchas veces no pueden enterrar sus cuerpos. Un 50% de la población apoyaba incondicionalmente a Hamas y eso está decreciendo. Igualmente reclutan nuevos combatientes, aunque el 90% sabe que casi seguramente no regresará de los operativos. A nuestro juicio la decisión más peligrosa es la migración forzada de la población palestina, que puede llegar a la expulsión. Alguna gente ya quiere irse y dejar las tierras de Gaza en forma definitiva.
Hamas no planificó mucho la continuidad del combate después del 7 de octubre porque esperaba una respuesta de Irán y sus aliados. Pensaba que Irán iba a detener la ofensiva de Israel en Gaza. Para entender un poco cómo funciona la cabeza de estos sectores, hay que recordar que todos los movimientos son del islamismo político. El 8 de octubre abrieron la frontera del Líbano, pero el líder de Hizbolá, Hassan Nasrallah, esperó 31 días para pronunciarse. Es evidente que creía que a los cinco o seis días Irán iba a intervenir con “la ayuda de Dios”.
¿Cómo juega la Autoridad Palestina de Fatah?
Los líderes islamistas le mienten a la gente y terminan creyendo sus propias mentiras. Fue una mala táctica dentro de Palestina y una pérdida estratégica sobre el rol de Irán, Yemen, Líbano y Siria. No quieren ver que se está vaciando Gaza y ahora Israel avanza sobre Cisjordania en una nueva Nakba. Así lo anunciaban los propios textos de la extrema derecha israelí y esa Nakba ya está en curso. Ellos miran las cosas igual que antes del 7 de octubre.
En cuanto a la Autoridad Palestina en Cisjordania, desde los acuerdos de Oslo es gente que negocia con Estados Unidos, no garantiza nada para el pueblo palestino sino sólo su propia continuidad. Cuando fue atacado el hospital al-Ahli en Gaza y hubo marchas de repudio en Cisjordania, la AP salió a reprimir hasta con balas. Para comprender su estilo, cada sector interno de la AP refleja sus negociaciones con Israel, Estados Unidos, Arabia Saudita o algún otro país. Hace menos de un mes hubo enfrentamientos en Cisjordania, a un herido palestino lo trasladaron a un hospital e Israel lo secuestró. Bajaron las mujeres a defenderlo, pero la AP no hizo nada. La mejor palabra para describir al gobierno de Abbas es traidor, porque ayuda a Israel a sostener la ocupación.
¿Qué nos puedes contar de las corrientes nacionalistas y la izquierda?
La principal división política real del pueblo palestino es entre Fatah y Hamas, más allá del acuerdo que hicieron hace un mes en China, lo que provoca desgaste interno y retrasa el proceso de liberación del dominio israelí. Hay una izquierda política, el FPLP, que es muy débil aunque mantiene algo de fuerza en Palestina y los campamentos de refugiados en Líbano. Tuvo alguna participación militar, pero hace tres o cuatro meses que no se dice nada al respecto.
Fatah, el principal sector de la OLP, es una organización socio-política y mucha gente depende de su gestión.· La opción para el pueblo palestino es crítica porque Fatah ha traicionado y a su vez Hamas está haciendo pagar un muy alto costo, de modo que la decisión se verá más clara si en unos meses termina la guerra.
A diferencia de otras situaciones anteriores, hoy el rol de la izquierda en Líbano es muy marginal. Los grupos un poco más grandes guardan silencio y la organización en general se ha debilitado. Con la crisis profunda que hay en Líbano muchos jóvenes activistas se fueron del país y ese éxodo también nos afectó.
A nivel de nuestras modestas fuerzas, con grupos de jóvenes estudiantes de Medicina, Farmacia y Psicología hemos formado la agrupación “Para el Pueblo” y estamos haciendo algunas tareas de solidaridad humanitaria hacia los refugiados que vienen huyendo desde el sur libanés. En esas tareas a nivel humanitario agrupamos a nuevos compañeros e incluimos alguna transición al trabajo político, aun sabiendo lo difícil que es bajo estas circunstancias.
Reportaje: Pablo Vasco