Denuncias y dimisión de Íñigo Errejón. Socios inconsecuentes y un gobierno afectado. La derecha y la ultraderecha en campaña contra la mal llamada “izquierda”. Los avances de la lucha feminista no están exentos de debates. Que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos.
Por Flor Salgueiro
Primero las denuncias
La renuncia de Errejón mueve cimientos y recoloca en el tapete a las podridas estructuras del régimen. Transcurría el año 2023 cuando en la red social X una joven denunciaba tocamientos por parte de Errejón en un concierto llamado “Tremendas femfest”, realizado en Castellón. Posteriormente llegaron las elecciones y el escándalo se diluyó, hasta la semana pasada cuando una publicación en la cuenta de Instagram de la periodista Cristina Fallarás, recogió testimonios de un episodio de violencia machista, describiendo hechos sin dar nombres, protagonizados por “un político muy conocido” y “maltratador psicológico” hacia las mujeres.
Después las confirmaciones
Los interrogantes comenzaron a esclarecerse el jueves por la tarde cuando Errejón anunció su dimisión aduciendo una “contradicción entre el personaje y la persona”. Como corolario, la actriz Elisa Mouliaá acudió a la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer y denunció a Errejón por acoso y agresión sexual en 2021, afirmando que no se había sentido segura de denunciar antes.
Quien hasta hace pocos días se presentaba como gran defensor del feminismo ha dado sus propias explicaciones: “la exposición política y mediática genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo». Y afirmó que “había llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una organización que defiende un mundo nuevo…” La autoevaluación de Errejón parece la de un victimario que se victimiza.
No actuaron en consecuencia
El cínico Errejón se llenaba la boca en defensa de un feminismo que, obviamente, no practicaba. Sin ir muy lejos, en el 2023 y con relación al consentimiento, Iñigo declaraba: “A mí me preocupa que en algún punto se tenga que volver a esos juicios en el que son las mujeres las que tienen que demostrar cuanto se han resistido, porque hay muchas formas de abuso y hay muchas formas de violación, que no entrañan necesariamente violencia física, y que sin embargo, no por ello, son menos graves”.
Las actuales denuncias plantean un interrogante elemental ¿No sabían nada sus distintos socios políticos? Pablo Iglesias, con quien Errejón fundó Podemos, ha dicho que «No tenía ni buena opinión personal ni política de Errejón…” y que había puesto sobre aviso a Yolanda Díaz «Pero había muchas víctimas que no encontraban un espacio seguro para denunciar».
Por su parte desde Más Madrid, el partido en el que militó Errejón antes de hacerlo en Sumar -liderado por Yolanda Díaz-, se planteó que: “nadie, ni cargo del partido, ni militante, ni trabajador conocía las terribles acusaciones y denuncias de agresión y maltrato que estamos conociendo“ (…). Contradictoriamente, se vieron obligados a reconocer que “cometieron un error” porque tuvieron conocimiento de los acontecimientos en Castellón, lo hablaron con Errejón quien lo minimizó y “la denuncia anónima fue borrada de las redes sociales”, ante lo cual optaron por dar carpetazo al asunto.
Las organizaciones Más Madrid y Sumar han entrado en una fuerte crisis de credibilidad y las diferencias internas en Sumar han impedido hasta el momento designar un remplazante del exdiputado y vocero Errejón. Es un hecho que los reformistas “campeones del feminismo” institucional no actuaron en consecuencia para encaminar las denuncias, saber la verdad y actuar con ecuanimidad.
El gobierno de Sánchez afectado
Por su parte, el presidente Pedro Sánchez, cuestionado por la “trama Koldo” que desnuda una vez más la corrupción en el PSOE y el gobierno, también se ve afectado. Esto se debe a que ha quedado muy tocada la confluencia “progresista” de Sumar, que como mencionamos fue impulsada por Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, quien agrupó a veinte partidos en las elecciones generales de julio de 2023. Sánchez ha declarado que la legislatura se va a agotar a pesar de la nueva crisis y que: “Tenemos tiempo por delante y ya veremos cómo se articula el espacio a nuestra izquierda hasta el 2027”. Díaz, está abocada a la elección de un nuevo portavoz en medio de disputas internas con IU y Podemos, mientras Sánchez piensa en articular otro espacio que supere a Sumar.
La derecha oportunista y mentirosa
Un párrafo aparte merece la derecha y la ultraderecha del PP y Vox que son trinchera del antifeminismo. Por eso, el hecho de señalar al gobierno y a sus socios ante las agresiones de Errejón no los habilita para justificar sus posiciones reaccionarias contra el movimiento de mujeres. El presidente del PP aprovecha la “trama Koldo” y las denuncias a Errejón para profundizar su campaña contra la “izquierda”. Es importante señalar que el PSOE, Sumar, Más País, Los Comunes e IU, sólo para mencionar algunos ejemplos, participan de gobiernos burgueses, no sobrepasan los límites del sistema capitalista ni los del régimen del ’78 diseñado por el franquismo, con lo cual no son verdaderamente de izquierda.
No en nuestro nombre
El feminismo que defendemos conlleva a denunciar las agresiones y abusos que vivimos las mujeres. Ejemplos de ello han sido el Me Too, el #Niunamenos y el reciente #SeAcabó de las futbolistas españolas. Todos estos movimientos han logrado cuestionar esos comportamientos machistas que antes se daban por «normales», marcando un avance enorme.
Avances y debates
El escándalo del caso Errejón ha vuelto a abrir el intercambio de opiniones sobre temas que el movimiento feminista debate hace tiempo: violencia sexual, punitivismo y la organización del movimiento de mujeres. En tales casos, es fundamental que las denuncias se investiguen de forma transparente e independiente, sin exigir a las víctimas que presenten una denuncia penal para que sus palabras sean tomadas en serio. Las exigencias en redes de “si es verdad, denúncialo” desconocen que las víctimas tienen derecho a elegir si quieren acudir a la justicia o no.
Además, el método de denuncia anónima en redes plantea un nuevo interrogante ¿Es seguro este método o se presta a manipulaciones que pueden volverse en contra de las mismas mujeres? Por otro lado, confiar en la justicia patriarcal no otorga ninguna garantía, como lo muestran los casos recientes de activistas feministas perseguidas por manifestarse. La pregunta final es si es posible enfrentar al patriarcado solo desde las redes o con denuncias judiciales, o si es necesario que el movimiento feminista recupere la movilización en las calles.
Que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos
El feminismo anticapitalista combate la opresión de género y a la par cuestiona las bases del sistema capitalista que perpetúa la explotación y las desigualdades. No depositamos confianza en las “izquierdas” que se mantiene en los límites de régimen ni en la justicia patriarcal que lo sostiene. Lo fundamental es proteger a las víctimas, que se investigue imparcialmente y no haya impunidad, para lo cual, lo central es la movilización y no los vericuetos de la institucionalidad.
Además, hay que sacar conclusiones políticas sobre: la dimensión del abuso de poder en la superestructura burguesa, la formalidad intrínseca, las limitaciones del reformismo “progresista” que se mueve dentro del sistema capitalista y del régimen del ’78 y que la defensa consecuente de los derechos de las mujeres pasa por la movilización y la defensa del feminismo de clase, anti patriarcal y anti capitalista, que una sus reclamos con los propios de la clase trabajadora y con alternativas socialistas, revolucionarios e internacionalistas que enfrenten a la derecha sin caer en las trampas del “mal menor” de los reformistas.