La experiencia de los Cordones Industriales es sin dudas uno de los procesos más importante de la historia del movimiento de las y los trabajadores en el país, organismos clave que enfrentaron a la reacción golpista, pero fueron más allá al transformarse en verdaderos espacios de autodeterminación de la clase obrera, ejerciendo incipientemente los gérmenes de un doble poder, fundamentales para la transformación revolucionaria. El valor histórico de este proceso contado por sus protagonistas a 50 años del triunfo de la Unidad Popular y a 47 años del fin de la vía pacifica al socialismo producto del golpe militar, nos invita a las nuevas generaciones a sacar las conclusiones del proceso revolucionario chileno en la década del 70’, las limitaciones de la UP y que fueron los Cordones Industriales, poco estudiado y poco reivindicados, es por eso que desde el Movimiento Anticapitalista lo traemos al presente a través de una entrevista a Tomás Pizarro Meniconi, presidente del Cordón Industrial Recoleta en 1973.
Entrevistó Maura Galvéz – Bernabé por el Movimiento Anticapitalista.
Maura Gálvez – Bernabé: Estamos hoy día con un entrevistado muy importante para nosotres que recapitula uno de los procesos más importantes de la Unidad Popular, en la cual se fueron constituyendo organismos de las y los trabajadores, los Cordones Industriales.
Para hablar de esto está con nosotres, el compañero Tomás Pizarro Meniconi, quien fue presidente del Cordón Recoleta hasta el año 1973. Hola compañero ¿cómo estás?
Tomás Pizarro Meniconi: Hola, bueno, un saludo a toda la audiencia, a todas las personas interesadas en el rescate de la historia del movimiento obrero chileno, particularmente en este capitulo en el cual me correspondió en esa época ser participe de algo que no sabíamos que iba a tener la trascendencia hasta casi 50 años después, por cierto agradecido de todos los esfuerzos que hacen quienes valoran esta experiencia y al mismo tiempo, la quieren considerar como un referente de aprendizaje político para las nuevas generaciones, así que por lo demás disponible y naturalmente con mucho agrado.
Maura: Muchas gracias compañero, es un orgullo tenerte con nosotres hoy día contándonos de este momento tan importante de organización de la clase obrera. Queríamos saber para ir conociendo, tú fuiste presidente del Cordón Recoleta hasta el año 1973, si nos puedes contar como fue el proceso de construcción del Cordón Recoleta particularmente.
Tomás Pizarro Meniconi: Si, mira, en realidad la historia de los cordones es muy breve. El primero fue el Cordón Industrial Cerrillos que se formó entre julio y agosto del año 72 y luego en ese segundo semestre del año 72 se creó el Cordón Industrial Vicuña Mackenna. Había solo estos dos cordones industriales para el paro de octubre del año 72 y la respuesta de los cordones fue mantener las empresas funcionando en la medida que la reacción auspiciada por la CIA y el imperialismo yanqui era generar un boicot y descalabro en la economía, generando un desabastecimiento artificial.
La respuesta de estos dos grandes enclaves industriales a lo largo de la avenida Vicuña Mackenna y de la avenida Cerrillos fue que todas esas fabricas, todos esos sindicatos convinieron en un plan de incrementar la producción. Había demanda, la política del gobierno del presidente Salvador Allende fue de la de aumentar el poder adquisitivo, por lo tanto, toda la población podía comprar más y eso naturalmente, en la capacidad productiva que muchas veces eran malamente dañadas para generar este desabastecimiento e imputársela al gobierno, pero por otro lado había muchas posibilidades de comprar, pero los productos no eran suficientes. Entonces, la batalla de la producción fue una de las grandes consignas que los Cordones Industriales de Cerrillo y de Vicuña Mackenna dan como respuesta al paro de octubre cuando se hace evidente este boicot que generan las distintas organizaciones patronales, los Cordones deciden buscar que en otros sectores industriales se generase el mismo compromiso, en esto lo que hacen los compañeros de Vicuña Mackenna y Cerrillos es darse la tarea de ir a tomar contactos con otras empresas, yo trabajaba en la empresa Vía Sur, una empresa de transporte inter-provinciales, éramos la única empresa del área social que estábamos en la avenida Recoleta.
En la avenida Recoleta habían alrededor de 150 empresas de distintos tamaños, desde 50 trabajadores la más pequeña como la textil El Castillo o la más grande que eran la Curtiembre Beltrán y La Reborde que tenían unos 800 trabajadores, pero la única empresa del área social éramos nosotros. Los compañeros del Cordón Vicuña Mackenna nos citan, hablan con nuestro sindicato, esto fue alrededor de enero del año 73, después del paro de octubre y nos plantean que nosotros también debíamos crear un Cordón Industrial porque las empresas que estaban en la avenida Recoleta se situaban de la misma forma como en Cerrillos o Vicuña Mackenna. Al sindicato le pareció interesante que pudiéramos realizar este tipo de acciones porque ya habíamos realizado algunas en el paro de octubre, en particular nosotros como empresa de transporte mantuvimos todas nuestras maquinas rodando hacía el sur de Chile, naturalmente si había intenciones de parar el país, nosotros como trabajadores que también participábamos en la administración de la empresa decidimos que por ningún motivo íbamos a ceder a esta presión en perjuicio para la población y nos mantuvimos trabajando. Teníamos esa experiencia del compromiso y además porque era una empresa que tenía un proceso de administración conjunta con los delegados de la CORFO, que eran los ejecutivos de la empresa y desde nosotros, los sindicatos, porque teníamos dos, el sindicato de choferes y administrativos y el sindicato industrial. Éramos alrededor de 180 trabajadores del industrial y alrededor de 80 del administrativo, los dos sindicatos trabajamos juntos en la administración de la empresa.
Ante esta situación los compañeros del Cordón Vicuña Mackenna les pareció que teníamos las condiciones para demostrar también que estábamos en la batalla de la producción, pero al mismo tiempo nos encomendaban la tarea de organizar el Cordón Industrial y en el sindicato la directiva discutimos, conversamos el tema y me asignan a mí para ser el represéntate del sindicato de la empresa Vía Sur en el Cordón. También significó que la tarea de tomar contactos con las demás las empresas recayeron en mí porque teníamos la responsabilidad como sindicatos de una empresa del área social la de convocar al resto de los sindicatos. Es así como estuvimos aproximadamente unos tres meses y ya a fines de abril y principios de mayo teníamos constituido el Cordón Industrial Recoleta, el cual es creado por 51 sindicatos de todos los tamaños, éramos aproximadamente 30 mil, éramos un Cordón Industrial pequeño, Cerrillos tenía unos 200 mil trabajadores, Vicuña Mackenna tenía casi 500 mil. Nosotros éramos un Cordón Industrial pequeño. Sin embargo, el nivel de compromiso y de relaciones intensas con los compañeros que nos visitaban a menudo y nos apoyaban en distintas tareas, también nos pidieron que hiciéramos cosas y las hicimos, por ejemplo que pusiéramos nuestras maquinas al servicio de lo que en esa época eran las vacaciones populares.
Nacimos entonces en mayo del 73. Para el 1 de mayo ya éramos un Cordón Industrial, de los nuevos y pequeños y nos mantuvimos coordinados con los demás Cordones Industriales.
Maura Galvéz – Bernabé: Compañero y en ese sentido, habiendo nacido tan cerca del golpe y en un proceso convulsionado en el país ¿Cuál fue la política que impulsaron desde el Cordón Industrial Recoleta y cual fue la política de la UP en ese momento?
Tomás Pizarro Meniconi: La política de la UP para los trabajadores era absolutamente transferida por la vía de la CUT. La CUT tenía un compromiso total y dependiente de las políticas del Ministerio de Economía y naturalmente, del gobierno de Allende. Ellos no estaban viendo lo que veíamos nosotros, porque nosotros por ejemplo éramos muy críticos a la modificación del programa de gobierno que había propuesto construir un área social con 411 empresas que iban a ser expropiadas porque tenían características estratégicas y al mismo tiempo eran sensible para la economía del país. Y el Ministerio de Economía a manos del Partido Comunista -es por eso que había mucha relación con la CUT para implementar una política que fuese acorde a los dictámenes del ministerio- el Ministerio de Economía fue reduciendo las empresas a expropiar. Entonces, nosotros reclamábamos que se expropiaran todas las empresas que eran estratégicas y eran sensibles y eran justamente dónde había boicot por parte de la patronal. La contradicción principal surge ahí, nosotros nos comprometemos con la batalla de la producción, pero al mismo tiempo queremos decidir que se hace con esa producción, para nosotros era importante colocar todos los productos de las empresas en manos de la población que necesitaba porque se había provocado un desabastecimiento artificial y por otro lado también, se estaba haciendo un boicot a la producción.
En la pugna con el Ministerio de Economía y por lo tanto, también con la CUT, nosotros nos creímos totalmente dueños de los espacios que habíamos adquirido. Sí teníamos un consejo de administración de la empresa, por cierto que nosotros también íbamos a tener ideas para mejorar los servicios y no solamente acatar u obedecer lo que estaba mandatando el ministerio, no estuvimos de acuerdo con la reducción del área social y se lo hicimos ver a los compañeros de la CUT, también al Ministerio de Economía y ahí empezaron los roces. Nosotros habíamos nacido recién el 1º de mayo del 73 y teníamos de entrada un conflicto bastante severo porque los cordones nos proponíamos colocar todos los productos de forma directa en manos de gente que lo necesitaba, saltándonos los canales de distribución porque naturalmente ahí había los boicots, los cuellos de botella, el desabastecimiento. Nos interesaba llevar nuestros productos directamente, entonces se hacían ferias, se vendían en las calles. En esa época es notable a diferencia de los sindicatos actuales, nosotros teníamos decisión sobre cuota de producción, es decir en cualquier empresa, incluso en las que no eran del área social los sindicatos tenían cuota de producción y por lo tanto podían decidir que hacer con esa cuota, los economatos.
(Los economatos) eran un instrumento que se había conseguido por las luchas sindicales y la decisión que teníamos los sindicatos para el destino de estas cuotas era independiente de la voluntad del propietario de la empresa y esa cuota los sindicatos la sacaban a la calle, las vendían directamente, hacían acuerdo con las Juntas de Abastecimiento y Precio, con las Juntas de Vecinos, hacían acuerdos con otros sindicatos como también lo hacíamos nosotros, para el destino de estos productos.
Este poder de decisión fue de lo primero que tomábamos conciencia porque nunca había existido tal masificación de volúmenes de productos que podíamos coordinaros y decir oye, tal como nos decían los compañeros de la construcción de ejecución directa “préstennos un bus para ir a la playa” y nosotros decíamos “si, claro”, teníamos las condiciones y se lo facilitábamos. Otros compañeros, por ejemplo, de la industrial textil, Maisa, dónde hacían camisa y tenían una alta tecnología, trabajaban poliéster, nylon y cosas así, el sindicato decidió que iban aumentar la producción para que hubiera más camisas. Entonces la cuota del sindicato la negociaban también con otros sindicatos, nosotros comprábamos camisas, ropa. Ese tipo de solidaridad, ese tipo de decisiones, en el fondo, ese poder era lo más dinámico.
En la parte política es cuando nosotros nos vimos de cierta manera en ese afán, en ese sueño, bueno, no era un sueño, sino una decisión, pero veíamos que nuestra decisión chocaba con políticas gubernamentales porque nos pedían que hiciéramos frenar, es decir coloquen los productos en manos de un área social pequeña, ojo que las empresas que finalmente se expropiaron no alcanzaron ni las 41 que el gobierno decidió expropiar, de 400 a quedar menos del 5% de ellas. Por tanto, si no hay empresas del área social porque tendríamos nosotros que colocar en manos de los burócratas del Ministerio de Economía la distribución que podíamos hacer nosotros directamente. Esos fueron los choques. Ahora percibido a nivel cotidiano, la CUT lamentablemente y los partidos que estaban en ella nos catalogaron como paralelismo sindical, cosa que no era lo que hacíamos, seguíamos en la CUT, no estábamos haciendo otra central sindical, sino que nuestras decisiones a ellos les incomodaban, es decir nosotros tomábamos decisiones, no la CUT, no el Ministerio de Economía, ese fue el conflicto al nivel de cordones con el gobierno.
Maura Gálvez – Bernabé: Y en ese sentido, a 50 años del triunfo de la UP y a 47 años del golpe militar ¿Qué reflexión nos deja la experiencia de los Cordones Industriales para la actualidad?
Tomás Pizarro Meniconi: Lo que yo estoy convencido es que la principal lección es la solidaridad activa, es decir la solidaridad para nosotros no era una consigna, esto me ha marcado para siempre a lo largo de mi vida militante, las consignas no necesariamente expresan la realidad ni lo que tu puedes hacer. La economía solidaria por ejemplo que hoy se expresa en el comprando juntos, en las ollas comunes, en los trueques, en la entrega de productos que a ti te sobran para dárselo a alguien que lo necesite, todo aquello en la época de los Cordones era multiplicado por volúmenes increíbles. En esa época por ejemplo habían solamente dos detergentes y los dos detergentes los producía la misma empresa que hoy día está de moda porque van a reducir su presencia en Chile, estoy hablando de la Unilever, tenían dos detergente que lavaban igual pero tenían dos colores en el empaque, los trabajadores de Unilever no podían destinar su cuota de producción del sindicato para el abastecimiento directo, eso estaba en Cordón Barrancas, entonces fue una delegación de trabajadores de otros Cordones a decirles a los dueños de esa empresa, que era una transnacional, que tenían que hacer como el sindicato decidiera. Eso era una acción concreta, no era una frase, era una acción concreta, ir a pararse a la puerta de una fabrica otros dirigentes para decirles a los empresarios hagan como los trabajadores dicen. Ese tipo de acciones.
Bueno, si lo miramos en esta época tenemos una organización sindical muy reducida, no alcanza a ser el 10% de toda la masa trabajadora, lamentablemente la industria de la consciencia, que es la mejor que funciona en Chile, es lo que ha hecho que muchas personas sientan que el individualismo a ultranza es una manifestación de libertad, eso naturalmente no ayuda a la solidaridad. Ahora en esta época las cosas que se manifiestan como importante no es preocuparte por el bien común, es preocuparte por tu propia individualidad, lamentablemente esto ha sido generado por la industria de la consciencia.
Lo que sí se puede rescatar hoy en día, lo voy a decir de una forma grotesca, me parece bien que existan cuatro centrales sindicales, porque esa diferencia que hay entre las cuatro centrales sindicales por lo menos manifiesta que hay un debate de cual de ellas puede mejorar las condiciones para que se fomente el sindicalismo. El fomento del sindicalismo también pasa porque las centrales sindicales dialoguen entre ellas, incluso discutan, debatan porqué es mejor una que la otra. Estoy hablando de la Central Autónoma de Trabajadores, estoy hablando de la Central Clasista, de la Central General de Trabajadores, incluso de la CUT. Pero ese dialogo, el hecho de que no exista, no significa que no haya expresiones del sindicalismo incipiente, con dificultad. Porque si hay uno de los grandes logros del golpe de estado es haber hecho desaparecer completamente la organización de la clase trabajadora. Hay muchas modificaciones, distintas organizaciones de la sociedad civil, juntas de vecinos, ONG’s, las que tu quieras, pero de sindicatos, después del acuerdo para terminar la dictadura se ha impedido. Se han fomentado artilugios absolutamente contraproducente al sindicalismo, por ejemplo los sindicatos de trabajadores independientes, lo que conozco acá, los sindicatos de trabajadores de la construcción o de pescadores, en el fondo son micro empresas disfrazadas de sindicalismo. Pero esa distorsión la propiciado el Estado porque no les interesa que haya sindicalismo que propicie consciencia sobre el destino del propio trabajador y eso es lo que las nuevas generaciones deben comprender, un sindicato no es solamente una organización para conseguir una mejor negociación colectiva o un mejor sueldo, un sindicato es una fraternidad dónde las personas convivimos por más de 8 horas día a día con nuestros congéneres, con los demás compañeros de trabajo, con los colegas en la línea de producción, con las personas que nos rodean y esa forma de vivir también es parte del sindicalismo y en eso el esfuerzo por hacer cualquier sindicato es bueno, independiente que tengan distorsiones en su proceso, pero a la no existencia, naturalmente es mejor que exista algo, pese a las dificultades que vive hoy el sindicalismo de no tener contrapartes a las cuales generar diálogos de como es mejor organizar la producción para producir el bien estar o la satisfacción más básica de tener un producto que alguien lo generó con su trabajo.
Maura Gálvez – Bernabé: Compañero, agradecerte este relato de una parte tan importante de la historia a la cual las nuevas generaciones aún nos aferramos, teniendo claridad que la emancipación de la humanidad será obra de las y los trabajadores y esta experiencia impresionante, no tan solo para Chile, sino a nivel mundial, como tu bien decías al inicio a querido ser solapada, no se encuentra en ningún acto en septiembre, no se muestra, en ningún momento de la historia aparece lo que fue la experiencia de los cordones industriales, algo que nosotres queremos traer al presente, no solamente por la experiencia de lucha de lo que significó y el aprendizaje que significa para todas y todos nosotros, sino que también para ver de que manera podemos tomar de ese hilo rojo de organización de la clase para aplicarlo hoy día en un mundo en crisis, en un capitalismo en crisis, en dónde la organización de las y los trabajadores se vuelve fundamental. El desarrollo creativo y democrático que desarrollaron los cordones industriales sin dudas es una experiencia enorme para las nuevas generaciones, así que agradecerte muchísimo este espacio, esperamos seguir en contactos y seguir yendo a esa fuente de la historia para traerla al presente, muchas gracias compañero.
Tomás Pizarro Meniconi: Gracias a ustedes también y esperando que este intereses por el rescate de la memoria histórica de la clase trabajadora se incremente, abunden este tipo de charlas, abunden nuevos testimonios y por cierto, que la documentación que hoy día surge con mucha más fuerza también crezca y abunde, porque es justamente la forma que se puede transmitir para las nuevas generaciones lo que ha sido esta breve pero muy intensa experiencia como uno de los más valiosos episodios de la clase trabajadora chilena, gracias a ustedes.