Por Camilo Parada Ortiz y Maura Fajardo Gálvez, Movimiento Anticapitalista
El calendario electoral en Chile avanza en medio del debate para aplazar las megaelecciones producto a la segunda ola de Covid19. Su dinámica está marcada por los elementos generales de la etapa abierta por la rebelión de Octubre de 2019, una profunda crisis del gobierno de Piñera y del régimen de los 30 años. Esto, que se ratificó en el aplastante triunfo del Apruebo en el plebiscito del 25 de Octubre de 2020, marca la tónica general del momento.
En este contexto, la mirada está puesta en las elecciones presidenciales de noviembre de 2021, y las elecciones a constituyentes serán una vara para medir lo que viene y por lo tanto, las disputas internas del régimen reflotan por la posibilidad de aplazar las elecciones de constituyentes, alcaldes y concejales previstas para el próximo 10 y 11 de abril. Los distintos componentes de la derecha y la “centroizquierda” mueven sus fichas en el tablero electoral. Intentan mejorar su posicionamiento relativo al interior de cada bloque, pero también recomponer el régimen a través de la reorganización de dos bloques que polaricen en el centro y contengan cualquier expresión más radical. Por el lado de la derecha, Chile Vamos incorporó al Partido Republicano de Jose Antionio Kast, el “bolsonaro” local. Mientras tanto, en la “centroizquierda” se multiplican las candidaturas y se discute un frente desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista.
En este sentido Daniel Jadue, del PC, quien hoy lidera las encuestas sostuvo: “Nosotros no hemos vetado a ningún partido y no hemos vetado a ningún candidato y estamos disponibles a hacer primarias con todos, entendiendo que hoy día tenemos una voluntad transformadora que debe expresarse nítidamente, por lo tanto, los que quieran ser parte de un proyecto como ese simplemente tienen que manifestarlo con nitidez y nosotros vamos a estar abiertos a participar”. En el mismo sentido se expresó Gabriel Boric del Frente Amplio: “Yo tengo toda la disposición de reunirme con quien sea necesario para poder generar esta unidad que se necesita para que la derecha no siga gobernando”.
¿Derrotar a la derecha o reconstruir la Concertación?
Desde su lanzamiento oficial como candidato hace pocos días, Boric se ha transformado en uno de los principales voceros de la política “unidad contra la derecha”. Al concluir la votación del Royalty minero, por ejemplo, lo sintetizaba así en su cuenta de twitter: “Acabamos de aprobar en primer trámite proyecto que establece Royalty Minero. Mayoría de la UDI, RN y Evopoli en contra. La gran mayoría de la oposición a favor. ¿Tenemos diferencias? Si. Pero hay cosas más grandes e importantes para Chile en que podemos avanzar juntos”. Confirma así la evolución de una fuerza política que en sus orígenes decía cuestionar a todo el régimen y en el momento de su máxima crisis, desde Octubre de 2019 hasta hoy, se ha transformado en uno de sus principales sostenes (Pacto), y apuesta a su regeneración.
Los límites de esta política son claros. Bajo la bandera de derrotar a la derecha, se termina construyendo una coalición con los mismos que gobernaron junto a la derecha en las últimas tres décadas y que fueron arquitectos de la salida pactada de la dictadura. Más que un “gobierno del cambio” como el propugnado por el Frente Amplio, el resultado será una administración dentro de los marcos del régimen. Ya lo demostró el gobierno de la Nueva Mayoría. El propio debate del Royalty minero es una muestra de la orientación que proponen. Un impuesto del 3% disfrazado de la épica de la recuperación del cobre. Es decir, pequeñas reformas que no alteran en nada sustancial el modelo político y económico. Este camino, además, conduce a una creciente adaptación a los cánones de políticos del régimen de los 30 años. No fue casual que, interrogados por la condición de Mauricio Norambuena, Jadue y Boric coincidieran con la candidata del PS, Paula Narváez, en negarle el estatus de preso político.
Reeditar un proyecto como la Concertación, aún en una versión maquillada por izquierda, no implica avances en los derechos de las mayorías sociales, y tampoco es efectivo para derrotar a la derecha. Por el contrario, en las dos ocasiones que la derecha ganó las elecciones fue precisamente por el desgaste de la “centroizquierda”. Fueron 20 años de gobiernos de la Concertación los que reforzaron y ampliaron la arquitectura del modelo neoliberal. Enfrentados a la rebelión de los “pingüinos” en 2006 respondieron con represión, ahondando aún más el desencanto. Así abrieron las puertas a Piñera en 2010. Luego de que la derecha fuera holgadamente derrotada en las elecciones de 2013, y con control de ambas cámaras del Congreso, el gobierno de la Nueva Mayoría incumplió todas sus promesas y condujo al retorno de Piñera al gobierno.
La rebelión de Octubre de 2019 puso en retirada a la derecha, y abrió la posibilidad de asestarle una derrota histórica. Sin embargo, estos partidos corrieron a su auxilio en el Pacto. Hoy, al proponerse rescatar el maltrecho régimen, vuelvan a hacerle el juego a la derecha.
¿Qué proyecto necesitamos?
La etapa abierta por la rebelión de Octubre de 2019 trae oportunidades y desafíos históricos para quienes luchamos por una transformación social radical. Hay condiciones objetivas para crear una nueva referencia política de la izquierda, un tercer espacio frente a la derecha y los intentos de refundar la Concertación/Nueva Mayoría. Una alternativa que de forma organizativa al programa de Octubre contra todas las fuerzas del Pacto y el Régimen.
Hay quienes argumentan que esta tarea pasa por formar un frente antineoliberal que unifique la izquierda del régimen, el FA y el PC, junto a las diversas expresiones de la izquierda radical y revolucionaria. Sin embargo, ambas fuerzas han dado muestras claras de sus límites. El FA impulsó el Pacto y el PC desmovilizó para dejarlo correr. Durante la pandemia votaron la ley de “Protección al Empleo” que descargó la crisis sobre la clase trabajadora. Y ahora buscan reconstruir una Concertación 3.0. Nada progresivo saldrá de este camino.
Desde el Movimiento Anticapitalista, apuntamos a crear una alternativa de la izquierda radical y revolucionaria. Por eso ante el proceso constituyente llamábamos “a conformar un gran frente político de la izquierda anticapitalista bajo un programa clasista que se presente en las elecciones, pero también impulse la movilización. Una voz independiente que supere al reformismo y prepare el camino unitario para que gobernemos quienes nunca hemos gobernado”.[1] Lamentablemente, esto no se materializó porque hubo sectores que privilegiaron su autorreferencia o la búsqueda de acuerdos con sectores reformistas.
La elección presidencial representa una nueva oportunidad para construir este frente político de la izquierda anticapitalista. Desde el Movimiento Anticapitalista seguiremos apostando en este sentido, al tiempo que construimos nuestra corriente anticapitalista, feminista, socialista y revolucionaria, en todas las luchas y en la pelea electoral impulsando la campaña de Maura Fajardo Gálvez en el Distrito 12 y Camilo Parada Ortiz en el Distrito 10º a la Constituyente, impulso que es acompañado junto a la militancia internacionalista de la Liga Internacional Socialista (LIS) al estar presente con una brigada para fomentar estas ideas al servicio de transformar todo. Te invitamos a sumarte a esta pelea.
[1]http://anticapitalistas.cl/2020/10/16/confiar-en-los-partidos-de-siempre-o-impulsar-una-nueva-izquierda-anticapitalista/