Declaración de la LIS-OTI sobre las elecciones presidenciales en Estados Unidos

El 5 de noviembre se realizan las elecciones presidenciales 2024 en Estados Unidos. Como en todas las elecciones importantes de este país, un coro de liberales, socialdemócratas, estalinistas y post-estalinistas instan a votar al Partido Demócrata como el “mal menor”. Este año, el coro es más fuerte que nunca y afirma que la democracia está en juego.

Instamos a los trabajadores a rechazar este alarmismo. La lógica de apoyar al “mal menor” le abre la puerta a expresiones cada vez más de derecha y subordina a los trabajadores a los partidos de nuestros explotadores capitalistas. Necesitamos construir nuestro propio partido.

La creciente polarización social y política mundial tiene una clara expresión en Estados Unidos. El trumpismo siguió desarrollándose después del mandato de Donald Trump, consolidando una base social reaccionaria y realineando al Partido Republicano aún más a la derecha.

En el otro extremo, se desarrolla un importante ascenso de lucha de la clase trabajadora -incluyendo un crecimiento de la organización sindical y las huelgas, el movimiento Black Lives Matter, la defensa del derecho al aborto- y la radicalización de una importane franja de jóvenes en torno a la solidaridad con Palestina. Sin embargo, a diferencia de la derecha, de estas luchas no ha surgido una expresión política de la clase trabajadora, y el Partido Demócrata mantiene su dominio sobre los sindicatos y los movimientos sociales.

Por eso las elecciones presentan una opción engañosa entre Trump y los republicanos y Harris y los demócratas. Ambos son partidos capitalistas neoliberales cuyos gobiernos llevan a cabo esencialmente las mismas políticas centrales, a pesar de una retórica marcadamente diferente. Esta falsa opción desplaza todo el arco político hacia la derecha, fortaleciendo a los sectores más reaccionarios y dejando a los más radicales sin representación.

Mientras el Partido Republicano con Trump a la cabeza se ha radicalizado hacia la derecha, los demócratas se han mantenido como defensores del statu quo, incluso moviéndose más hacia la derecha. Llaman a votarlos simplemente porque Trump es peor, pero terminan alienando a millones de personas que decidirán no acudir a las urnas.

El gobierno de Biden mantuvo la mayor parte de las medidas de Trump. La política gubernamental siguió siendo en gran medida la misma, no sólo en lo que respecta al militarismo, la guerra y la economía, sino también en lo que respecta a la policía, la inmigración y el medio ambiente. El genocidio en Gaza finalmente sacudió la base electoral demócrata.

La guerra de Israel contra Gaza, su limpieza étnica de Cisjordania, su ataque al Líbano y su escalada con Irán han demostrado a mucha gente no sólo la naturaleza colonial del sionismo, sino también la complicidad de Estados Unidos en todo lo que hace Israel. La opinión popular ha cambiado sustancialmente de pro israelí a pro palestina, variando desde la empatía con las víctimas de los ataques israelíes hasta el apoyo explícito a la autodeterminación palestina.

El giro se ha producido también entre judíos anteriormente prosionistas, que ahora empatizan con los palestinos y reconocen que el Holocausto que perpetra Israel hace que los judíos estén menos, no más seguros. La lucha contra el antisemitismo exige solidaridad con todas las víctimas del imperialismo estadounidense y sus gendarmes, incluido Israel.

El presidente ampliamente ridiculizado como «Genocida Joe» terminó retirando su candidatura a la reelección y fue reemplazado por su vicepresidenta, Kamala Harris. Pero millones de estadounidenses, especialmente los jóvenes y las comunidades musulmana y árabe-estadounidense, están desilusionados, y muchos se negarán a votar por Harris, por mucho que odien a Trump.

Muchos otros trabajadores y jóvenes, especialmente mujeres, personas de color, inmigrantes, y LGBT que ven peligrar sus derechos y su supervivencia física bajo un nuevo mandato de Trump votarán por Harris, aunque no compartan muchas de sus políticas. Comprendemos esa decisión y estaremos en la primera línea de las luchas en defensa de los derechos atacados por un eventual gobierno republicano, que llegará tarde o temprano.

Pero advertimos que los demócratas no garantizan esos derechos. Al contrario, al desactivar los movimientos de lucha y bloquear la emergencia de un partido de la clase trabajadora, ayudan a que avance cada vez más la derecha reaccionaria y su agenda.

Una y otra vez, el movimiento obrero y las luchas sociales han desviado su energía hacia la elección de candidatos demócratas, por lo que el partido se ha ganado el título de “cementerio de movimientos”. Una y otra vez, han surgido candidatos progresistas en las primarias demócratas para contener a la izquierda y luego llamar a votar por el candidato oficial.

Esto le permite al partido virar aún más a la derecha y seguir presentándose como la única alternativa a los republicanos. A pesar de su retórica socialdemócrata, Bernie Sanders también jugó ese papel. Los DSA, que organizan a decenas de miles de jóvenes radicalizados, todavía se niegan a romper con los demócratas.

Un obstáculo central al que se enfrenta la clase obrera estadounidense es la hegemonía política del Partido Demócrata sobre ella. Una tarea política central para los trabajadores de Estados Unidos es superar este obstáculo y construir un partido de la clase trabajadora. Los revolucionarios proponemos que éste sea un partido socialista, antirracista, feminista, ecologista e internacionalista.

En estas elecciones, se presentan dos candidatos presidenciales no capitalistas: Jill Stein del Partido Verde y Cornel West, un radical negro que se presenta de forma independiente. Sus campañas son pequeñoburguesas, no capitalistas, y su programa socialdemócrata está a la izquierda de cualquiera de los partidos del Nuevo Frente Popular (NFP) en Francia.

Instamos a los trabajadores a romper con la falsa opción del “mal menor” no votando a Trump o Harris, ya sea afirmativamente dando un voto crítico a Stein o West o, de forma menos visible, absteniéndose.

Después de las elecciones, nos encontraremos junto a los trabajadores y los oprimidos para resistir a quien gane. En el marco de esta resistencia, trabajaremos para avanzar en la construcción de un partido obrero independiente.

26 de octubre de 2024

Militantes y simpatizantes de la Oposición Trotskista Internacional y la Liga Internacional Socialista en Estados Unidos